Era para ser sólo otro contrato no vitalicio, algunas quedadas, algunas huellas, y nada más que eso. Después de todo, todo el mundo está acostumbrado a pasiones pasajeras, algunos encuentros determinados.
Sólo que en el transcurso del camino vivimos momentos hermosos, y fue ahí donde el mi mundo se volvió de cabeza hacia abajo.Inocente fui yo, fue usted, pensé que podría continuar con el "combinado" de un comienzo de relación tranquilo, nada serio, leve y sin expectativas.
Usted ha estado teniendo un poco de mi manera, de mis defectos, de mis deseos, y eso le hizo querer tener más, saber más, buscar más.
Inocente fui a pensar que sería de la misma manera siempre, fui sincero, usted fue sincera, pero en el transcurso de los encuentros, surgió algo más, algo que yo no esperaba que surgiera en usted y, permítame decir, en mí. Divertido que complique todo, podría ser fácil de la manera que usted espera que sea; sí, hoy usted quiere tanto como yo que la gente tenga razón, que sea más que algunos encuentros.
Creí que podría sostener "las riendas" de nuestros encuentros, pero percibí que sentimiento no se limita con palabras, no se mide con una cinta métrica, y mucho menos da para sostener con las manos.
En el comienzo era atracción, un deseo carnal, una pegadiza informal que se fue transformando en apego, cariño, respeto. Quisiera poder ser que ni tú, sentir más, entregarte más, sin excusas y más excusas.
Su alma exhala intensidad, desborda sentimientos, y admito que me sorprendió con su manera única de ser. Usted llegó de mansedumbre, mostrando esa sonrisa tímida de canto de la boca, hablado bajito en el oído que me dejó confuso. Todavía me pregunto lo que la trae aquí, si es su voluntad o su miedo de quedarse sola.