Adrenalina, la hormona del rendimiento y la activación

La adrenalina nos permite alcanzar la euforia cuando practicamos un deporte. También es ella la que nos hace estremecerse cuando nos sentimos atraídos por alguien. Además, esta hormona nos permite reaccionar ante los peligros del día a día. Sin embargo, además de favorecer nuestro rendimiento y nuestra activación, la adrenalina también tiene un lado oscuro. Un exceso en la liberación de esta hormona causa serios efectos secundarios.

Estamos ante una sustancia polivalente, así como, por ejemplo, la dopamina o la oxitocina. Sin embargo, la adrenalina, que también desempeña la función de neurotransmisor, es una de las hormonas que más impacto ejerce sobre nuestro comportamiento. Por ejemplo, es ella la que activa nuestros mecanismos más instintivos de supervivencia. Pero también es la adrenalina que nos hace caer en comportamientos de dependencia y facilita la aparición de los estados de ansiedad o estrés crónico.

Día tras día, más personas necesitan sus dosis de adrenalina para romper la monotonía. Esto puede llevarnos a experimentar la vida al máximo o conducirnos a situaciones de riesgo en el intento de llenar nuestros vacíos.

Como curiosidad, es interesante saber que muchos profesionales que se dedican a la gestión de crisis suelen entrenar a sus clientes para lidiar adecuadamente con la adrenalina. Para ello, se pasa por una serie de dinámicas y simulaciones con gran estrés físico y emocional, con los cuales es posible regular los tipos de respuesta. La finalidad es simple: entrenar a las personas para que no pierdan el control y para que la adrenalina se transforme en la mejor aliada, nunca en una enemiga.

Conseguir hacer esto, saber todo lo que esta hormona es capaz de provocar en nuestro cuerpo e influir en nuestro comportamiento es increíble.Recomendamos que usted descubra a continuación.

Adrenalina, cuál es y cuáles son sus funciones

En 1982, Angela Cavallo, de Lawrenceville, Georgia, se convirtió en la madre del año. Así determinó la prensa después de que ella se hizo conocida en todo el mundo por haber hecho algo difícil de creer si no fuera la presencia de varios testigos. Su hijo, Tony, estaba en el garaje reparando un antiguo Chevrolet cuando, de repente, el mono que sostenía el coche falló y lo peor ocurrió: el coche se derrumbó sobre el joven, dejándolo preso.

Angela Cavallo tenía 51 años y pesaba poco más de 65 kilos. Ella no frecuentaba academia, no era muy fuerte ni tuvo el hábito de hacer ejercicios a lo largo de su vida. Sin embargo, al ver los pies del hijo debajo del coche, empezó a gritar pidiendo ayuda a los vecinos. Percibiendo que no tendría ayuda de nadie tan rápidamente, ella no dudó ningún segundo: corrió hasta el coche de 1.500 kilos y lo levantó, como si no fuera nada. Ella lo mantuvo erguido por unos segundos, tiempo suficiente para que los vecinos llegar y quitar al joven inconsciente bajo el coche.

Tal hecho contiene en realidad dos elementos casi mágicos: el amor de madre y la adrenalina, mucha adrenalina. Adrenalina suficiente para que en determinado momento pudiéramos hacer cosas extraordinarias para garantizar nuestra supervivencia y la de los demás.

La hormona que nos activa

La adrenalina pertenece al grupo de catecolaminas (así como la noradrenalina y la dopamina) y se produce en las glándulas suprarrenales, localizadas bien sobre los riñones. Sin embargo, también tenemos su versión sintética, la epinefrina. Esta sustancia creada en laboratorio, por ser químicamente idéntica a la biológica, es muy útil en varias emergencias médicas para la reanimación cardiopulmonar.

Para entender su mecanismo de acción, podemos tomar como referencia lo que le sucedió con la señora Angela Cavallo y su hijo:

  • Cuando vemos una situación de amenaza o de peligro (un coche caído sobre nuestro hijo, por ejemplo), el hipotálamo, responsable en partes por nuestras reacciones emocionales, activa el sistema simpático para emitir un tipo de respuesta determinada a ese estímulo.
  • El hipotálamo tiene una conexión directa con la médula suprarrenal y esta última con las glándulas suprarrenales. Glándulas preparadas para liberar rápidamente una buena cantidad de adrenalina para activarnos, para influir en nuestro comportamiento y el tipo de nuestra respuesta.

La adrenalina utiliza mecanismos de acción muy específicos

Por otro lado, junto con la liberación de la adrenalina, se ponen en práctica una serie de mecanismos biológicos muy refinados, con los cuales ella promueve nuestras reacciones:

  • Perdimos la "conciencia situacional", es decir, nuestro cerebro intenta enfocar toda nuestra atención en la misma cosa. Lo que está a nuestro alrededor deja de tener importancia. Por otro lado,
  • el cerebro escoge qué sentidos van a tener más utilidad. En realidad, es bastante común que promueva una exclusión auditiva. Es decir, generalmente dejamos de oír con tanta precisión para reforzar otro sentido: la visión. Así, nuestras pupilas se dilatan casi inmediatamente para permitir la entrada de más luz. Así, podemos ver con más claridad.
  • La adrenalina también tiene una característica muy conocida:
  • la dilatación de los vasos sanguíneos y el aumento del ritmo cardíaco. Esto sucede por una razón muy específica: bombear más sangre para que llegue más oxígeno en nuestros músculos y para tener así mucho más fuerza y ​​mayor capacidad de reacción. A veces, basta una pequeña "ráfaga" de adrenalina súbita, pero intensa, para que llegue a nuestras piernas ya nuestros brazos una avalancha de glóbulos rojos ricos en oxígeno. Es en ese momento, entonces, que nos sentimos más fuertes que nunca. • Al mismo tiempo, y esto también es interesante, el cerebro va a ordenar que el sistema inmunológico libere gran cantidad de dopamina y endorfinas analgésicas.
Todo esto nos permitirá no sentir dolor si estamos heridos. Y eso hizo, por ejemplo, con que la señora Angela Cavallo no sintiera ninguna molestia al levantar un coche de 1.500 kilos.El lado positivo y negativo de la adrenalina

La adrenalina tiene muchas ventajas. Puede animarnos a vencer desafíos sorprendentes y también puede ser tan placentera como adictiva. Hace más fácil la adaptación a cualquier situación de estrés, nos activa cuando practicamos deportes de riesgo, facilita la acción de dar lo mejor de nosotros mismos en pruebas o de aprovechar de la mejor manera un encuentro amoroso.

El temblor en las manos, el nudo en el estómago, la pupila dilatada cuando miramos a alguien que nos atrae son efectos directos de la adrenalina. Es ella la que nos hace sentirnos eufóricos al bailar o al estar en compañía de otras personas en la diversión. Es ella quien nos ofrece una descarga increíblemente placentera cuando andamos en una montaña rusa en un parque de diversiones o sentimos la velocidad al conducir.

Como podemos ver, muchos de estos comportamientos tienen, al mismo tiempo, un componente de "riesgo". Es exactamente cuando ponemos los pies en el suelo, después de haber salido ilesos de esas experiencias, que se siente ese pico de euforia que, poco a poco, es acompañado por una relajación enorme y gratificante. Todo esto hace que haya personas viciadas en adrenalina

, un lado más oscuro sobre el que hay que descubrir más información.

Dependencia de adrenalina Hay personas que van al lado más peligroso de los deportes de riesgo .Hay quien realiza comportamientos y acciones límites, en los cuales ponen la vida en riesgo

. Por detrás de este tipo de comportamiento que muchos de nosotros hemos visto en alguna situación, a veces hay algo más que la simple búsqueda de placer y aventura. Este pico intenso de adrenalina que estas personas experimentan sirve para llenar un vacío, para reforzar un sentido o para enmascarar una emoción.

Cuando pensamos en un adicto, visualizamos casi inmediatamente a una persona que consume ciertas drogas y lo hace por dependencia (no tanto para buscar el placer, sino para eliminar el malestar). Sin embargo, algo de lo que no siempre se habla es que la adrenalina y esa búsqueda constante por experimentar riesgos para sentirse vivo también representa al mismo tiempo un tipo muy específico de vicio.Cuando una persona necesita sentir el aumento diario de la adrenalina, poniendo en riesgo la propia vida, estamos ante un comportamiento de dependencia. Por otro lado, al igual que con otras sustancias adictivas, es común que poco a poco se sienta la necesidad de "dosis" mayores para sentir los mismos efectos de antes. El organismo, poco a poco, desarrolla una tolerancia. Por lo tanto, sentimos la necesidad de buscar experiencias más arriesgadas, comportamientos más extremos para conseguir la misma sensación. También es necesario diferenciar a un atleta que realiza una práctica de riesgo con responsabilidad y profesionalidad de una persona que, haciendo lo mismo, es incapaz de pensar o reflexionar sobre las consecuencias de los propios actos.En ese sentido, debemos pensar que el adicto sólo busca satisfacer una necesidad biológica.

La adrenalina y el estrés crónico

Ya hemos visto que la adrenalina puede transformarse en un tipo bastante específico de vicio. Ahora, es interesante recordar también otro aspecto bastante negativo de la adrenalina. Un aspecto que poco a poco, día tras día, facilita la construcción de un estrés crónico.Este término,

"estrés crónico", es el resultado directo de nuestras presiones y tensiones continuas, las que no impedimos en la hora correcta o que no manejamos de manera adecuada. Este estado es el resultado directo de la acumulación de dos hormonas en la sangre: la adrenalina y el cortisol. Cuando pasamos por situaciones que nos provocan malestar, que nos incomodan, que atentan contra nuestro equilibrio físico y emocional, nuestro cerebro las interpreta como un peligro, como un foco contra el que reaccionar. Es en ese momento en que la adrenalina aparece. Y es también cuando nosotros, sintiendo esa serie de amenazas, deberíamos conseguir actuar de una manera eficiente.

Sin embargo, no siempre lo conseguimos. Y a partir de entonces

la adrenalina se acumula y provoca cambios en nuestro organismo (hipertensión, taquicardia, mala digestión ...).

Perdemos la salud y ponemos nuestra vida en riesgo. Por lo tanto, no es algo, no es algo que podemos descuidar, no es algo que se puede aplazar para mañana o para la semana que viene ...

Para concluir, podríamos decir que

la adrenalina desempeña su función "mágica" desde que se libera de manera puntual y específica. Es en esas situaciones que actúa como un impulso vital para ayudarnos a reaccionar, para mantenerse a salvo, para mejorar nuestra capacidad de adaptación a determinadas situaciones. Sin embargo, si buscamos su efecto diario o permitimos que la tensión y los miedos se acumulen de manera constante en nuestro interior, la adrenalina va a actuar de la peor manera posible: robando nuestra salud.

Referencias bibliográficas:

Kandel (2001). Principios de la neurociencia Madrid, LTC. Hart, A (1995). Adrenalin and Stress. Thomas Nelson editores. Bennett M (1999). "One hundred years of adrenaline: the discovery of autoreceptors". Thieme Publishing Group.