No es necesario herir para enseñar, ni sufrir para aprender

Para enseñar las bellezas de la vida no son necesarios los gritos, las malas palabras o los gestos duros. No es necesario sufrir para saber el sabor de las alegrías, de lo contrario, la felicidad parecerá una estrella inalcanzable.

Es posible que su infancia haya sido un escenario marcado por una educación autoritaria y severa. Si es el caso, usted sabrá por experiencia propia que lejos de obtener buenos aprendizajes, lo que quedó, probablemente, fue la marca de las muchas carencias afectivas, de la falta de caída y de la falta de reconocimiento.

Educar es un arte que se teje a través de los afectos, de las emociones y de la inteligencia sutil que entiende que enseñar es aprender dos veces, y que el aprendizaje necesita ser siempre un placer.Compartir

Hay quien le guste decir que"la mejor enseñanza viene a través del sufrimiento". En realidad, esta idea es un poco extremista y no se puede aplicar como regla. El haber sufrido nos enseña, sin duda, el valor de ciertos aspectos, nos ofrece estrategias y nos muestra a menudo qué camino tomar y cuáles evitar.

Ahora, el aprendizaje de la vida va siendo dado por el tiempo y la experiencia, pero si partimos de una base segura, es decir, partimos de una infancia sana, en que sabemos lo que significa construir vínculos fuertes y felices, ruta. Enseñar no es sólo transmitir conocimiento y normas. Para enseñar no es necesario sufrir, ni recibir gritos y represiones: enseñar es educar en emociones para ser fuertes en la vida. Enseñar es el arte de fomentar la curiosidadPor supuesto que ninguno de nosotros tiene la poción mágica para dar felicidad auténtica y duradera a nuestros hijos. Ahora, una cosa que no debemos olvidar es que

para educar es preciso entender, intuir y principalmente "construir". La felicidad, el respeto y la alegría también son claves para el aprendizaje de la vida, porque nos enseñan a ser fuertes, porque nos hacen entender aquello por lo que vale la pena luchar y, sobre todo, preservar.

Compartir Quien no conoció la felicidad en su infancia no puede ver la vida sin desconfianza y temor

. El sufrimiento en los primeros años de vida, lejos de enseñar, limita el buen desarrollo del niño. Esto es algo a considerar.Crecer con miedo implica vivir con un alto nivel de estrés y ansiedad. Un cerebro con alto nivel de cortisol no se desarrollará de forma adecuada y no absorberá las enseñanzas correctamente.

La enseñanza que se da de forma severa no deja huellas, deja una cicatriz en el alma que perdura. Y toda emoción negativa internalizada en la mente y en el corazón de un niño implica una carencia y una herida para el adulto de mañana. Para enseñar no es necesario imponer, no hay que levantar la voz o prohibir: hay que fomentar la curiosidad. Paulo Freire decía queeducar no es transmitir conocimiento, sino crear posibilidades para su producción.

  • Y eso sólo podrá alcanzarse mediante una inteligencia emocional adecuada, mediante el respeto y un cariño sincero que acompañe al niño siempre.
  • Para enseñar es necesario educar el corazón A menudo nos esforzamos en enseñar a los niños conceptos que ellos mismos pueden encontrar en los libros, en Internet y que, ciertamente, no les serán útiles el día de mañana.
  • Necesitamos enfocarnos en enseñarles a amar, a ser libres, a reflexionar, a conocerse a sí mismos ... Poco nos servirá educar a los niños en matemáticas o en geografía, si antes no facilitamos que sean felices, que aprendan lo que es la empatia o cómo administrar sus momentos de rabia o tristeza. Compartir


En realidad, esto es algo que deberíamos tener en mente todos los días a través de estrategias como las siguientes, a pesar de ser mucho más fácil enseñarles la tabla que desarrollar su autoestima:

Siempre promueva una educación democrática en casa, donde sea posible el diálogo, la comunicación y donde cada regla sea comprendida por el niño. No se trata sólo de imponer, sino de hacerla entender que en casa, como en la sociedad y en la propia vida, existen límites y responsabilidades. Nunca olvide que los primeros años de vida de un niño son sus raíces

y la forma en que entender el mundo en el futuro. Si hay un ambiente de gritos, miedo, si se siente incomprendido, mañana será un adulto que va a "buscar defenderse" del mundo.Comprenda el lenguaje emocional de sus hijos,

comprenda de qué manera encaran la rabia, sus tristezas, cómo interactúan con el resto de las personas. Propicie un entorno basado en la confianza, donde no exista la sanción arbitraria, la burla, o la ironía.

  • Siempre eduque a partir de la alegría de vivir, use el refuerzo positivo y la proximidad de quien sabe entender, de quien protege y al mismo tiempo incentiva la independencia, la madurez y la felicidad. Compartir
  • Imágenes cortesía de Marie Descombs, Art Graphic Estele