Anatomía del miedo: bases fisiológicas y psicológicas

Thomas Hobbes dijo que el día en que nació, su madre dio a luz gemelos: él mismo y su miedo. Pocas emociones nos definen tanto como esa materia obstinada y recurrente que no sólo garantiza nuestra supervivencia, sino que también actúa como un verdadero limitador de oportunidades, un voraz enemigo de nuestras libertades y de nuestro crecimiento personal. Por eso es tan interesante conocer la anatomía del miedo.

El miedo puede ser incómodo y paralizante, lo sabemos. Sin embargo, eliminarlo por completo sería como dejar las puertas y las ventanas de nuestra casa abiertas, como caminar descalzo en un suelo puntiagudo y accidentado. Es decir, un riesgo sin sentido que afectaría de forma directa nuestro equilibrio y nuestra supervivencia. Y más, a diferencia de lo que podríamos imaginar, las personas valientes y osadas tampoco borran ese sentimiento de sus mentes.

El miedo está siempre presente. Sólo hay que saber manejar y manejar con él. "Creo que es más valiente quien vence sus miedos que quien vence a sus enemigos, porque la victoria más difícil es sobre sí mismo." - Aristóteles -

Una cosa interesante que el propio Alfred Hitchcock - conocedor de esos asuntos psicológicos - siempre decía es que
nada puede ser más placentero que el "miedo controlado".

De hecho, una buena parte de la población mundial va a los cines con el simple propósito de sentir miedo, angustia, terror. Sin embargo, el simple hecho de saber que están en un ambiente seguro y que más tarde saldrán de la sala "ilesos", relajados y acompañados por sus amigos proporciona una estimulante sensación de bienestar. Decir que el miedo es necesario y sano

no es ningún absurdo. Esta emoción primaria es muy beneficiosa para el ser humano siempre cuando mantenemos un cierto control sobre ella. Sin embargo, en el momento en que esa respuesta adaptativa asume el timón y desencadena toda una sucesión de tempestades químicas y cambios fisiológicos en nuestro organismo, la historia cambia por completo. En ese momento en que damos lugar al estrés más paralizante, a los ataques de pánico ya un "secuestro" emocional, en el cual quedamos subordinados a una serie de procesos tan complejos como interesantes ... La anatomía del miedo: el secuestro de la amígdala Helena sufrió un accidente de tráfico hace seis meses cuando llevaba a su hija al colegio. Ambas salieron ilesas, pero el recuerdo del accidente y el impacto psicológico del mismo continúan en su mente como una herida abierta que está afectando seriamente su calidad de vida.

A veces, incluso el ruido de la botella de agua que queda en su mesilla de noche la hace despertar sobresaltada y en pánico, recordando el golpe del otro coche en su vehículo. Hoy en día, Helena todavía no puede conducir su coche. Sólo el acto de sentarse y colocar las manos en el volante ya acelera el corazón, provoca ansias de vómito y el mundo empieza a girar a su alrededor como si estuviera dentro de un pin.

Al leer esta historia ficticia, pero recurrente, de personas que sufrieron accidentes de tráfico, sabemos que nuestra protagonista va a necesitar pedir ayuda tarde o temprano. Sin embargo, para comprender el origen de los pánicos, de las fobias y de los miedos más comunes, no basta con comprender su origen. Es necesario ir un poco más allá

, hay que sumergirse en la anatomía del miedo en nuestro cerebro.

La capa más antigua de su cerebro

Toda la información que entra a través de los sentidos pasa por la amígdala, una estructura muy pequeña de nuestro sistema límbico que constituye el área más antigua del cerebro, regulada exclusivamente por nuestras emociones. Es interesante saber que la amígdala "monitorea" todo lo que sucede en nuestro interior y en nuestro exteriory que, en el momento en que detecta una posible amenaza, activa una serie de conexiones para generar todo un caleidoscopio de complejas reacciones. La amígdala, a su vez, tiene el mal hábito de no reparar en los detalles. No hay tiempo de sobra cuando se trata de garantizar nuestra supervivencia y por eso, muchas veces, nos hace reaccionar a estímulos poco lógicos o poco racionales.

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Su sistema de alerta activa inmediatamente el sistema nervioso para que ponga en práctica una respuesta muy específica: la fuga , y para ello va a preparar nuestro organismo. Sentiremos aumento en la presión arterial, habrá mayor metabolismo celular, aumento de la glucosa en la sangre, mayor coagulación sanguínea e incluso aumento en la actividad mental.

Al mismo tiempo, buena parte de nuestra sangre va a dirigirse a los músculos más grandes, como las piernas, para que posean, así, suficiente energía para escapar si es necesario.La adrenalina llega a todo nuestro organismo, haciendo incluso que nuestro sistema inmunológico interrumpe sus tareas porque el cerebro no considera su trabajo esencial. Lo que importa en ese momento es poder huir o, de lo contrario, prepararnos para la lucha.

Así como podemos ver, toda esta sucesión de alteraciones fisiológicas y químicas pueden ser de gran ayuda para escapar de un peligro objetivo, de una amenaza real. Sin embargo, cuando el miedo es psicológico e inalcanzable, cuando tenemos el caso de alguien como Helena, que asocia cualquier sonido brusco al recuerdo de su accidente desencadenando una respuesta de pánico, podemos entender el desgaste que vivir de esa manera durante meses o, años puede representar.La psicología del miedo y la importancia de lidiar con esta emoción

  • Si existe una dimensión realmente desgastante para el ser humano es el miedo psicológico. Que es la compleja anatomía del trastorno de ansiedad generalizada, de la angustia sin sentido, de las fobias, de la hipocondría o de los trastornos obsesivos compulsivos ...
  • El miedo aparece, como vemos, en muchas tonalidades oscuras de gris y negro
  • , momentos en los que la la persona pierde por completo su capacidad de control, su calidad de vida, su dignidad ...

Podemos decir, de hecho, que en los días de hoy los miedos que más están presentes en nuestra sociedad son, sin duda, los que están en nuestra mente, los que no corresponden a predadores externos, sino a esas sombras internas de las cuales es tan difícil de escapar, de disuadir, de desinfectar. Sin embargo, lograr esto es una obligación vital. CompartirA continuación, proponemos que usted reflexione sobre algunas simples estrategias que usted puede utilizar para intentar. 5 secretos para disuadir sus miedos

Ahora que ya entendemos la anatomía del miedo, vamos a ver algunos secretos que pueden ayudarnos a permitir que esa emoción condicione nuestro comportamiento sólo para nuestro bien:

Usted no es su miedo: identifique sus miedos, no los condicione al silencio ni al secreto. Nombrarlos.Declare "guerra" a sus miedos.

Entienda que ellos invadieron su intimidad, asuma una actitud activa frente a ellos para recuperar el control de su vida.Conozca sus miedos, entienda por qué están ahí. Recuerde que los miedos corresponden a factores internos y externos, o sea, hay un factor subjetivo pero también algo externo que incomoda usted, que quita su tranquilidad y que roba su coraje ...

Deje de alimentarlo:

entienda que si cada día damos más poder a nuestros miedos, ellos terminarán conquistando por completo. No dude en "racionalizarlo", en acumular más recursos personales, técnicas de respiración, hacer ejercicio, distraer su mente ... Todo esto le ayudará a reducir la angustia.

Hable con usted como si usted fuera su entrenador: comience a hablar con usted mismo como si usted fuera su propio entrenador, desarrollara estrategias para eliminar comportamientos limitantes, alentarse con firmeza para conquistar pequeños objetivos cotidianos, felicitarse a sí mismo cuando lograr y no se olvida que ese es un trabajo constante.

  • Para concluir, como podemos percibir, el tema de la anatomía del miedo y de cómo lidiar con este sentimiento es un área compleja y muy amplia, un área que necesita, sin dudas, ser entendida para poder cuidar un poco mejor de nosotros mismos. Porque al final de cuentas, como se dice, para anhelar una felicidad real, es necesario primero derribar los muros del miedo.
  • Referencias bibliográficas: André, Cristoph (2010), Psicología del miedo: temores, angustias y fobias. Kairos
  • Hütler, Gerald (2001) "La biología del miedo: el stress y los sentimientos" plataforma actual
  • Gower, Paul L. (2005) "La psicología del miedo": Nova Biomedical Libros