Estigmatofilia: la atracción sexual por los piercings y los tatuajes

Hay piercings y tatuajes de todo tipo: con varias formas, tamaños, dibujos, colores ... Y se pueden colocar en cualquier parte del cuerpo. Hablamos sobre la pasión por los piercings y los tatuajes, una moda que, si produce una atracción sexual, se llama estigmatofilia.

Estos tipos de personas sienten una atracción sexual por las perforaciones, los tatuajes o las cicatrices corporales. Por eso, ellas necesitan contemplar, acariciar o tocar una piel tatuada o un cuerpo lleno de aros.

La criptonita de la estigmatofilia

Actualmente, colocar piercings o hacer tatuajes por el cuerpo es una moda que atraviesa fronteras y tiene un significado especial entre los jóvenes y los adolescentes. Gracias a eso, conocemos casos curiosos de este fetiche, desconocidos para la gran mayoría de nosotros.

Para las personas con estigmatofilia, es suficiente encontrar a alguien en la calle que tenga un dibujo o una perforación en la piel para sentir deseo de abordarlo automáticamente.

Esto no significa que sientan el deseo de tocar en todo lo que tienen tinta o que quieran besar orejas perforadas, pero simplemente que son atraídas por las personas que las usan. Hay también algunos casos en que estas personas sienten predilección por los tatuajes o los piercings, no por ambos. De esta forma, sienten indiferencia y ninguna señal de excitación sexual por las personas que no son tatuadas, perforadas o sin marcas en la piel.

Para algunos, esta se considera una parafilia ...

Muchos expertos consideran este comportamiento como un tipo de parafilia. Es decir, un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente del placer viene de objetos, situaciones, actividades o individuos peculiares o inusuales. Para sentir excitación sexual, estas personas necesitan un contexto y elementos muy particulares. Dentro de esta parafilia, algunos especialistas en psicología sostienen que esas personas son atraídas por el sufrimiento causado por el tatuaje o la perforación. Es decir, es el dolor ajeno que, de alguna forma, provoca la empatía y la simpatía.

... para otros, puro fetichismo

Otros profesionales creen que este comportamiento puede ser similar a la excitación que algunas personas sienten por pies, zapatos, lencería, fantasía, caderas prominentes, olores o labios carnosos. Por eso,

prefieren hablar de la estigmatofilia como un comportamiento fetichista. Esta perspectiva cree que piercings o tatuajes no son necesarios para que estos individuos sientan atracción sexual. Pero, si estos elementos están presentes, su placer es radicalmente maximizado. Sin embargo, si no lo son, tendrán relaciones satisfactorias de la misma forma.

¿Es una desviación sexual?

Aunque puede causar rechazo social,

la estigmatofilia no se considera una perversión o enfermedad mental, porque no implica ningún daño a la otra persona o modifica su comportamiento. Para considerarlo como un trastorno psicológico, dos condiciones deben ser atendidas. La primera es que una persona lastimar a la otra. El segundo, que este comportamiento causa angustia o incomodidad persistente en la persona con estigmatofilia.En este caso, la estigmatofilia no causa sufrimiento, ni para la persona que siente atracción y ni para aquellos que son el objeto de ese deseo. Por lo tanto, y aunque cada caso sea único, no se trata de un deseo irreprimible y pervertido que necesita ser satisfecho con la realización del acto sexual.

¿Por qué atracción por piercings y tatuajes? La explicación puede ser antropológica, ya que tanto los tatuajes como los piercings son prácticas ancestrales. Desde la Roma clásica, los soldados y guardias de César usaban aros en sus pezones. Además de accesorios de sus ropas, ellos eran un símbolo de su virilidad y coraje. En otras culturas y civilizaciones antiguas, las pinturas tribales o perforaciones en las orejas o en otras partes del cuerpo están o estaban íntimamente relacionadas con el concepto de belleza. En realidad, muchas de ellas fueron identificadas en muchos ritos, especialmente relacionados a la adolescencia.

Demostración de nuestra personalidad

Además de ser una cuestión de estética, un tatuaje puede traducir múltiples circunstancias y experiencias: desde las emociones, momentos cruciales en la vida de esa persona, creencias, ideales religiosos y eventos o personas importantes que marcaron su desarrollo . No son meramente decorativos, sino que transmiten nuestra identidad. Por esta razón, podemos entender que los estigmatofílicos se sienten atraídos no por el diseño del tatuaje, sino por su contenido y significado; por lo que representan y expresan sobre la persona que los lleva. A veces, pueden ocurrir casos curiosos. Por ejemplo, muchas personas que son atraídas por esos elementos no los cargan en sus propios cuerpos. Por otro lado, algunas de las áreas del cuerpo preferidas son la lengua, los labios, los pezones y los órganos genitales. Entonces, si usted siente que su corazón se acelera cuando conoce a alguien con piercings o tatuajes ... ¡considere un estigmafílico!