El maravilloso poder de las palabras

En el año 2004 un científico japonés llamado Masaru Emoto condujo una investigación para demostrar el poder de las palabras. La investigación consistió en hervir arroz y distribuirlo en tres recipientes iguales. Uno de ellos con una etiqueta positiva, otro con una etiqueta negativa y el último con una neutra, para usarlas como control.

Durante un mes de él dijo al arroz con etiqueta positiva palabras agradables y dulces todos los días, e hizo lo contrario con el bote que tenía la etiqueta negativa, por medio de insultos, menosprecios, indiferencia y odio.

Pasado ese mes, el arroz que había recibido los mensajes agradables estaba mejor conservado y no tenía olor malo. Por otro lado, el pote que había recibido palabras desagradables e insultos se llenó de hongos, haciendo que el arroz adquiriera un color oscuro y tuviera un olor podrido. Esta experiencia muestra el poder que tenemos con los mensajes que transmitimos. Si eso sucede con un simple pote de arroz, imagínese qué pasa con las personas que nos rodean y con quién nos comunicamos de forma cotidiana? Tal vez esta experiencia sea sólo pseudociencia, y de ninguna manera pretendemos clasificarla como algo totalmente verídico y científico, pero podemos usar el mensaje que transmite y descubrir con ella el maravilloso poder de las palabras, sean escritas o habladas. "Todo está en la palabra ... Una idea entera cambia porque una palabra cambió de lugar, o porque otra sentó hecho una reina dentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció. Ellas tienen sombra, transparencia, peso, plumas, por los, tienen todo lo que les fue agregado de tanto girar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíz ... Son antiquísimas y muy recientes ... "

-Pablo Neruda-

El poder de las palabras que usamos en nuestro día a día. El lenguaje que usamos nos lleva a ver la realidad de una manera u otra.

No es lo mismo decir "eso es imposible de lograr" y decir "tal vez sea difícil, pero voy por lo menos a intentarlo". Cuando conseguimos usar o dar otra forma a nuestros mensajes, la idea que tenemos y lo que pasamos al respecto puede cambiar completamente.
Es importante percibir que muchas veces no es lo que decimos, sino como decimos.

Las palabras tienen el poder de cambiar lo que pensamos, guardan la voluntad de dar una nueva visión a lo que tenemos ante nosotros, y tienen la maravillosa capacidad de aliviar y dar paz.

No se trata de hacer uso irreal del lenguaje para cambiar lo que pensamos y pasar de "no voy a conseguir" la "voy a conseguir", pero está en nuestras manos dejar de usar los términos que sólo traen dificultades

como "siempre", "Nunca", "tengo que", "necesito ..." y pasar a usar palabras que nos ayuden como "tal vez yo no haya logrado antes, pero hoy es otro día, voy a intentarlo". "La ciencia moderna todavía no ha producido un remedio tranquilizante tan eficaz como unas pocas palabras cariñosas". -Sigmund Freud- Seamos los guionistas de nuestra propia historia

El lenguaje está a nuestro servicio para ayudar y dar forma a nuestra mente y nuestras ideas. Seamos escritores de nuestras propias vidas y hagamos el guión lleno de fuerza y ​​mensajes que impulsen y no nos limiten. Hacer esto puede ser muy simple y la diferencia entre ponerlo en práctica y no hacerlo es enorme. "Si usted no es feliz con su vida, puede ser una buena idea hacer un inventario de las palabras que usted dice". -Joyce Meyer-

Intente cambiar las palabras que usted dirige a los demás ya usted mismo, encuentre las que son adecuadas, positivas y funcionales, tal vez cambiando apenas la manera de hablar, y usted cambiará el contenido. Si ayudan, te impulsan y te hacen sentir bien, son las adecuadas. De lo contrario, si usted percibe que quita sus fuerzas, que sólo lo limitan, no le ayudan o hasta están perjudicando a otras personas, tal vez usted deba preguntarse acerca de la posibilidad de cambiar el lenguaje con el que se dirige a sí mismo.
Si es posible ver el efecto del lenguaje sobre el arroz, imagine lo que sucede cuando lo dirigimos a las personas. Porque pensando bien, tenemos en nuestros labios la posibilidad de cuidar o maltratar a los demás ya nosotros mismos. En ese sentido, podemos hacer muchas elecciones, y una de ellas es

decidir cómo usar de la mejor manera el poder de las palabras.