Llamamos de niño interior la imagen que tenemos de nosotros mismos en cuanto a sentimientos, valoración, reconocimiento de habilidades y capacidades y por lo tanto la satisfacción personal de ser quienes somos. Nuestros niños interiores surgieron en la infancia y continúan reapareciendo en situaciones de sufrimiento, dolor, o problemas generalmente causados por conflictos o bloqueos emocionales no resueltos en la infancia. Pero no todo está perdido: podemos recuperar nuestro yo interior restableciendo la imagen que tenemos de nosotros mismos.
La infancia, etapa de reconocimiento Es en la etapa de la infancia que se crea nuestro propio autoconocimiento
, o sea, la imagen que tenemos de nosotros mismos, y eso ocurre con base en lo que provienen nuestros progenitores sobre nosotros, y en las vivencias y circunstancias que estamos viviendo.
Cuando somos pequeños, los adultos de referencia nos sirven de espejos. Es en ellos que nos vemos para reconocernos y saber quiénes somos. En algunas ocasiones, aunque nuestros padres desean darnos lo que consideramos mejor, no sabemos pedir lo que necesitamos y ellos no saben exactamente lo que queremos.Por eso,
podemos crecer con carencias, dolores, tristezas, e incluso traumas infantiles que, de manera subconsciente, dejan su marca aunque no sepamos el porqué.
Perder la infancia Cuando la infancia no fue una etapa feliz, crecimos insatisfechos emocionalmente y sin vivir intensamente esa etapa que deberíamos haber vivido. El niño se vuelve adulta, pero sin resolver los conflictos infantiles (ya que son subconscientes), siente una insatisfacción personal que se arrastrar de la infancia hasta la edad adulta. Con frecuencia, cuando nos volvemos adultos no nos acordamos de etapas de nuestra infancia pues podemos tener amnesia selectiva. Esto es un síntoma de conflictos internos no resueltos.
Perdimos a nuestro niño interior, nos sentimos insatisfechos con nosotros mismos y, cuando llegamos a la edad adulta, perdimos todas las ilusiones de la infancia.
No tenemos proyectos ni deseos, tampoco tenemos ganas de usar los juegos como medios de distracción y ocio. La vida se convierte en una vida apática, sería, triste e insatisfecha. "Es en las bromas, y sólo en las bromas, que los niños o los adultos, como individuos, son capaces de ser creativos y de usar totalmente sus personalidades, y sólo siendo creativo el individuo se descubre a sí mismo."-Donald Winnicott-
El niño interior adulto
Al llegar a la edad adulta, si la etapa anterior fue satisfactoria y no existe otro trastorno, el niño que fuimos sigue presentey aparece en los momentos divertidos, llenos de fantasías de la infancia, disfrutando de los pequeños momentos.
Podríamos decir que, a pesar de los problemas de la vida adulta, la vida puede seguir siendo divertida , sorprendente, apasionante y, en resumen, feliz. No es porque somos adultos que tenemos que renegar la diversión y la fantasía.
"Yo el ojo, usted me mira sin cansar de mirar, y qué hermoso niño me muestra en sus ojos."
-Gabriela Mistral- Recuperar a su niño interior Recuperar a nuestro niño interior significa crear una imagen más satisfactoria de nosotros mismos, valorándonos y amándonos, reconociendo nuestras habilidades y capacidades y, además, proyectando deseos y sueños. Por lo tanto, restablecer la satisfacción personal y sentir felicidad.
Para recuperar a nuestro niño interior, podemos seguir los siguientes pasos: Viendo el niño que fuimos en nuestra infanciae imaginando que cuidamos de ella y la amamos.
Recuerde sus gustos e intereses cuando es niño y disfrutándolos ahora como adulto: eso va a transportarlo a la infancia. Jugando, manteniendo la fantasía con pequeños detalles y haciendo lo que nos gusta cuando éramos niño, adaptando a la vida adulta.
Riendo, aceptando y perdonando a las personas que en nuestra infancia nos causaron dolor.
Imaginando lo que quisiéramos haber escuchado cuando los niños y expresarnos como adultos.Escuchando nuestro interior
y teniendo en cuenta los anhelos más profundos de nuestro ser.
- Mirándonos a nosotros mismos, cuidándonos, amándonos y valorándonos. "Debemos escuchar al niño que fuimos un día y que existe dentro de nosotros. Este niño entiende de momentos mágicos. " -Paulo Coelho-