Ganar, perder, reír, llorar, abrazar con emoción, cerrar los ojos en soledad ... La vida es un ciclo que no tiene fin, que fluye, corre y que se escapa de las manos aunque quiera retenerla. Como la juventud, como ese amor eterno que una vez nos vendieron y que siempre tuvo en la verdad, fecha de validez.
La vida es un difícil equilibrio entre preservar y dejar partir, una ley que nadie enseña y para la cual no hemos sido preparados y que, sin embargo, vamos aprendiendo callados con el tiempo. Desde pequeños somos protagonistas de esos acontecimientos que nos marcarán para siempre. Aprendemos, por ejemplo, queexisten diferentes tipos de pérdidas.
Sin duda usted se acordará de aquellos amigos que fueron a vivir en otras ciudades y que usted nunca más vio y también de la muerte de algunos de sus familiares o incluso animales domésticos, y usted estableció una separación dolorosa que jamás logró superar. La vida tiende su propio equilibrio de ganancias y pérdidas, cosiendo distancias que nunca podrán alcanzarse, pérdidas que tendremos que asumir para un aprendizaje personal, el más solitario de todos.
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Hablamos a continuación de esta ley implícita de la cual todos deberíamos ser conscientes.Para "preservar" hay que saber reconocer lo que se tiene. El dolor de la pérdida es, en realidad, el valor y todo el amor actual que usted dirige a lo que le rodea. Nadie llora, por ejemplo, por algo que no ama; nadie siente el vacío de algo que anteriormente no tenía en su interior. Así, en este equilibrio vital que la vida establece, es necesario primero saber reconocer todo aquello es valioso para sí.
Aprende a valorar todo lo que te rodea, mira a los ojos de aquellos que te gustan. Siente la simplicidad del día a día y viva cada momento como si fuera el último.
Ninguno de nosotros sabe cuán larga o cuán fugaz será su "parcela" de vida, o incluso la de los demás. ¿Qué tal aprender a disfrutar más del presente y del "aquí y ahora"?
A veces es difícil; hay momentos en que nos vemos llenos de preocupaciones y obligaciones, enfocamos la mirada en el pasado y nuestras expectativas en el futuro
, dejando el presente de lado, como si no existiera. Como si no nos hubiera abrazado en este preciso momento.
A veces somos criaturas enfermas de nostalgia, y más, según dicen muchos psiquiatras, el cerebro humano pasa gran parte de su tiempo evocando recuerdos.Lo que es peor, hay quien caiga en esos pensamientos obsesivos que lo atan ciegamente a ese fracaso de ayer, en ese error del pasado.
Lo que perdió ayer ya no existe. Déjelo ir, asuma y acepte. El dolor de ayer es una puerta por la que hay que pasar para reencontrarse con lo que usted es ahora, alguien más humilde y sabio que merece ser feliz de nuevo."Dejar ir" para llegar al equilibrio
"Dejar ir" no es sólo asumir una pérdida o un fracaso. Es también madurar, intercambiar algunas ideas por otras, crecer internamente e incluso confrontar sus propios valores. Compartir A veces asociamos la idea de "dejar ir" a tener que aceptar un fracaso emocional o una pérdida personal, cuando en realidad practicamos este concepto a lo largo de toda nuestra vida. La madurez es concebir nuevas ideas e incluso confrontar sus propias palabras de otrora ...
El niño que usted tuvo que desafiar al adolescente que pedía más derechos, más libertades. El adulto entendió después que no todo es libertad, que también existen responsabilidades. La persona que has estado desde hace años no es igual a quien ves hoy en el espejo.
El aprendizaje vital, emocional y el simple cotidiano le hizo desprenderse de cosas y asumir nuevos conceptos.
Como se ve, cada uno de nosotros "deja ir" pequeñas cosas cada día. Sin embargo, las mayores son siempre más dolorosas. Por ejemplo, ¿cómo dejar de partir de su mente y de su corazón a una persona que antes llenaba todo su universo?Existen vacíos que duelen y se enfermen
, agujeros donde es posible perderse si usted no es capaz de desprenderse de lo que le causa más dolor que beneficio. No se aferra a algo que le causa dolor y que no funciona. No tire de lo que no quiere ceder ... Deje partir; la vida continuará fluyendo y le traerá más opciones. Más oportunidades.