El concepto de "normalidad" se utiliza con frecuencia e indiscriminadamente en nuestra sociedad. En muchas ocasiones hemos escuchado que ciertas cosas o comportamientos son o no son normales. Ahora, cuando intentamos definir la idea de normalidad, la cuestión se vuelve complicada. Es difícil definir lo que es normal y lo que es patológico, extraño o raro.
Un aspecto realmente peligroso del concepto de normalidad son las connotaciones asociadas, ya que se utiliza en muchas ocasiones como un medidor de lo que es o no es correcto.Cuando clasificamos una conducta o una cosa como anormal, es a menudo seguida por prejuicios negativos.Esto, en cierta medida se debe a una concepción errónea de normalidad, ignorancia de la profundidad del término. Por esta razón, es importante entender lo que significa "normal".
Una manera simple de acercarse al término es a través del opuesto de la normalidad, es decir, el patológico. Entender estos procesos y comportamientos que no son normales nos ayudará a componer su definición. Por este motivo, la primera definición que vamos a abordar es la definición del patológico.
Definición de patológico o anormal
Definir el patológico siempre fue complicado para la Psicología por la complejidad de definir los criterios del mismo. Además, tiene la dificultad adicional de qué hacer con lo extraño o anormal. Un debate aún en formación en la psicología es lo que se debe considerar susceptible al diagnóstico o terapia. Hablamos sobre la cuestión de qué comportamientos patológicos deben ser tratados y cuáles no, qué criterios deben ser seguidos?A la hora de definir la patología o lo que es anormal en psicología, generalmente se recurre a cuatro criterios diferentes.
Un aspecto importante es que no es necesario cumplir todos los criterios para que algo sea considerado anormal. La cosa correcta a hacer es entenderlo como 4 dimensiones que puntuan de manera cualitativamente distintas.Los cuatro criterios son:
El criterio estadístico.
- Se basa en la idea de que la normalidad es lo que es más probable. Es un criterio matemático basado en datos; los comportamientos más repetidos serán los normales, mientras que aquellos que mal ocurren serán patológicos o anormales. Tiene gran fuerza al suponer un método objetivo para medir la normalidad, pero pierde la eficacia cuando hay mucha variabilidad; y hay también el problema de definir el límite porcentual que implica el cambio de anormal a normal.El criterio biológico.
- Aquí tomamos en cuenta los procesos y las leyes biológicas naturales para determinar la normalidad. Los comportamientos o procesos que siguen la normalidad biológica no serán considerados patológicos. El problema con este criterio es que las leyes biológicas son modelos científicos que pueden ser incompletos y erróneos; además, un nuevo dato puede ser interpretado como una patología, en lugar de parte del proceso normal.El criterio social.
- Se basa en la idea de que la normalidad es lo que la sociedad acepta como normal. La sociedad, a través de la intersubjetividad y del conocimiento social, establece las características que la normalidad debe llenar. Podemos atribuir a esta concepción un fuerte sesgo histórico y cultural; Dependiendo del tiempo y la cultura, el concepto variará.El criterio subjetivo.
- Según este criterio, los comportamientos patológicos serían aquellos que el sujeto que realiza los comportamientos ve como tal. Este criterio es muy deficiente en muchas ocasiones, pues muestra gran subjetividad y es altamente sesgado, porque tendemos a evaluar todos nuestros comportamientos como normales.Los criterios que discutimos arriba son útiles al diagnosticar y tratar trastornos en psicología clínica
. Sin embargo, podemos ver que son de poca utilidad para realmente profundizar el significado de normalidad, aunque son útiles para entender o acercarse a la noción que tenemos de lo que es extraño o anormal.La normalidad a partir del socioconstructivismo
El socioconstructivismo puede ayudarnos a entender el concepto de normalidad. A partir de este prisma se entiende que
todo conocimiento es construido a través de la interacción del individuo con la sociedad y su ambiente . La normalidad sería otra idea construida dentro de la estructura de esa interacción.Esto significa que
el normal nunca podrá ser tratado con una objetividad descontextualizada de la intersubjetividad social. Es decir, no podemos hablar de una normalidad en general, sino de una normalidad dentro de una sociedad específica. Por su parte, esto implica que no hace diferencia que criterios usamos para definir el patológico, ya que todos recaen bajo el concepto social de lo que es extraño o anormal. El punto de vista que describimos nos da una visión interesante y curiosa ante el estudio de lo normal y puede involucrar algún debate ético-moral.Todo lo que vemos como extraño y anormal no necesita estar asociado a una disposición problemática o negativa del individuo que realiza ese comportamiento anormal. En realidad,
la sociedad sería aquella que excluiría comportamientos, ideas o características, clasificándolas como extrañas o anormales . En gran medida, esto explica, por ejemplo, la gran variabilidad registrada en los comportamientos, actos y sentimientos en el cajón de la normalidad y de la anormalidad a lo largo de la historia. Por ejemplo, siglos atrás era normal y legítimo matar a una persona si su orgullo fuera herido, hoy en día lo consideramos extraño e inmoral.Así, podríamos decir que
la normalidad es un constructo social que engloba comportamientos, ideas y características que se adaptan a la vida en sociedad . Es un modo de autorregulación con el que la sociedad cuenta. Por esa razón, la psicología está adoptando paradigmas sobre trastornos y deficiencias con base en la diversidad funcional; pensemos que la anormalidad es generada por la sociedad, y no es una característica del individuo.