Usted tiene el derecho de cambiar de opinión, usted tiene el derecho de crecer

Cambiar de opinión en un determinado momento no es abandonar quiénes somos. Es percibir que las personas en las que confiábamos no son íntegras, es asumir que un camino que considerábamos correcto no es y, sobre todo, saber continuar con madurez y sabiduría. Por lo tanto, no olvidemos que todos tenemos ese derecho valioso, de cambiar para crecer. Por extraño que parezca, en nuestro día a día es común que vean con escepticismo nuestras acciones y pensamientos diferentes. Esta reacción puede ocurrir con familiares, socios o amigos. "

¿Pero cómo empezó a gustar de verde si usted siempre amó el color azul?""Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiar a sí mismo."

-Aleksei Tolstoi-
Y es exactamente así. Ahora nos gusta más el verde, el rojo o el azul, simplemente porque comprendemos que hay más colores en la vida de lo que sabíamos. También descubrimos que hay tonalidades que nos favorecen mucho más, que hay sabores que despiertan nuestros sentidos y que hay olores, lugares y ambientes más motivadores y enriquecedores.

Cambiar de opinión no es un sacrilegio ni nos transforma en personas volubles. Por el contrario, las personas capaces de abrir sus mentes, ser receptivas a otros estímulos y que, además, están abiertas a cambios cuando creen ser necesarios son un tipo de perfil altamente competente en su propio crecimiento personal. Las personas con la mente abierta no tienen miedo de cambiar de opinión Las personas que cambian de opinión rápidamente y sin ningún motivo provocan desconfianza.

Esto es normal, ya que no es fácil vivir con alguien que hoy nos dice una cosa y luego hace otra totalmente diferente, con quien defiende vehemente una serie de valores y mañana los niega y escoge otros completamente opuestos. No es de este tipo de dinámica conductual que hablamos aquí. Hablamos específicamente de esa capacidad que todos deberían practicar: el cambio que objetiva facilitar el desarrollo humano.

Así, ser capaces de cambiar de opinión sobre una cuestión, sobre un comportamiento o sobre la concepción que tenemos de una persona en particular, es casi siempre el punto de partida para facilitar nuestro progreso, nuestra única oportunidad de adoptar otras perspectivas y enfoques más útiles.

En el Journal of Personality and Social Psychology

, los psicólogos sociales Ian Handley y Dolores Albar publicaron hace algunos años un estudio interesante sobre nuestra resistencia al cambio de actitudes. De acuerdo con este trabajo, hay un hecho central e increíblemente revelador: personas con buena autoestima y que se sienten bien consigo mismas tienen la mente más abierta y son mucho más receptivas a cambiar. Además, no tienen miedo de cambiar de opinión en determinado momento y de dejar claro por qué lo hacen.

Heurísticas que actúan como nuestra voz interior Este dato está relacionado con lo que otros psicólogos, Melissa Finucane y Paul Slovic, llamaron "heurísticas afectivas". Es decir, aquellos perfiles con un enfoque vital más flexible y abiertos a experimentar, que suelen tomar sus decisiones basadas en atajos mentales que se nutren directamente de sus emociones, o, mejor dicho, "de su instinto".Su potencial en lo que se refiere al autoconocimiento es tan alto que disponen de un "detector" (una voz interior) capaz de advertirles en qué momento alguna cosa deja de ser conveniente, o en qué momento ciertos ideales, compañías o conceptos deben ser descartados porque causan disonancias, insatisfacción o infelicidad. Por otra parte, las personas más reacias a cambiar de opinión o de actitud usan heurísticas más sofisticadas, pero menos emocionales . Sólo de esta forma logran erigir muros para invalidar de miles de maneras posibles todo lo que se atreva a desafiar sus ideas pre-concebidas. "Si he aprendido algo en la vida es a no perder tiempo tratando de cambiar el modo de ser de los demás". -Carmen Martín Gaite-

Usted tiene el derecho de cambiar de opinión

Usted tiene derecho a cambiar de opinión, a dejar de admirar a alguien sin que eso te haga sentir mal. Es un derecho suyo, usted es libre para tener gusto de una disciplina, un hobby o un área de conocimiento que antes solía criticar simplemente porque no había tenido el coraje de acercarse y descubrir lo que podría ofrecer. A veces, el cambio de opinión es crecer,

permitiéndonos abrir nuevas puertas al cerrar otras detrás de nosotros para avanzar con más competencia y seguridad. Y nada de eso es malo o nos hace personas peores, muy al contrario.

En este sentido, en cada uno de estos pasos hay un hecho que no podemos ignorar. Quien cambia de opinión sobre alguien o algo pasó por un intenso ejercicio de autorreflexión.Se permitió usar las heurísticas afectivas antes citadas para recordar dónde están sus esencias, la voz de su instinto, así como sus necesidades emocionales.

Por esta razón,
no se debe cambiar sin pensar o cambiar de opinión sin ningún motivo.

Es necesario tener seguridad, con la certeza y la motivación de que hay cosas que ya no necesitan ser defendidas porque existen opciones más válidas y enriquecedoras.

Reflexionar sobre eso es dejar de tener tanto miedo de cambios, sean grandes o pequeños.