Cuando la nostalgia nos invade

Recordar no es malo. Dejar que la nostalgia nos acaricie de vez en cuando, como una brisa tibia e inspiradora, no es algo negativo. De acuerdo con los expertos, los seres humanos pasan gran parte del día "recordando", pero no podemos dejar que esto se transforme en una obsesión. La ventana del mundo emocionalUno de los sentimientos que nos permite acceder a nuestro mundo emocional es la nostalgia.

Cuando nos acordamos de un ser querido o sentimos nostalgia de una época especial de nuestra vida, de alguna manera nos transportamos. De repente nos vemos envueltos en una infinidad de sentimientos, imágenes, palabras y sonidos que estaban guardados en algún lugar de nuestra memoria.

Estamos hechos de memorias, recuerdos y nostalgia. A veces, la nostalgia trae un poco de tristeza. Momentos felices del pasado nos muestran que, en nuestro presente, falta alegría y felicidad. En esos momentos, corre el riesgo de refugiarnos en el pasado. Un refugio adictivo que accedemos repetidamente, a través de fotos, cartas y objetos personales. Olvidamos el presente y nos refugiamos en el pasado para llenar las lagunas actuales de nuestra vida. Esto no es bueno; las experiencias deben servir como un trampolín para nuestra realidad, y no como una ventana donde nos inclinamos diariamente para "espiar el pasado".

Podemos perderse y hasta caer en depresión. La nostalgia nos ayuda a recordar lo que fuimos, lo que teníamos, lo que ya vivimos, a hacer una evaluación de la vida y aprender de ella. Toda experiencia es un conocimiento que nos empuja hacia el futuro. Las experiencias forman parte de nuestro archivo personal, donde podemos volver de vez en cuando, pero la puerta debe quedar cerrada para que la nostalgia no se entromete en nuestro "ahora".

No quede en el pasado La palabra nostalgia tiene un significado interesante que ilustra bien su realidad: viene del griego nudos (vuelve a casa) y álgos (sufrimiento). Este padecimiento es el deseo de volver a un lugar específico. Debemos pensar en el pasado con un sentimiento de gratitud y aprecio por las experiencias vividas y con satisfacción por haber vivido momentos tan felices y plenos.

No debemos cometer el error de creer que todo era mejor antes y perder la armonía entre lo que ya vivimos y el momento presente.

Nuestra vida es una línea continua y debemos fijarnos en las perspectivas y objetivos para el futuro.

El pasado nos ayuda a aprender, pero la felicidad está en todos los momentos del presente, en las pequeñas cosas y en los pequeños detalles del día a día. Nunca te olvides:no hay peor nostalgia que sentir nostalgia de lo que nunca existió.