Tendemos a percibir que la dependencia es un problema cuando la vivimos de cerca o estamos involucrados, cuando la relacionamos con un sufrimiento real o potencial. Sin embargo,es posible educar para evitar la dependencia emocional? ¿Podemos prevenir las relaciones tóxicas con la educación?
Los seres humanos son dependientes. Nacimos dependientes. Sin embargo, la dependencia emocional es un estado psicológico que es una gran fuente de incomodidad para aquellos que la viven. Como seres sociales, necesitamos unos de otros. Buscamos contacto, cooperación e intercambio. Nos unimos y construimos. Sin embargo, eso no siempre sucede de esa manera: a veces nos juntamos a alguien y, a pesar de entender que la relación nos destruye, sentimos la necesidad de mantenerla.
¿Quién dijo que usted no es una naranja entera?
Medios, bromas, preguntas innecesarias, cuentos populares, tradiciones, consejos poco pensados ... No dejan dudas: necesitamos establecer una relación amorosa para sentirnos completos y completos. ¿En serio?
No es un secreto que vivimos en una sociedad que, más o menos conscientemente, fortalece las relaciones de dependencia, desfigurando el significado final de una relación: el de compartir y sumar, por querer y no por precisar. Lamentablemente, sólo queremos evitar la dependencia emocional cuando estamos sufriendo o viendo el sufrimiento de aquellos que amamos. El papel de la educación para evitar la dependencia emocional
Los modelos y experiencias que tenemos en la primera infancia sirven de referencia para enfrentar el mundo y las relaciones.
Un niño que no ha aprendido a tener cariño de una manera que es cierta para ella y para los que están a su alrededor probablemente, cuando adulta, se sentirá un poco perdida en este campo y seguirá tratando de buscarlo de manera imprudente. De la misma manera, es probable que los niños que crecen con padres que saben controlar, manejar y hablar de sus emociones resulten ser mucho más hábiles en ello. En ese sentido,
educar para evitar la dependencia emocional es, además de sana, posible. Querer que los niños se conviertan en adultos independientes es una meta poco realista si esta independencia no se alienta. Cuando nace un bebé, la dependencia es total. Sin embargo, la autonomía progresiva que se adquirirá dependerá de su educación. ¿Cómo educar para evitar la dependencia emocional?
El psicoanalista John Bowlby formuló la teoría del apego para explicar el vínculo emocional generado entre el bebé y sus padres. Este autor argumentó que el estilo de apego comienza a formarse durante la infancia, pero que esa formación continúa a lo largo de la vida. Es claro que el tipo de apego que los niños establecen con sus figuras de referencia constituirá de alguna forma la base de su desarrollo emocional.
Por lo tanto,
promover un apego seguro en la primera infancia será fundamental para evitar relaciones tóxicas generadas por la dependencia. Este vínculo afectivo será el lugar donde los niños aprenderán que explorar el mundo y sus complejas por sí solas es compatible con el sentimiento de amor, confianza y seguridad de sus padres. Algunas pautas para educar a niños resilientes y evitar la dependencia emocional:
Demostrar cariño. Expresar el amor por los niños con palabras y gestos hace que se sientan amadas. Sólo de esa manera podrán explorar sabiendo que tienen un refugio para protegerse si lo necesitan.
- Expresar las emociones. Expresar lo que sentimos y por qué sentimos permite que los niños desarrollen empatía. Además, así ellas entienden que las emociones son humanas y que no hay problema si sentimos tristeza o rabia. Identificar lo que ellas sienten proporcionará un mayor autoconocimiento y favorecer la modulación de los comportamientos. Lejos de lo que se pensaba hace décadas, el éxito de los niños está más condicionado por la inteligencia emocional que por la capacidad intelectual.
- Estar disponible. No ayuda a pasar mucho tiempo con los niños si no juega con ellos o prestar atención a sus necesidades. Los niños necesitan saber que sus padres están allí (incluso cuando no están) y que son sensibles a sus necesidades.
- Promover la autonomía y la toma de decisiones. Alentar a los niños a tomar sus propias decisiones les hace confiar en sus propios criterios. Estimular su curiosidad y resolver conflictos las hace sentir más capaces y confiados.
- Proporcionar seguridad y confianza. Cuando recompensamos su progreso y las apoyamos en nuevos proyectos, ellas desarrollan una imagen positiva de sí mismas. Esta es la forma en que permitimos que los niños se sientan competentes. Además, cuando las acompañamos en las caídas y les damos confianza para intentar de nuevo, promovemos valores como estabilidad o perseverancia.
- Cuídese. No se descuida por cuidar de los demás. Es conveniente encontrar y transmitir ese equilibrio, mostrando que ellas son las primeras que necesitan preocuparse en cubrir sus propias necesidades. No es inusual observar padres que rutinariamente renuncian a actividades de ocio o momentos para sí mismos. A veces la culpa surge, como si el ocio fuera incompatible con los buenos padres o madres. Es esencial ser consciente de ello. Diferentes estudios han confirmado que la dependencia emocional de los padres con sus hijos causa efectos negativos que son difíciles de revertir. Por lo tanto, si entendemos que los educadores son el ejemplo directo para los niños, la importancia de tener buenos modelos es evidente. Si buscamos educar a niños que no son dependientes emocionalmente, sería bueno empezar educando a niños que se conozcan, se amen y se valoren. Tal vez deberíamos conocer, amar y valorar más a nosotros mismos. Este puede ser un buen momento para recordar que somos capaces, no somos mitad de nada ... porque somos seres completos.
- Entonces, a partir de ahí, podemos enseñar la diferencia entre necesidad y amor. Enteros, seremos más libres. "No es que yo quiera estar solo. Es que todavía no he encontrado a alguien que quiera asumir el compromiso de ser libre a mi lado ".
- Quetzal Noah -