En el territorio de ego sólo crece el orgullo, la mirada de quien entiende el mundo con base en su propio ombligo y que siembra la infelicidad en cualquier ambiente que habita. Todos conocemos a alguien moldeado con ese patrón; son mentes que no tienen armonía, que ahogan la calma y que deberían comenzar a poner sus egos de dieta para que también sobra un poco de comida para el alma. Si damos una pequeña mirada en el panorama actual y en el escenario sociopolítico que nos rodea, podremos ver que, de hecho, el reino del ego está creciendo. Son muchos los países y líderes que están empezando a practicar ese proteccionismo y esa autodefensa del yo, donde delimitan el mío y el suyo, donde dejan de lado un extranjero para proteger su propia identidad. Muchos se olvidan quizá de que los egos obesos y la voz del orgullo son obsesionados por marcar distancias, trayendo así la desigualdad, el odio, la discriminación y la propia infelicidad. Sin embargo, no sólo somos testigos de este tipo de dinámica a nivel político. De acuerdo con un artículo publicado en la revista
Psychology Today , en los ambientes de trabajo están cada vez más nombrados gerentes o jefes que, lejos de hacer uso de la inteligencia emocional en sus organizaciones, se dejan llevar por el ego en una necesidad definitiva de ejercer el poder y el control.Los trabajadores que tienen como gestores a una persona con ese tipo de perfil los definen como
"niños pequeños con mucho poder" . Lo más relevante de todo esto es que las acciones egoístas exhibidas en todos los ámbitos, ya sea a nivel familiar, empresarial o social, no obtienen ningún beneficio.El potencial humano es desperdiciado, porque está sujeto al reino del miedo, al imperio del desprecio ya esa falta de ética, empatía y cercanía, donde poco o nada bueno logra crecer.Proponemos una reflexión sobre el tema.Egos fuertes y egos grandes
Comenzaremos aclarando algo esencial. La palabra "ego" viene del latín y significa, simplemente, "yo". Para la filosofía oriental el ego se refiere a la autoconciencia, al autoconocimiento ya esa entidad a distinguirse de comportamientos poco saludables, como el egocentrismo y el egoísmo. Por otro lado, Freud también identificó ese nivel de nuestro aparato mental como la parte intermedia donde la persona está dividida entre el impulso instintivo y la presión de las normas sociales. El objetivo final sería desarrollar un ego sano que nos permita armonizar con la vida cotidiana de nuestras relaciones y de la propia sociedad.Con todo esto, podemos deducir sin dudas que existen dos tipos de ego. Por un lado, sería nuestra necesidad de desarrollar un "yo" (ego) fuerte donde se consolida nuestra autoestima, donde exista una conciencia plena de sí mismo con sus valores, su nobleza y la identidad que nos define pero que, por su propia, en vez, es sensible y cercana a otras identidades que nos rodean. Por otro lado, y en el polo opuesto, estarían los grandes egos. Vamos a ver sus características.Los grandes egos y sus universos paralelos
Un gran ego es un "yo" desproporcionado y poco realista que no se enriqueció de manera paralela con el interior de la persona. Sus vacíos, sus limitaciones personales y su falta de autoestima lo obligan a buscar un reconocimiento exterior, donde pueda sentirse fortalecido.
El ego grande tiene como propósito "recoger" energías ajenas para ejercer el control.
Para ello, no dudan en humillar o despreciar.
El ego grande adora ser el centro de la atención
y identificarse con todo aquello que pueda diferenciarlo del resto: un título, una conquista, una marca, una bandera ...
El ego grande es capaz de vestirse con la armadura de la bondad para exaltarse como persona y así captar adeptos. Por su parte, existen diversos tipos de "egos grandes", como lo sabe todo, lo sofisticado, lo que busca prestigio, lo insaciable y que siempre busca emociones y experiencias nuevas para luego enorgullecerse de ellas.
Los 7 pasos para adelgazar el ego
A lo largo de la historia
- no faltan estudios tanto psicológicos como filosóficos que se sumergieron en el tema del "ego" y en su relación con el mal. Es una cuestión compleja donde no hay resultados claros, porque también estar implicados los componentes biológicos, sociales y educativos. De cualquier forma, lo que todos estamos seguros es que los grandes egos son el reflejo de mentes anoréxicas que no se iniciaron en el universo de la inteligencia emocional. Por eso, es necesario que todos plantemos esa semilla en las nuevas generaciones, ayudándoles a construir un ego sano y empático, iniciándolos en el arte de alimentar el alma, no el ego. Estos serían algunos puntos clave básicos sobre los que reflexionar.
- Estrategias para vencer el ego La clave para vencer el ego tiene que ver con ser conscientes de nuestros comportamientos y actitudes cotidianas. Usted va a preguntarse, pero ... ¿qué actitudes? Veamos a continuación. Libérese de la necesidad de ser superior a los demás.
- No se apegue sólo a sus conquistas y sus éxitos. Reconozca también a los demás.
- No se sienta eternamente ofendido por lo que dicen, hacen o piensan aquellos que lo rodean.
Ellos tienen el derecho de no ser como usted desea.
Libérese de la necesidad de tener más y más cada día. Disfrute de lo que ya tiene. Libérese de la necesidad de ganar.
A veces, también es posible aprender de la derrota.
No sea obsesionado por querer tener siempre la razón.
Su objetivo en la vida no es tener fama o éxito.
- Su objetivo es, simplemente, ser feliz. Para concluir, entendemos que lo único que la práctica diaria del ego consigue es levantar muros y crear distancias. Vamos a empezar a alimentar el alma ya practicar la humildad donde reconocemos al otro como parte de sí mismo. Vamos a nutrir el corazón de nobleza para crear un mundo más respetuoso y cercano.