Son cosas diferentes, aunque no parezca. El optimismo no conduce a la alegría expresada, pero inunda de paz interior el cuerpo y la mente de una persona. Esto es lo que proporciona una belleza serena que ilumina el rostro y el alma. Hay muchas cosas que pueden alegrar nuestra vida, como la llegada de un hijo, el matrimonio, encontrar el amor, la conclusión de una graduación; sin embargo, eso no significa que la persona sea optimista, sino que sólo está aprovechando el instante de felicidad que le fue otorgado (o merecido). Se nota la diferencia cuando la vida no nos sonríe.
En el momento en que ocurre alguna tragedia, desgracia o mala noticia, la personalidad de un optimista es evidenciada. O entonces aparece la del pesimista que, algunas veces, sonríe si las cosas no salen bien. En esta situación, un optimista quedará triste - al final, él no es un robot - pero no se desesperará pues sabe quepodrá vencer el desánimo y el abandono, dos características derivadas de estas situaciones.También podemos decir que existen dos tipos de personas: las que confían en sí mismas y en los demás, y las que viven desconfiando de todo el mundo, incluso de sus propias capacidades o actitudes. Las primeras son agradables, amenas, serenas, tienen una buena personalidad, en fin, tenemos ganas de hablar con ellas.
Las segundas son lo contrario, no queremos contacto, nos repudian sin saber por qué, creemos que es falso lo que dicen, etc. Ser optimista es lo mismo que ser ingenuo? Muchos confunden estas dos cuestiones porquesolemos decir que los optimistas no ven las cosas como realmente lo son.
Si una persona es optimista por tener dinero, un buen empleo, una buena formación o por ser bonita, estará viviendo en una realidad "inventada". Como se dijo anteriormente, si algo malo sucede en su vida perfecta, es probable que deje de ser de esta forma y pasará a sentirse abatida, sola, extorsionada, etc.
Pero volviendo a la cuestión de comparar optimismo e ingenuidad, éstos pueden - o no - tener relación. Usted puede ver a alguien muy confiado en relación a su futuro, y creerá que esa persona es ingenua, que no ve las cosas en perspectiva, que vive en las nubes, etc. Su confianza es tan grande que hace que el más pesimista del mundo dude. Y eso no quiere decir que sean ingenuos o inocentes, sino que ven las cosas desde otra perspectiva.
Sin embargo, el optimista en exceso tendrá el sobrenombre de ingenuo. Aquel que cree que el médico siempre le dice que está sano o que va a curarlo de todas las enfermedades sin importar lo gravos que sean, por ejemplo. Será entonces más realista pensar que el doctor es competente y que ofrecerá el mejor tratamiento que está a su alcance, y que la recuperación dependerá de varios factores. Optimismo x Pesimismo
Una persona optimista es aquella que sabe esperar, que piensa, que desea y actúa coherentemente para que todo pueda cumplirse. Siempre imagina lo mejor, pero también sabe aceptar lo peor y lo inesperado. Tiene más capacidad de acción en las vicisitudes de la vida pues puede ver el lado positivo donde los demás sólo ven desolación, miedo, tristeza, pocas oportunidades, etc.
Ser optimista cuando la vida es de color rosa es muy fácil, pero esta época de prosperidad puede terminar y, con ella, el sentimiento se termina.
Un optimista con todas las letras es aquel que, aun habiendo fracasado más de una vez, sigue levantando, mirando hacia adelante y aprendiendo con cada experiencia. Sabe relacionar lo que le pasa con lo que puede ocurrir mañana. Por el contrario, el pesimismo aparece en muchas personas debido a dos cuestiones fundamentales: la primera, porque tienen dificultad en ver la realidad de las situaciones, o no pueden resolverlas como les gustaría y, la segunda, porque existe un problema interno analizado siempre de forma negativa, crítica, de queja, desconformidad, etc.
Encarar la realidad es una situación bastante complicada y no todos tienen capacidad para conseguir. Siempre aparece esta carga subjetiva que no nos permite analizar correctamente lo que sucede; el aspecto personal casi nunca puede ser objetivo y no esperamos que lo sea. Sin embargo, el optimista podrá ver la mitad del vaso lleno mientras el pesimista, la mitad del vaso vacía,
tan simple y práctico como eso. La belleza del optimista se refleja en su rostro, en su cuerpo, en su manera de hablar o de dirigirse a los demás. Irradia una positividad maravillosa, que hace que todo el mundo se sienta a gusto a su lado.
No es apariencia, pero actitud.Practique el optimismo incluso en los peores momentos de su vida y gozará de todo tipo de beneficio, tanto interno como externo.