Su propósito evolutivo es motivarnos a luchar contra lo que puede hacernos daño e incluso acabar con nuestras vidas. Además, como todas las emociones, si está bien regulada, contiene una gran cantidad de energía que podemos utilizar a nuestro favor. Generalmente se manifiesta con la tensión, tanto de los músculos y de la mandíbula, palpitaciones aceleradas en el corazón, transpiraciones y, sobre todo, un profundo sentimiento de injusticia o de que están sacando provecho de nosotros de alguna forma.
Normalmente, cuando nos encontramos con una persona que se siente irritada, a juzgamos de una manera negativa , levantamos una barrera defensiva e incluso la confrontamos. Con este comportamiento reflejamos que entendemos muy bien el poder destructivo que esa emoción tiene, sabemos que además de recibir los daños causados por esa rabia, corre el riesgo de contagiarnos de ella y entrar en una espiral de escalada con el otro.
Sea con un cliente, con nuestro hermano o nuestro compañero, la rabia es una de las emociones que más pueden poner a prueba nuestra capacidad de regular las emociones. Es muy fácil que cualquier gesto o "tontería" aumente su intensidad, de modo que terminemos perdiendo el control y descontando en la persona que menos merece.
¿Vale la pena sentir rabia? La respuesta es no.La rabia no resuelve ningún problema,
por lo menos ninguno que exija una reacción rápida porque nuestra existencia está comprometida. Si este fuera el caso, la rabia supone una enorme dosis de energía para reaccionar de manera rápida y con fuerza ante esta amenaza. Pero, ¿es probable que en la actualidad suceda algo así? Hoy en día sentimos rabia porque
exigimos que todo funcione como nos gustaría : las personas a nuestro alrededor y la nuestra, y eso es simplemente una ilusión que jamás será cumplida. Así, podemos decir que en la mayoría de las situaciones en las que sentimos rabia no hay un gran peligro para nosotros, es nuestra mente que disfraza de gigantes las pequeñas amenazas. Piense que esta rabia intenta que usted coloque todos sus recursos en acción y actúe contra el problema, pero sucede que el problema no es un problema
en sí, pero es sólo la vida, la realidad, y contra eso hay un un montón de estrategias más inteligentes. Nadie puede a través de la "fuerza bruta" cambiar lo que sucedió, está sucediendo o va a suceder.También ocurre, como ya dijimos antes, que cuando vemos a alguien con rabia, especialmente si se dirige a nosotros, nos defendemos.
Una defensa que a menudo implica poner nuestra ira en la justificación de que "esa persona no debería ...". Cambiar la rabia por comprensión y compasión. La comprensión es una gran vacuna contra los daños que sufrimos cuando nos exponemos a la rabia de los demás. Si pensamos que la persona con rabia no es consciente y que actúa bajo el hechizo de la emoción que la invade, será más fácil mantener nuestra rabia controlada y podemos incluso intervenir para calmarla. Si pensamos de esta manera, dejando de lado las demandas absolutistas, será imposible sentir rabia de esta persona. Al contrario de lo que podemos creer, si somos capaces de cambiar nuestros pensamientos, empezamos a sentir compasión por esa persona. Obviamente, para poder llegar a pensar de esa forma, debemos contar con unas buenas reservas de amor propio -y no de ego- y estar muy seguros.
Esta es la única forma de no sentirnos amenazados también, para dejar de lado el orgullo y actuar con amor hacia las personas que pretenden perjudicarnos y lo hacen sin malas intenciones. Sé que usted está pensando que es una actitud conformista y que nadie debería dejarse ser pisoteado, y es posible que usted tenga razón, pero sólo parcialmente. La asertividad, la capacidad de establecer límites y expresar nuestros derechos sin perjudicar al otro, es la opción adaptativa que podemos elegir cuando alguien nos hace sufrir. Piense que la asertividad es una actuación guiada por nuestra conciencia y con la que protegemos nuestra posición sin lastimar al otro, no tiene nada que ver con una reacción desproporcionada e instintiva.
Entonces, cuando usted perciba la rabia a su alrededor, trate de procesar esa información más allá de la posición defensiva
que se siente inclinado a tomar. Si se da cuenta de que esto es mayor que usted y no puede ayudar a esa persona con rabia, es preferible que salga de la situación antes de que ella lo contagie. Piense que tener varias personas actuando sin medir las consecuencias de lo que hacen es uno de los "explosivos" que causa más daño.
Para terminar, nos gustaría dejar clara una diferencia entre actuar con rabia y no actuar. Nos referimos especialmente a las situaciones de abuso. En ellas, por más que el malhechor actúe bajo la influencia de la rabia y como víctimas podamos comprenderlo, estamos obligados a denunciarlo por respeto a nosotros mismos ya todas las personas que podrían ser sus víctimas potenciales. Hasta el momento, para que pueda recibir ayuda.