Sin cambiar los hábitos no conseguiremos cambiar la vida

Nuestra vida está hecha de hábitos. El paso de los días está repleto de comportamientos repetitivos. Actuamos de forma automática, los hábitos nos liberan continuamente de tomar decisiones conscientemente. Ya estamos acostumbrados a bañarnos por la mañana, vestirnos, tomar el café y correr para tomar el autobús, el metro o encontrar los semáforos abiertos.

No pensamos, lo hacemos todo en el "piloto automático".Actuamos de esta forma mientras preparamos mentalmente la reunión que tendremos a mitad de la mañana o escogiendo los platos que servimos por la noche en la cena para nuestros invitados. Deseche el arroz cuando leemos en Internet que no es bueno comer carbohidratos por la noche y optar por la ensalada. Será una ensalada y algunos acompañamientos. Es más rápido y con más posibilidades de que a todos les guste.

La tecnología y nuestro ritmo de vida terminan disociando

La era de la tecnología es una era disociada, donde cuerpo y mente pasan mucho tiempo trabajando en diferentes direcciones. El cuerpo se encarga de los hábitos y la cabeza de lo nuevo, del complejo o de lo que es importante. Esta disociación influye, por ejemplo, en la percepción del tiempo o que cometimos más errores en las tareas simples. Nosotros dejamos las llaves en un determinado lugar y luego no nos acordamos más. Lo que pasa es que mientras estábamos dejando las llaves, leíamos la propaganda que dejaron en la caja del correo.El cuerpo es responsable del hábito y el cerebro por lo nuevo, complejo o lo que es importante.

CompartirDespués, mientras colocamos los folletos publicitarios sobre las llaves, comenzamos a escribir el e-mail que íbamos a escribir a continuación. De esta disociación, del hecho de que la cabeza sigue una velocidad diferente de nuestro cuerpo, también

nace el estrés que mantiene nuestro pulso y la presión arterial altas. Es como perseguir una zanahoria que está siempre delante de nosotros, porque la vara y la cuerda la mantienen anclada en nuestra cabeza. Por un momento, cerramos los ojos y volvemos a abrirlos, asustados con nuestra inercia y con el charlar de nuestros hábitos. Llega el momento en que decidimos cambiar

En medio de esa inercia, muchos quisieran que sus vidas fueran diferentes

. Nos gustaría ser más organizados, pasar más tiempo con nuestros amigos y no sentirnos bloqueados por nuestros problemas cuando un amigo nos llama para decir que su madre murió. Cuando percibimos la velocidad astronómica con la que pasamos por el mundo, percibimos también que nos gustaría que una buena parte de nuestras vidas fuera diferente ... un cambio que implica cambiar nuestros hábitos.

Es necesario actuar para que esto suceda.Usted nunca conocerá aquella ciudad que le gusta tanto si no hace un ahorro, comprar el pasaje de avión, preparar el equipaje, apretar el cinturón y prepararse para volar. Nunca conseguiremos si no cambiamos nuestros hábitos, si no damos el primer paso.

Nos gustaría ser más organizados, pasar más tiempo con nuestros amigos y no sentirnos bloqueados por nuestros problemas cuando un amigo nos llama para decir que su madre murió. Compartir

Cree que muchas veces el confort de la repetición es una especie de agujero negro que nos aprisiona.Un cambio requiere una decisión, un coste y una ejecución. Es necesario salir de nuestras mentes, de los juegos imaginarios, y empezar a buscar alternativas de comportamiento y su realización implica correr riesgos. Riesgos que aceleran nuestra pulsación, pero con un sabor diferente de las pulsaciones que el estrés produce.

Bien, ¿qué podemos hacer para producir un cambio significativo en nuestros hábitos?Vamos a estructurar el proceso en tres etapas:

La primera sería reflexionar sobre lo que ese cambio nos traerá y cuál es nuestra motivación para seguir en esa dirección. Si es un proceso prolongado, establezca pequeñas recompensas intermedias y momentos para evaluar este cambio. Comience cuanto antes

  • . Si usted ha decidido dejar de fumar, no espere que la semana termine: comience ahora. Creer que su planificación será más eficaz si usted comienza ahora. Comparta este cambio con los demás. De esta forma, conseguirá que la presión social de su ambiente reme a favor de este cambio. Tal vez esto conlleve algunas peleas, pero al final será más fácil conseguir hacer cambios.
  • Ciertamente usted ya se sintió así en la vida:hacemos mil planes de cambios que parecen fáciles cuando estamos en la cama antes de dormir,
  • pero por la mañana,

cuando ponemos los pies en el suelo, continuamos con nuestros hábitos. Es como si colocáramos el tren en los carriles, pero el esfuerzo para que él entre en movimiento es mucho mayor. Este es quizás el último punto que tenemos que gestionar cuando buscamos un cambio: ser conscientes de que habrá momentos en que vamos a fallar o que serán muy difíciles. Pero no hay problema, tenemos la oportunidad de volver a intentarlo.