Romantismo en los días de hoy

Romantismo no es abrir la puerta del coche. Es abrir las puertas del corazón. El romanticismo no es sostener las manos del otro. Es sujetar sus emociones y cuidar de ellas. El romanticismo no es recitar poemas de Shakespeare. Es crear sus propios poemas. El romanticismo no es ser un gran conquistador, ni una mujer que sueña con príncipes montados en caballos blancos. Es creer en alguien real, que te ama aun cuando está de mal humor, aun cuando no está en su forma perfecta, y cuando llega en su vida sin caballo ni carruaje, pero con ese brillo en los ojos que hace temblar las estructuras. El romanticismo no es decir lo correcto; es decir cosas equivocadas de la manera correcta.
Es ser sincero y gentil, especialmente en el momento de las críticas, en los momentos más difíciles, cuando todo parece desmoronarse. El romanticismo es hablar en un tono normal con la persona que amamos cuando queremos gritar. Es saber eludir situaciones en que hay discordancia y desentendimiento, silenciando, para no romper el eslabón de confianza y respeto en que se basa el amor de su vida.
Es despertar por la mañana y sonreír sin tener motivo, por el simple hecho de poder contemplar el rostro del otro, un día más.

Es saber parar, cuando se quiere destruir como una avalancha. Es acariciar cuando el otro lo necesita, incluso sin saberlo. También es alejarse cuando la necesidad es de un momento de privacidad, tranquilidad, o simplemente, cuando desee quedarse solo.

Es ser el amigo a la hora de la conversación, el compañero a la hora de la soledad, el amante en el momento de la pasión. Es ser usted mismo sin disfraz

, artificios y mentiras, incluso al principio de la relación. Eso es un tremendo caballerismo. El romanticismo, en los días de hoy, no es ser el hombre perfecto o la mujer de los sueños. No es salvar a la doncella de un peligro, o ser aquella mujer fatal, de piernas largas y cabellos largos flotantes. Hoy, el príncipe puede caminar a pie, y ser un verdadero galán. La princesa puede tener cabellos cortos, espetados e indomables, sin embargo, poseer una feminidad absurda y elegante. Atributos de personas reales, no ficticias. No es necesario que la deja pasar por delante, pero permitir que siga adelante. Ella no tiene que ir a la cocina en nombre del romanticismo, si no le gusta cocinar; él debe admirarla por otras cualidades, como, por ejemplo, trabajar tanto como él, ser madre y esposa. Él no está obligado a pagar todas las cuentas, si ella también puede pagar. Que los pagos sean en común, por objetivos compartidos: esto sí es romántico y altruista.

Romantismo, en los días de hoy, es hacer de todo una oportunidad única para estar con el otro Es conectar en el medio del día a su esposa imperfecta, diciendo que se echa de menos y que va a hacer la cena hoy; es hacer una gentileza inesperada a su esposo, especialmente cuando él está nervioso o abajo.Es estar en medio del tránsito o de una reunión aburrida, deseando ardientemente estar en casa con la persona amada.

Es estar allí cuando dice que estará, es gustar de su familia, no por obligación, sino porque es suya y contiene vestigios suyos; es querer tener hijos con usted, para experimentar ese vínculo sagrado por el resto de la vida con la persona que más ama; es tomar en su mano cuando es decir algo importante, y mirar cuando usted tiene algo que decir (sin mirar la televisión);

es amarte con ternura, no sólo físicamente, sino espiritualmente; es tener gusto de reír junto y no separado.

Es viajar con el otro a cualquier lugar, incluyendo los confines de sí mismo.

Entonces, usted se considera un romántico (a)? No es difícil, no es complejo, basta un poco de esfuerzo personal. Una pizca de empatía, paciencia y un corazón dispuesto.

Si falta algo? Ah, claro, un gran amor, completo y definitivo, sin ninguna sombra de duda.