¿Alguna vez se sintió, en algún momento, perdido y a punto de hundirse? A veces las situaciones de la vida nos desgastan bastante.Pensamos que no seremos capaces de enfrentarlas, mientras que la negatividad empieza a mostrar su cara más dura. Todo lo que hacemos parece mal. Todo lo que sucede con nosotros es horrible. La única cosa que queremos es encontrar ese faro que siempre nos guía (como muchos creen).
En esta situación, si nos acomodamos con las quejas y la victimización, la salida a nuestros problemas difícilmente aparecerá por milagro. Las dificultades de la vida no significan que la solución a nuestros problemas sea algo inalcanzable. Sin embargo, toda la negatividad que abrazamos se vuelve una espesa niebla que nos impide ver con claridad.Vislumbrar el faro que siempre nos guía
¿Cómo podemos vislumbrar ese faro que siempre nos guía?
Algunos psicólogos ponen en práctica un hermoso ejercicio que ayuda no sólo a abrir nuestros ojos, sino también a mantener la esperanza en nuestros corazones, incluso cuando esos sentimientos parecen no existir más. Vamos a conocer mejor esta técnica.Es necesario cerrar los ojos, haciendo una breve relajación para liberar la tensión que inunda nuestro cuerpo entero, alcanzando así un estado de paz. Una vez que estemos relajados, tenemos que ver en un barco que está a la deriva con olas que amenazan con hundirse.
Hay rayos y truenos ensordecedores. No dejamos de debatir. El agua no para de entrar en el barco y de mojarnos. Estamos perdidos, solos y no sabemos qué hacer.No podemos comunicarnos con nadie. La única cosa que podemos hacer es sujetar firme en el mástil del barco para no ser lanzados hacia fuera en algún momento. Eso es muy dificil. Nuestras manos duermen. Está frío, estamos cansados de soportar esta situación y pensamos en soltar el mástil. Pero, de repente, aparece una luz borrosa.
Cuando las situaciones nos oprimen, empezamos a ahogarnos en nuestras emociones y parece ser el fin. Sin embargo, si no desistimos y resistimos, al final tendremos una vislumbre de ese faro que siempre nos guía.Compartir
En vez de bajar nuestras cabezas y continuar sumergiéndonos en nuestros pensamientos derrotistas, nos quedamos curiosos con esa luz. Entonces, vamos hacia ella. Al menos, gracias a ella, seguimos para algún lugar. A medida que nos acercamos, esa luz se vuelve más clara y vemos otra cosa. Esta luz está sobre algo. ¡Que bien! Nos estamos sintiendo esperanzados de nuevo. Es un faro, hay tierra firme. Ya tenemos un destino para alcanzar.
La alegría de saber que hay esperanzaUna vez que ese ejercicio sea realizado, es importante realizar un trabajo con nuestras emociones.
¿Cómo nos sentimos cuando estábamos en aquel barco a la deriva?
Probablemente el miedo, la soledad, el abandono y la frustración nos invadieron. Además, podemos haber pensado que íbamos a morir. Sin embargo, algo cambió. En el momento en que vislumbramos una luz, nuestras emociones cambiaron radicalmente. En aquel momento en que la curiosidad nos invadió, paramos de pensar en lo que estaba pasando a nuestro alrededor.Hubo un nuevo interés que relegó a segundo plano la situación negativa que estábamos viviendo. Sentimos calma, tranquilidad, alegría, alivio ... Olvidamos lo que estábamos mal y empezamos a sentirnos felices de saber que podríamos estar mejor.Es lo que suele suceder cuando, por ejemplo, perdimos un empleo y, por mucho tiempo, no encontramos nada. Hasta que un día recibimos un enlace para una entrevista de trabajo.
Siempre hay un faro que nos guía, pero usted tiene que saber cómo verlo. Si la persona que recibe la llamada se niega a ver el faro, pensará que no se seleccionará para la vacante. Porque tiene 40 años, porque no ha trabajado por mucho tiempo o por cualquier otro motivo que la haga hundirse en su negatividad.¿Cómo evitar que, cuando algo negativo suceda, nuestra vida se deshaga y no sepan avanzar?
La clave es tener más de un faro. De esta forma, si alguien se desmorona, es posible continuar la vida sin sentirse miserable.Cómo tener varios faros en nuestra vidaPodemos entender los faros que existen en nuestras vidas como los diferentes elementos que la componen. Por ejemplo, tenemos un faro para la relación amorosa, otro para las relaciones familiares, para el trabajo, para el desarrollo personal ...
La idea es cultivar y cuidar el mayor número de faros posibles, para que, si uno de ellos se apaga, no quedamos completamente perdidos. Vamos a dar un ejemplo.Cuando uno de nuestros faros se apaga, nuestro foco tiene que ir a otro. Ahora, si descuidamos los otros faros, nos encontraremos en aquel barco a la deriva. En esta situación, podemos perderse por mucho tiempo. Por lo tanto, no podemos concentrarnos en un solo faro. Los demás también merecen nuestra atención porque un día podemos precisar de ellos.
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Imagínese que sufrimos de dependencia emocional, por lo tanto, nuestro socio es nuestra vida. ¿Qué está sucediendo en esta situación? Sólo tenemos un faro que nos guía. Esta relación desmorona y el faro desmorona junto. Sentimos que quedamos perdidos, estancados y no sabemos más cómo aprovechar la vida. Todas nuestras expectativas fueron dirigidas a un solo faro, olvidando a los demás.¿Dónde está el faro de la amistad? ¿Y el del crecimiento personal?¿Qué pasó con el faro de los objetivos profesionales?
No teniendo cuidado con los otros faros, corre el riesgo de no saber cómo continuar con nuestra vida. Por lo tanto, el ejercicio que mencionamos al principio puede ayudarnos a descubrir que no existe un faro que siempre nos guía. Hay muchos de ellos. Lo que pasa es que los descuidamos y nos olvidamos de dónde están. Sin embargo, esto tiene una solución. En el momento en que somos conscientes de que no es sólo un faro que gobierna nuestra vida, pero hay muchos más, descubrimos que, aunque un desmoron, hay otros que seguirán iluminando nuestro camino.
Sólo tenemos que cambiar el foco de nuestra atención y aguzar la visión hacia las luces borrosas hacia los faros olvidados.Así que vamos a percibir todo lo que habíamos descuidado.