¿Por qué muchas personas inteligentes son inseguras?

Ellos suelen ser más pensativas, meticulosas e indecisas en su día a día, pero ¿por qué muchas personas inteligentes son inseguras en lo que respecta a sus propias habilidades ya la hora de tomar decisiones?

Aquellos perfiles más arrogantes y caracterizados por el exceso de valoración personal son seguros por naturaleza porque no evalúan las consecuencias de sus actos, ni miden el efecto de sus palabras. También no se preocupan por el daño que puedan causar a otras personas.

Con frecuencia, se suele decir que "no existe felicidad más profunda que aquella que deriva de la ignorancia". Con certeza todos concordamos con esta idea, porque ya encontramos, en alguna ocasión, con esa esencia tan característica de la estupidez humana donde una persona actúa con completa negligencia emocional y racional, sin estar consciente de las implicaciones de ciertas conductas.

"La inteligencia de un individuo se mide por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar". Sin embargo, ya pesar de que la mayoría de nosotros sabemos reconocer el "ignorante", aquel que actúa con un notable orgullo, con vanidad y arrogancia, es común que aparezca una pregunta: ¿por qué siguen teniendo tanto poder en nuestros entornos más habituales?
El historiador Carlo María Cipolla decía que a veces subestimamos la gran cantidad de estúpidos que existen en el mundo, pero a esta afirmación deberíamos añadir algo más ... ¿Por qué la estupidez alcanzó niveles tan elevados de influencia en nuestra sociedad?

Los psicólogos y sociólogos dicen que existe un aspecto curioso asociado a este tipo de perfil de comportamiento. Las personas menos inteligentes suelen mostrar una alta seguridad, son más impetuosas, más "ruidosas" y tienen la capacidad de influenciar a los demás por este tipo de características. Las personas inteligentes, por otro lado, suelen caracterizarse por una notable inseguridad, lentitud de respuesta, reflexión e incluso discreción personal. Todos estos atributos no provocan impacto. Además, vivimos en un mundo donde la inseguridad sigue siendo vista como una característica negativa.

Muchas personas inteligentes son inseguras y se desvalorizan a sí mismas.

Continuamos teniendo un concepto equivocado sobre las personas inteligentes y, especialmente, aquellas que presentan un cociente intelectual (Q.I.) bastante elevado. Las vemos como hombres y mujeres competentes, capaces de tomar siempre las decisiones más acertadas, o de ser altamente eficaces en sus tareas, responsabilidades y obligaciones cotidianas. Sin embargo, existe un detalle que suele estar presente en muchas ocasiones: las personas inteligentes

suelen sufrir de ansiedad social.

Raras veces se sienten completamente integradas en un contexto determinado: escuela, universidad, trabajo, etc. Tal y como nos explica el psiquiatra y doctor en neurociencia Dean Burnett, el perfil caracterizado por una elevada inteligencia suele desvalorizarse constantemente.

Es lo que se conoce como "síndrome del impostor", un trastorno en el cual la persona minimiza sus conquistas y capacidades personales hasta minar poco a poco su autoestima y autoconfianza. Obviamente no podemos generalizar, pues habrá personas con un alto Q.I. que muestran una alta seguridad y que habrán escalado el éxito con constancia y eficacia psicológica. Sin embargo, el estándar citado anteriormente suele ser bastante común: las personas intelectualmente brillantes a menudo tienen una percepción más profunda de la realidad, una realidad que no siempre parece fácil de asimilar, ni es agradable y mucho menos confiable. "Ante un mundo complejo, lleno de contradicciones e imprevisible, las personas inteligentes se sienten como figuras extrañas y ajenas a esos entornos. Así, y casi sin darse cuenta, es común que ellas acaben desvalorizándose porque no se sienten capaces de adaptarse a esas dinámicas sociales ".

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¿La inseguridad es realmente un atributo tan negativo? Debemos admitir: la autoconfianza nos atrae e inspira.

Nos gustan las personas capaces de decidir rápido, de mostrar seguridad y una capacidad rápida de reacción en cada circunstancia. Pero ... es realmente acertado e incluso deseable estar siempre tan "seguros" de nosotros mismos?La respuesta sería "sí y no". El secreto está en el equilibrio. Citando nuevamente al neurocientífico Dean Burnett, vale la pena hablar aquí de uno de sus libros más conocidos:

"El cerebro idiota".

El explica que generalmente las personas más ingenuas o ignorantes son las que suelen mostrar un mayor nivel de autoconfianza . Son perfiles incapaces de reconocer cuando algo está mal o de aplicar un pensamiento analítico y reflexivo para evaluar previamente el efecto de ciertas decisiones, acciones o comentarios. Sin embargo, es aquí donde entra lo que es extraño y preocupante, la "personalidad idiota" suele tener mayor éxito social. Los directores, altos funcionarios o políticos que demuestran impetuosidad, seguridad y firmeza en sus decisiones suelen reunir lo que muchos consideran como "capacidad de liderazgo". Asumir esto es un auténtico peligro, porque a veces ponemos nuestro futuro en manos de personas incapaces de evaluar las consecuencias de sus actos.

La inseguridad productiva La inseguridad que sostiene e inmoviliza no es útil. Sin embargo, la inseguridad que indica algo como "pare, sea cauteloso y piense antes de decidir" puede ser de gran ayuda siempre y cuando ayude a tomar una decisión y no a bloquearse de forma indefinida. Las personas inteligentes suelen tener grandes dificultades a la hora de controlar esa inseguridad porque, como mencionamos, presentan una baja autoestima además de algunas de estas características: Analizan en exceso cada acontecimiento, acontecimiento, palabra dicha, gesto o actitud.Presentan un tipo de pensamiento "creciente".

O sea, de una idea pasan la otra y luego la otra, hasta quedar eternamente abstraídos en estados mentales sin salida. Son personas muy lógicas y necesitan que "todo encaje", que todo tenga sentido. Pero la vida exige, a veces, que la aceptemos como es, con sus irracionalidades, caos y extrañezas. Por lo tanto, y para conseguir que la inseguridad no las deja aisladas en la inmovilidad de sus sofisticadas mentes, es necesario que ellas aprendan a tolerar ciertas incertidumbres, la imperfección del comportamiento humano, así como la falta de lógica de muchos eventos de este mundo .

Además, es vital que la inteligencia de ellas pase de la frontera inminentemente "racional" hacia la inteligencia emocional, donde deja de desvalorizarse o sentirse como un ser extraño, ajena a una realidad que, a pesar de no creer, la necesita más, que nunca para poder vencer al "virus de la estupidez humana".