A veces el paciente que los profesionales de la salud están tratando, ayudando o cuidando no mejora. Esto provoca en esas personas una forma de estrés postraumático: la fatiga de compasión.Un estado fruto del desgaste constante de energía con la ayuda terapéutica que ofrecen y la compasión que sienten por sus pacientes. Este desgaste lleva al estado emocional en el cual los profesionales de la salud pueden quedarse al presenciar el sufrimiento físico, psicológico, social y espiritual por el cual las personas a su alrededor pasan.
Con el paso del tiempo, pueden llegar a sentir, indirectamente, los dolores y las sensaciones de malestar de esas personas.La empatía como desencadenante del estrés
Cuando una persona hace diálisis casi todos los días de la semana, inevitablemente se crea un vínculo emocional entre el profesional de la salud y el paciente.
Tal vez no lleguen a establecer una relación personal, pero el simple hecho de verse todos los días y compartir observaciones y esperanzas de mejora genera un amistoso compromiso. En estos casos, saber si colocar en el lugar del otro es esencial. Comprender sus necesidades y cómo la persona se siente fortalece el vínculo creado. Sin embargo, la empatia también puede predicar una pieza cuando actúa como un gatillo para algunos tipos de estrés. En realidad, la empatía es el factor desencadenante del cuadro sintomatológico de la fatiga de compasión. La empatía aumenta la calidad del tratamiento y la implicación con los pacientes. Pero, al mismo tiempo, aumenta la vulnerabilidad al desgaste del profesional
. Cuanto mayor es la empatía, mayor es el riesgo de sentir este efecto.Mecanismos cerebrales de la empatía
La fatiga de compasión fue un término acuñado en 1995 por Charles Figley, director delTraumatology Institute en la Tulane University (en Nueva Orleans, Estados Unidos). El observó que los profesionales de la salud que trabajaban con salud mental de personas traumatizadas sentían indirectamente los efectos del trauma de los pacientes con los que lidia. Aunque el origen de este término es relativamente reciente, los mecanismos cerebrales que lo explican se conocen desde hace algún tiempo y están relacionados con la empatía y los conductos de imitación. Así, la amígdala, la corteza orbitofrontal y las neuronas espejo son los responsables de alguien sentir lo que otra persona siente.
Además, si esas sensaciones
esconde un dolor profundo y un sufrimiento enorme, esa capacidad de empatía se potencia. Y la fatiga de compasión se hace más evidente. Signos que caracterizan la fatiga de compasión La fatiga de compasión es el resultado de un proceso acumulativo.
Como ya vimos, este proceso se desarrolla debido a un malestar emocional prolongado por el continuo e intenso contacto con los pacientes. Pero, ¿cuáles son las señales y los síntomas que pueden evidenciar la fatiga de compasión?
Cognitivos. Dificultades de memoria, falta de atención y concentración, pensamientos negativos recurrentes o flashbacks. Emocionales.
Sentimientos intensos de miedo, tristeza y rabia, desesperanza generalizada o pérdida de la alegría o de la felicidad.
somáticas. En el ámbito profesional, también podemos identificar algunos signos como baja motivación, sentimientos de incomprensión, percepción de baja capacidad profesional o distanciamiento del equipo.
- Su relación con el estrés postraumático Como vemos,
- la fatiga de compasión comparte síntomas característicos del trastorno de estrés postraumático (TEPT).
- Pero antes de explicar esta relación, vamos a ver en lo que es el TEPT. Este trastorno se origina por un acontecimiento muy estresante o traumático, que supone una amenaza o un daño físico extremo para el individuo. Así, el organismo genera una respuesta en forma de estrés, resultado del esfuerzo realizado para adaptarse al ambiente. Puede ocurrir en cualquier edad y aparecer posteriormente a los acontecimientos.
Por su parte, la fatiga de compasión
aparece de manera abrupta y aguda.
Además, en este caso específico, tiene múltiples desencadenantes que generan un efecto estresante en el profesional de la salud. Son la exposición constante, el compromiso emocional y la relación terapéutica que mantiene con los pacientes. 3 grupos de síntomas compartidos La fatiga de compasión comparte con el TEPT una serie de síntomas del cuadro psicopatológico. Reexperimentación
. Si el conflicto no se resuelve, el profesional puede revivir o recordar la experiencia traumática en forma de repeticiones mentales o flashbacks.
En el caso de los profesionales de la salud, esto es especialmente delicado. El estrés no es generado por una sobrecarga de trabajo, sino por un compromiso emocional con el paciente que está ayudando. Evitación y embotamiento psíquico . La persona realiza esfuerzos para evitar pensamientos, emociones, personas, lugares, tareas o situaciones que la recuerde el hecho traumático. Por otro lado, tiende a suprimir aspectos relevantes de éste ya reducir su interés y participación en actividades que antes encontraba gratificantes. La persona con fatiga de compasión, así como el paciente de TEPT, siente malestar, irritabilidad, confusión e irascibilidad. Con eso, se aleja física y afectivamente de sus pacientes y de las otras personas, lo que puede perjudicar su círculo más íntimo. Hiperactivación o hipersensibilidad.
En el caso de las personas que sufren este trastorno, el estado de tensión y alerta son constantes. Es decir, ellas están alteradas, irritadas, exaltadas y manifiestan una reacción extrema a cualquier acontecimiento.
Cómo trabajar la fatiga de compasión
- Saber lo que es la fatiga de compasión nos hace conscientes de las posibles consecuencias de una mala gestión emocional en el tratamiento con los pacientes por parte de los profesionales de la salud. Algunas sugerencias para hacer frente a esta situación son:Tener un tiempo solo para ver las cosas en perspectiva y desconectarse. Identificar qué fuerzas y capacidades tenemos para enfrentar las situaciones de dolor y sufrimiento de los demás. Dormir adecuadamente y tener una buena alimentación.
- Hacer ejercicios de relajacióno actividades físicas regularmente. Dividir relatos con los compañeros de trabajo.Como vemos, los efectos secundarios de una situación o circunstancia de alta carga emocional y sufrimiento son tangibles, incluso en los profesionales que saben cómo manejarlo.
- Cuidar de nosotros mismos es una prioridad de la que no podemos olvidar. En realidad, es la prioridad base para ofrecer un tratamiento y una atención de calidad para los demás.