¿Conoces la teoría de las ventanas rotas?

Imagínese que usted está caminando por la calle comiendo tangerinas y cuando termina está con las manos llenas de cáscaras que pretende tirar. Usted percibe entonces que la basura está lejos y mira hacia el suelo. Si observa que en el suelo hay más basura, la probabilidad de que arroje las cáscaras en el suelo aumentará; pero si está limpio, probablemente pensará dos veces antes de tirar la basura en la calle. Esto explica la teoría de las ventanas rotas.

La teoría de las ventanas rotas, también conocida como la teoría de los cristales rotos, apunta el desorden como un factor de elevación de los índices de la criminalidad, e indica que los daños ambientales generan una sensación de que la ley no existe. Por eso, en una situación donde no hay reglas, es más probable que ocurran vandalismos.

La experiencia de las ventanas rotos

El profesor Philip Zimbabue, conocido por muchos a través de la realización del experimento de la prisión de Stanford, realizó una interesante experiencia de psicología social: dejó dos coches idénticos abandonados en la calle. Uno de ellos en un barrio pobre y conflictivo de Nueva York y el otro en una zona rica y tranquila. Dos coches idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de las personas en cada local.

El resultado no fue difícil de averiguar: el coche abandonado en la zona pobre comenzó a ser vandalizado en pocas horas. Llevaron todo lo que fuese aprovechable y lo que no pudieron llevar, destruyeron. Mientras tanto, el coche abandonado en la zona rica seguía intacto. Con este resultado, sería fácil concluir que la pobreza y la marginación eran los "culpables" del crimen. Sin embargo, la experiencia no se había concluido. Después de una semana el coche abandonado en el barrio pobre estaba totalmente destruido, mientras el coche abandonado en el barrio rico seguía intacto.

Los investigadores decidieron cambiar algo en la situación y rompieron una ventana del coche que estaba en perfectas condiciones. ¿Qué crees que sucedió? El robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado de aquel dejado en el barrio pobre. La conclusión final fue que la causa de los delitos no se encuentra en la situación de pobreza, sino que el vidrio quebrado del carro abandonado transmitió una idea de deterioro, de desinterés e indiferencia que creó un sentimiento de impunidad, una ausencia de leyes, normas y normas. El cristal roto crea una sensación de que "todo puede". En esta situación, cada ataque que el coche sufre reafirma y multiplica esa idea hasta que el vandalismo se vuelva incontrolable.

Las ventanas quebradas de la ciudad El metro de Nueva York, en los años 80, era el lugar más peligroso de la ciudad. Tomando como referencia la teoría de las ventanas rotas, comenzaron a reparar los daños de las estaciones del metro: la suciedad fue removida, las pintadas fueron borradas, todos pagaban los pasajes y pequeños hurtos fueron monitoreados.El resultado fue que el metro se transformó en un lugar seguro.

Ante los resultados obtenidos en el metro, se implantó en Nueva York una política de "tolerancia cero". Para ello, se prohibieron todas las transgresiones de la ley y de las reglas de convivencia, y se incentivó la limpieza y el orden en las comunidades. Una vez más, el resultado fue una gran caída en la tasa de criminalidad en Nueva York.

La evidencia de la teoría de las ventanas rotas La confusión que las reglas que no son muy claras generan es similar a los cristales que se rompen, creando la misma situación de la experiencia de los coches abandonados. Esto puede suceder con las organizaciones que son muy flexibles; esta flexibilidad puede ser confundida con desinterés. Si en una comunidad nadie repara el cristal roto de una ventana de un edificio, los otros cristales también se romper.

Si una comunidad muestra signos de deterioro y nadie se preocupa por ellos, posiblemente el resultado sea la delincuencia. Las pequeñas fallas pueden llevar a grandes transgresiones que conducen al caos. Esto no ocurre sólo con el deterioro de los elementos materiales. Un ejemplo claro se puede encontrar en la corrupción. Si las pequeñas transgresiones son consentidas, las personas van más allá y cada vez más personas harán las mismas prácticas con mayores cantidades.

Establecer reglas claras, dejando claro cuáles son las excepciones, puede ser una solución, siempre que no llegue demasiado tarde.