De una forma u otra, en algún momento de la vida, todos acabamos sacando la venta de los ojos y haciendo un lazo en el pelo. Porque después de todo, de esa forma nuestro rostro parece más hermoso, la mirada más libre, bien iluminada y despierta para descubrir la realidad como se merece, sin velos. Como dijo Ortega y Gasset:"El amor es una especie de imbecilidad transitoria, un 'blanco' mental y una angina psíquica.
Es posible que el famoso filósofo, ansioso por encontrar una explicación para los afectos humanos, no pudiera ver alguna lógica en la pasión y en esa "ceguera" que muchas veces nos aprisiona como un dulce sueño. Sin embargo, mucho más allá de lo que podemos pensar, los afectos tienen una lógica y mucho sentido. "El amor y el odio no son ciegos: son dominados por el fuego que cargan dentro de sí". - Friedrich Nietzsche - El Dr. Robert Einstein, de la Universidad de Harvard, nos dice que vivir por un tiempo con una venta en los ojos, sea en nuestras relaciones u otras dinámicas personales, forma parte de nuestro crecimiento psicológico y emocional
. Por lo tanto, no debemos arrepentirnos de este período, de todas las energías embestidas, de los sueños o de las emociones experimentadas. Esto significaría renegar una parte de nosotros mismos.En realidad, el amor no es ciego, lo que sucede es que a veces ve más de lo que debería:
son espejismos e imágenes distorsionadas que no corresponden a la realidad. Sabemos que ver la vida a través del corazón, a menudo, tiene su precio. Pero esto es otra parte de nuestro aprendizaje de la vida. Algo que nunca habríamos aprendido si nos negamos a amar, probar, experimentar y dar esos saltos en el vacío sin paracaídas, donde a veces golpeamos, y otras veces nos lastimamos.
Vamos a reflexionar sobre eso? La venta de sus ojos, la que usted ya dejó caer más de una vezYa sacamos esa venta de los ojos más de una vez. En vez de hacer un lazo definitivo con ella para avanzar con el rostro libre y los ojos abiertos, volvemos a cometer los mismos errores del pasado; es decir, amamos ciegamente, confiamos a las oscuras, tanteando y dejando nuestros corazones "en las manos" de los demás. ¿Por qué? ¿Por qué en algunas ocasiones nos convertimos en reincidentes del amor cautivo y doloroso? "El amor, por ser tan ciego, impide que los amantes vean las tonterías que cometen".
- William Shakespeare - Los rehenes del amor doloroso, aquellos que están siempre sufriendo por amor, padecen una enfermedad bastante común: la falta de autoestima. El mundo no está estratégicamente organizado para que nos encontremos constantemente con "personas malas", con traficantes del egoísmo y agresores del equilibrio emocional. Sólo cuando tengamos muy claro lo que realmente necesitamos o no, seremos más selectivos, más cautelosos y receptivos. Porque cuando usted sabe lo que quiere, encuentra lo que merece. De acuerdo con un estudio publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas del Reino Unido, las personas declaran encontrar lo que siempre esperaban después de los treinta años y, especialmente, después de los cuarenta años. Es cuando usted se siente más confiado y capaz de integrar la experiencia de relaciones pasadas, con la serenidad de un regalo donde nada falta y nada es superfluo. En esa fase, miramos algo más que el encantamiento o la pasión; buscamos el amor, la autorrealización con un compañero con el que tengamos un proyecto en común para invertir con madurez y honestidad.
Ame con los ojos abiertos y el corazón protegido
La mayoría de los biólogos evolucionistas creen que ese caos emocional que nos coloca una venta en los ojos, que nos aprisiona, que acelera nuestro corazón y nos lleva a laberintos tan oscuros como apasionantes, a propósito: la procreación. De acuerdo con este enfoque, nuestros genes nos predisponen a eso cuando nos apasionamos: las neuronas-espejo nos conectan y explotan instantáneamente en nuestros cerebros genuinos fuegos artificiales coloridos que son la dopamina, la testosterona, la vasopresina, la oxitocina y la serotonina ... Todo esto acelera aún más la atracción.
El amor es ciego y la locura lo acompaña.Además, otro aspecto que destacamos es que
la pasión pone en "stand by" algunos procesos tan importantes como el sentido de la discriminación, el análisis lógico, o incluso, en cierto sentido, el sentido del juicio. Nuestra mente adquiere una forma de "túnel" donde se concentra lo que es importante, nuestro socio afectivo.
Amor sin ventas, pasión con velos
Erich Fromm dijo acertadamente que hay personas "viciadas en enamorarse".
Se encanta con ese amor ciego, burbujeante y casi anestésico. Sin embargo, cuando llega la fase de madurez, en la cual trabajar las diferencias, aceptar los defectos y establecer un proyecto en común son prioridades, esa relación termina.
Este autor establece en el libro "El arte de amar" que la verdadera sabiduría, la verdadera plenitud afectiva, no está en la pasión, está en el amor. Porque cuando nos apasionamos, nos gusta esta conexión profunda, de esa intimidad donde se entrelazan la locura y la pasión más intensa. Sin duda, todo esto es muy positivo, pero la verdadera felicidad viene más tarde, con ese amor atento, que oye, que es consciente de los defectos de la otra persona, de sus imperfecciones. La persona madura es alguien con los ojos abiertos y el corazón protegido
: ve las cosas como ellas son y decide luchar por ellas para ser un faro de luz intensa en ese amor.
Si hasta hoy usted no ha encontrado a una persona así, no tenga prisa. Basta con tejer sus tristezas, hacer un lazo en el pelo y mirar al mundo con la certeza de que en el momento adecuado encontrará lo que realmente merece.