En 1938 la Universidad de Harvard (EE.UU.) inició una investigación llamada "Investigación sobre desarrollo adulto". Su principal objetivo era identificar lo que realmente nos hace felices. La investigación sigue siendo activa y es una de las más completas en su área.
La investigación contó con la colaboración de 700 hombres jóvenes, inicialmente. Algunos de ellos eran personas que gozaban de una posición cómoda, mientras que otros pertenecían a la clase pobre de Boston. Los investigadores acompañaron a estas personas a lo largo de sus vidas para evaluar cómo procuraban eventualmente construir su felicidad. "La felicidad de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y algo que esperar".
-Thomas Chalmers-
Actualmente la encuesta cuenta con más de 1.000 hombres y mujeres, algunos de los cuales son hijos de la primera generación de voluntarios.
El actual director de investigación es el psiquiatra Robert Waldinger, que también es maestro Zen. Sobre la base de las conclusiones tomadas en estos 76 años de estudio, el profesor Waldinger presentó un pequeño esquema de lo que podría llamarse una "buena vida".
La investigación posibilitó establecer lo que realmente hace las personas felices (o al menos la mayoría), y a continuación contamos cuáles son algunas de esas conclusiones. Lo que más nos hace felices: la calidad de nuestras relaciones Una de las conclusiones más importantes de la investigación sobre el desarrollo adulto es que las personas se sienten verdaderamente felices cuando logran establecer relaciones humanas de calidad. "Lo que descubrimos es que en el caso de las personas más satisfechas en sus relaciones, más ligadas a los demás, su cuerpo y su cerebro se mantienen saludables por más tiempo", afirmó Waldinger.
Con respecto a la pregunta sobre lo que es una relación de buena calidad
, el académico apuntó que es aquel en que la persona siente confianza y sabe que puede ser ella misma.En otras palabras, la persona no se siente juzgada y tiene la convicción de que cuenta con el otro para prácticamente cualquier circunstancia. Este tipo de vínculo puede darse con el compañero, con la familia, o con amigos y colegas.
El dinero y la fama son cortinas de humo En diversas ocasiones la investigación aplicó cuestionarios sobre el concepto de felicidad a los participantes, e incluso a personas que no forman parte de la investigación. Ellos les preguntaron qué les haría felices. De los consultados, el 80% afirmó que serían felices si tuvieran más dinero y el 50% afirmaron que la fama les traía felicidad. Sin embargo, tras analizar los resultados después de mejorar su condición financiera o obtener éxito social, se concluyó que la suposición que hacían a priori no se reflejaba en los resultados después de la mejora.Todo lleva a creer que el dinero y la fama actúan en nuestras mentes como una cortina de humo. Se puede concluir que quien piensa de esa forma no está admitiendo que lo que busca, en el fondo, es aprobación, respeto y compañía. Sin darse cuenta, suponen que dinero y fama serán vehículos para ganar más y mejores vínculos con los demás. Esto quiere decir que inconscientemente creen que si tuvieran más dinero o fama, serían aún más valorados por los demás, lo que es falso. Tanto la fama como el dinero atraen nuevos vínculos, pero en muchos casos se trata de conexiones poco auténticas, no basadas en una genuina consideración por el otro. Muchos se acercan a los ricos y famosos por los beneficios que pueden obtener, pero no porque sienten un verdadero afecto por esas personas.
Si ya existe una respuesta, ¿por qué no somos más felices?
La investigación de Harvard encontró la respuesta a la pregunta de cómo podemos ser felices, y se trata de una respuesta relativamente simple y muy precisa. Pero esto lleva a una nueva pregunta: ¿por qué entonces hay tantas personas infelices? ¿No bastaría que invirtieran más tiempo y esfuerzo en sus relaciones para que pudieran vivir mejor? Ahí está realmente la clave del asunto.
Establecer relaciones de calidad no es tan simple, pues para ello es necesario que hayamos desarrollado previamente un conjunto de valores y virtudes. Para construir vínculos valiosos necesitamos ser generosos, bondadosos, pacientes y cercanos en el trato. En la vida, el asunto no es encontrar "personas especiales" con las que podamos establecer vínculos maravillosos. Se trata de nosotros mismos ser maravillosos en nuestras relaciones. Esto es lo que constituye la base de un vínculo de calidad. La conclusión fundamental de los 76 años de la investigación de Harvard es muy simple: todos buscamos, fundamentalmente, ser amados. Eso sería un sinónimo de ser feliz. Sin embargo, muchas veces no se puede construir relaciones de amor genuino porque aún no hemos desarrollado esa profunda capacidad de dar amor.