El respeto es un valor universal que todos deberíamos practicar sin restricciones. Sin embargo, hay quien lo imponga sobre sí sin tener en cuenta a los demás, reivindicando un derecho no conoce aproximación o empatía. Porque el respeto es ausencia de explotación y si alguien no es capaz de ofrecerlo, tampoco podría exigirlo. La etimología de las palabras siempre nos enseña cosas sabias. En este caso, si se investiga las raíces de la palabra "respeto" nos encontramos con el "respeto", que deriva, a su vez, de "specere" que significa volver a mirar, revisar y ante todo "tener la
sabiduría para ver algo en su esencia o en su individualidad. Sin respeto se pierde todo: el amor, la honestidad, la integridad ... Pocos valores son tan esenciales como saber respetarse unos a otros, con nuestras diferencias y particularidades. Todos ya sentimos en la propia piel un momento en que no fuimos respetados en algún aspecto. Las injusticias ocurren en todos los ámbitos: familia , escuela, trabajo, relación a dos ...
Es necesario reflexionar un poco más sobre eso, porque, como dijo Kant en cierta ocasión,
con el respeto, la dignidad es desarrollada por sí misma y por aquellos que nos rodean. El respeto comienza siempre en nosotros mismosEl respeto comienza siempre en nosotros mismos, porque cuanto mayor es nuestro nivel de autoestima, más respetamos a los demás. Puede parecer obvio, lo sabemos
, pero no es porque las cosas son lógicas que las practicamos siempre, como ocurre en ese caso. La capacidad de respetarnos de manera íntegra y auténtica supone ser capaces de desarrollar los siguientes aspectos:
Tener una actitud positiva hacia nosotros mismos, reafirmando nuestro valor personal y, aún, sabiendo actuar con equilibrio de acuerdo con nuestros valores y las necesidades. El respeto por nosotros mismos es saber que tenemos el derecho de ser felices, de defendernos ante las injusticias, de tener espacio propio y una opinión a ser oída. Es necesario, también, sentir que somos merecedores de cada cosa que alcanzamos, fortaleciendo nuestra autoestima y, a su vez, siendo responsables por cada triunfo, por cada decisión tomada e incluso por cada error cometido. Si entendemos e interiorizamos cada uno de estos aspectos, tendremos conciencia de que aquellos que están delante de nosotros también merecen las mismas cosas.Porque quien es incapaz de respetarse no sentirá nada a la hora de lastimar a los demás.
- La falta de respeto o la incapacidad de "ponerse en el lugar de los demás" Erich Fromm trató de forma muy completa el tema del respeto en su libro "El arte de amar". Para el célebre filosofo, humanista y psicoanalista, ese término nunca podría partir del miedo o de la imposición. Si respetamos a alguien, no debemos hacerlo por miedo o sumisión , como ocurre en algunas relaciones entre padres e hijos, o incluso en las relaciones amorosas.
- El respeto no se compra ni se vende, tampoco se da: el respeto se gana.Compartir
- Respetar debería ser, en realidad, una actitud practicada desde la admiración:
"yo lo respeto porque admiro su forma de ser, porque lo conozco y tengo empatía por ti. Obviamente, sabemos que esto no siempre sucede y que muchas veces debemos afrontar este tipo de conducta.
Hay quienes creen que poseen los mejores valores, las mejores actitudes
y, por eso, exigen un respeto casi reverencial, minimizando los derechos de los demás. Quien no se respeta a sí mismo, quien carece de iniciativa, autoestima, necesita que los demás le muestren respeto para tener poder, para alimentar el ego de sus propias carencias. Son comportamientos muy destructivos.Respetar es, por encima de todo, aceptar a los demás de la forma en que son, siendo a su vez sensibles a sus necesidades. Si la persona carece de empatía y es incapaz de ponerse en el lugar de los demás, será imposible que ella produzca esa aproximación, ese acto de humildad y tolerancia.
Practicar el respeto no cuesta nada y hace muchoRespetar a los demás es el valor intrínseco más noble que podemos practicar en el día a día.
Ahora, como hemos señalado anteriormente, nunca debemos ofrecerlo por sumisión o porque nos ha sido impuesto. Todo el acto sincero debe ocurrir a partir de la libertad del propio corazón, nunca a partir del miedo. Respetar es tolerar pensamientos diferentes de los nuestros, es aceptar que existen otras formas de entender el mundo y que todas ellas son igualmente legítimas. Si no admitimos que nuestros hijos tienen opiniones e iniciativas propias, estaremos impidiendo su crecimiento personal y, consecuentemente, estaremos actuando con falta de respeto. Por su parte, la pareja que nutre, desde el principio, la igualdad, la honestidad y la complicidad por las pequeñas cosas, construye una relación sana y, sobre todo, feliz. Porque debemos depositar respeto, debemos depositar armonía, en cada persona que entra o pasa por nuestra vida y, además, por cada animal y por la propia naturaleza.
- Porque el respeto es la esencia de la nobleza, ese don debe definir siempre al ser humano ...
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Imágenes cortesía de Claudia Tremblay