El día en que decidí ser feliz ...

¿Crees que es una decisión simple, no? ¡Ser feliz! Pues está encontrando muy bien, es simple así. Difícil es lidiar con las consecuencias y mantener los pies clavados en las certezas que te hicieron dar aquella respiración, levantar la cabeza y decir: "Basta, yo ahora quiero ser feliz!"

La mayoría de la gente está buscando la propia felicidad y, los intervalos, dan pitaco sobre cómo usted debe buscar la suya. Al final de cuentas, cada uno está defendiendo el suyo, porque la vida es así, todo por la supervivencia. Y para sobrevivir es necesario un bocado de egoísmo, necesito decirte. Justamente por eso, cuando opinan sobre sumodus operandide felicidad, la gente estará, al final de cuentas, pensando en lo que las dejaría más felices, para que usted actúe de acuerdo con ese objetivo.

Blá, bla, bla (porque yo adoro una divagación), quiero decir que decidir ser feliz es simple, basta con extender la mano izquierda y posar la derecha sobre su corazón en un juramento: "¡Felicidad o muerte!" Y arcar con las consecuencias. Que no se sienta bien, muchas cosas van a morir, se van a perder, van a partir, y de vez en cuando, salir también su corazón. La primera constatación triste que hice al elegir ser feliz es que las personas se decepcionan con nuestras decisiones personales.

Me parece difícil entender cómo la misma boca que dice "te quiero, quiero tu bien", puede irrespetando tu derecho a elegir cómo va a buscar ese "estar bien". ¿Por qué tengo gusto de amarillo y usted tal vez tenga gusto de púrpura, y de ahí? Detesto jiló, usted tal vez adore (alguien debe adorar). Yo tengo mi manera de seguir mi camino ... ¡Vaya en el diccionario y busque la definición de mía, por favor! A continuación, y en suma, percibí que todos están buscando su propia felicidad.Es mirar al ombligo y seguir el camino! Sólo que además del propio ombligo, las personas insisten en dictar las reglas que van a guiar nuestra felicidad. Son aquellas personas que la gente tiene en alta estima y que cisman en estropear todo cuando demuestran que no están ni ahí para usted, ellas quieren es que las cosas sigan sus moldes.

Fue así que vi que no estando más dentro de una forja, de tal molde de la vida ajena, yo ya no me encajaba más y de donde no salí por libre y espontánea voluntad, fui expulsada sin ceremonias (o todavía estoy insistiendo en una permanencia y en el caso de las mujeres. En el caso de las personas que quisieron tan bien y que, al verme decidir sobre mi felicidad, se fueron y se me perdieron en el tiempo viejas convicciones, asistí a la partida de personas que quise tan bien y que, al verme decidir sobre mi felicidad, me rompieron mi corazón. El día en que decidí ser feliz ... Lloré. Yo sufrí. Mi parte murió también. "Ten cuidado de no encontrar la felicidad y nunca encontrar", oí.

Reflejo sobre esas palabras ... Y si yo estuviera equivocada, dejando de percibir que la felicidad estaba allí allí y yo estaba incesantemente buscando más y más sin encontrar nunca?Entonces me di cuenta de que lo que yo estaba haciendo era precisamente estacionar en un punto donde posiblemente estaba mi felicidad e insistiendo en extraerla de allí, con miedo de partir en busca de la felicidad sin nunca encontrarla y dejar pasar desapercibida la oportunidad que tenía en mis manos.El día en que decidí ser feliz fue cuando atropeé viejos patrones.

Tomé la cortina de un espectáculo sin gracia (para mí) y para mi asombro, ella reveló un horizonte increíble con una infinidad de caminos por donde yo pudiera seguir. En el centro de esos caminos había una placa indicativa diciendo: Sigue tu corazón.

Fue entonces que cerré los ojos, abrí los brazos, extendí la mano izquierda y puse la derecha sobre mi corazón y susurré haciendo un eco enorme dentro de mí: "¡Felicidad o muerte!" Me sentí feliz ... Y experimenté la extraña tristeza de la muerte de muchas cosas, lazos y sentimientos. Lloré la partida, como llora hasta hoy, de muchas personas en mi vida. Y decidí, para mí, que esas personas que iban con tanta facilidad, en realidad nunca estuvieron. ¿Sabes lo que es?

Para muchas personas, la convivencia es sinónimo de conveniencia.

El día en que decidí ser feliz constaté (feliz), que soy una persona que vive con el corazón. Y ese grupo de personas, necesito decirte, la vida golpea sin piedad. Entonces me di cuenta de que ser feliz es cómo aprender a andar en bicicleta todos los días. La gente se queda tratando de equilibrar entre un establo y otro y levanta, rallado y satisfecho, por estar logrando mantener el equilibrio y experimentando la libertad de ser feliz. Y si convivencia es sinónimo de conveniencia, escojo vivir al lado de personas que me hagan, convenientemente, feliz!