Elegir mis propias batallas

Defender los propios derechos, lo que creemos que es correcto o lo que creemos que merecemos es útil y práctico la mayoría de las veces. Esta manera de relacionarnos es conocida en la psicología como asertividad y es muy común que pacientes con baja autoestima o con problemas interpersonal la usen con un objetivo terapéutico. La verdad es que si fuésemos siempre pasivos y sumisos, conformándonos con todo, el mundo estaría bastante estancado. Otra cuestión son las batallas en las que estamos inmersos. Para conseguir ciertas cosas, a veces tenemos que "dar un golpe en la mesa", mostrar nuestro inconformismo e intentar mostrar que nuestro punto de vista también es importante y valioso. Hasta el momento ciertamente estamos de acuerdo, el problema es que muchas veces la situación escapa de nuestro control y luchamos "batallas" que ni deberían existir.

¿Por qué creamos batallas absurdas? El ser humano le gusta sentirse importante y, sobre todo, le gusta que sus deseos sean cumplidos a su manera.

Solíamos decir para nosotros mismos frases absolutistas y dogmáticas como "no deberían existir filas en los supermercados, las cajas deberían ser más rápidas, son inútiles!" O que "la enfermera debería haber sido más agradable". En muchos casos, acabamos entrando en batallas absurdas.

Los constantes "deberían" no son más que exigencias que hacemos al mundo ya los demás, y al final de cuentas nos acaban llevando a un estado emocional bastante desagradable.Normalmente nos quedamos ansiosos o con rabia y, consecuentemente, actuamos de una forma que no beneficia a nadie. Lejos de resolver nuestro problema, lo convertimos en una auténtica batalla.

Todo está en nuestra cabeza, ya que no existe en el mundo ninguna razón por la cual las cosas no tienen que ser como son en realidad, ya que ya son así. Y sólo yo, por medio de un pensamiento mágico y falso, convierto algo deseable en una obligación hacia el otro y una necesidad para mí.Tolerancia o conformismo?

Entonces el lector pensará que, para no provocar estados emocionales patológicos, tenemos que conformarnos con todo lo que vaya apareciendo, y que eso nos coloca en una posición de marionetas, que se mueven de acuerdo con los acontecimientos externos. Nada más lejos de la realidad. El secreto es desarrollar la tolerancia con respecto a las cosas que no son tan útiles, o casi nada importantes. El hecho de existir o no una cola grande en la caja del supermercado es algo insignificante, no podemos clasificarlo como una desgracia. Pero nos deja enojados, nos quedamos tensos y ansiosos ... vale la pena? Esta tensión muchas veces nos lleva incluso a tener muchas actitudes infantiles que con certeza no nos lleva a ningún lugar, y además seremos rechazados por personas que no están ni un poco interesadas si tenemos prisa, si estamos nerviosos o enojados.

¿Cómo puedo tolerar lo que me molesta?

Para aprender a tolerar todo lo que nos molesta podemos seguir los siguientes consejos:

Aprenda a detectar sus pensamientos automáticos negativos:Al encontrarse en una situación que ciertamente no es nada importante, como una noche en que sus vecinos decidieron escuchar música en un momento un volumen un poco más alto que lo normal, pare y reflexione sobre sus pensamientos. ¿Usted está imponiendo su opinión para que las cosas sean de otra manera? ¿Usted se dice a sí mismo que eso es intolerable? Si la respuesta es sí, usted está actuando como una divinidad, un ser superior que puede juzgar a los demás y hacer que las cosas sean diferentes. Pero la verdad es que eso es sólo una fantasía y sólo existe en su cabeza.

Comience a cambiar sus pensamientos por otros que se ajusten al mundo de la manera como es,

y no a lo que pretendemos infantilmente que sea: En vez de hablar en términos de debería, hable en términos de preferencias. En vez de decir que algo es intolerable, hable para sí mismo la verdad, de que ya estás tolerando y soportando eso que te incomoda.

Emplear el sentido del humor en situaciones que no nos gustan o que son desagradables:

  • El humor nos defiende de casi todos los golpes, sobre todo los del día a día, y hace que las dificultades sean más soportadas. Las relaciones son como engranajes, si cambiamos, el otro también tiende a cambiar:
  • si percibo que un médico es antipático y me está tratando de una forma poco agradable, puedo obligarme a ser simpático y amable con él y muy probablemente su la actitud cambiar. El amor también desarma y transforma las relaciones. Por lo tanto, no se deje llevar por las emociones en una situación que no le agrada. Usted tiene que estar por encima de eso y aprender a elegir sus propias batallas.