Quien tiene un perro en su vida tiene una fortuna. Esta es una afirmación que no sorprende a muchas personas, especialmente a aquellos que tuvieron la compañía de un ángel de cuatro patas y se sumergieron en la magia que estos seres maravillosos poseen.
Recibimos un cariño intenso y único de ellos. Ellos se transforman en nuestra familia, en niños eternos de tremenda sabiduría e inmensa inteligencia emocional, pues acaban siendo los mejores conocedores de nuestras costumbres, sentimientos y pensamientos. Los mejores conocedores y los mayores merecedores de nuestras sonrisas.
Con sólo una mirada ellos descifra nuestro estado emocional, nos acompañan, nos divierten y nos hacen sentir especiales, únicos e imprescindibles. Así, con sus leyes propias de propiedad(tiene derecho a todo) y sus hermosos ojos suplicantes, consiguen de nosotros hasta lo que juramos que jamás permitiríamos (por ejemplo, dormir en nuestras camas). Las reglas del perro para con su humano
Hay ciertas reglas que, cuando usted convive con un perro, son incuestionables.
Nuestros animales nos educan, domestican o adestan, como usted prefiere decir. Ellos definen los principios de la convivencia y el "conflicto" por los propios derechos acaba convirtiéndose en una pelea divertida.Así, no podemos evitar sonreír cuando los identificamos con sus sorprendentes normas de dictadores de la casa. Veamos:
Regla nº 1:
Usted debe dejarme experimentar cada cosa que comer. Regla nº 2:
No me llame y me bloquee en el baño bajo ninguna hipótesis. Regla nº 3:
Usted no hará más sus necesidades en el baño solo. Regla n ° 4:
No me diga que me calle cuando lo tire; tengo mis motivos. ¡Algo está sucediendo allí afuera !! Regla nº 5:
Dormir en cualquier lugar de la casa, preferentemente donde más incomodar. Regla nº 6:
Usted no puede entrar en casa con el olor de otros perros y pensar que eso no tendrá sus consecuencias. Regla nº 7:
Déjame salir cada vez que pido, incluso si acabo de entrar. Es necesario asegurarme de que he olvido todo correctamente. Regla nº 8:
Usted tiene permiso para dormir en la cama, pero usted no necesita moverme, lo mejor es usted quedarse en un rincón y no molestar. Regla nº 9:
Si cae al suelo es MI! Voy a enfrentarte a ti mismo a entrar en mi frente y no dejar que te quiera. Regla 10:
No piense en dejar un recinto sin mí. La riqueza emocional de compartir la vida con un animal
Sea perro, gato o conejo,
compartir nuestras vidas con un animal es una bendición pues nos enseña a respetar, amar y estructurar la vida de otra forma. Hay muchas personas que piensan que tener un animal limita, pues, por ejemplo, usted no puede ir a cualquier lugar con ellos de vacaciones o usted tiene que considerar muchas otras de sus necesidades. Pero quien tiene un perro o cualquier otro animal siente como si éste fuera parte de la familia y los sentimientos compensan todos esos "pequeños inconvenientes".
Es verdad que si no compartimos la vida con ellos, nuestras carteras estar más llenas, pero nuestros corazones estarían más vacíos. Lo que añaden emocional y físicamente implica una riqueza enorme que no puede ser compensada ni por todo el dinero del mundo. Por lo tanto, saber lo que es tener un animal, comprender cómo son queridos y completar a nuestras familias con su presencia es una oportunidad que todos deberíamos tener en nuestras vidas.
Ahora, siempre con conciencia y respeto, sabiendo cómo saben los amantes de los animales que cuidar y amar uno de ellos es una responsabilidad que no se puede dejar de cumplir y que nos ofrece la posibilidad de adquirir un gran conocimiento en diversas áreas de la vida .
Porque por encima de todo, nuestra mayor riqueza cuando disfrutamos de su compañía es la emocional, la cual es incomparable y nos hace inmensamente felices. Esta es nuestra mayor fortuna. Compartir