Cambiar no es fácil. ¿Usted sabe por qué?

Cambiar no es fácil. En realidad, hay algunos aspectos que no son pasibles de cambio y, a veces, tampoco es necesaria. No existe un modelo de ser humano con el que todos debemos ser parecidos. El concepto de "normalidad" es un asunto muy relativo. Las personas que huyen a la regla muchas veces son las que más aportaciones aportan a la humanidad.

Sin embargo, hay aspectos en los que podemos y debemos hacer modificaciones, especialmente en asuntos que limitan nuestra vida o nos hacen sufrir. No se trata de ser otra persona. El más sensato es simplemente buscar las formas de ser y de actuar que más nos beneficien. "Todos los cambios, incluso los más esperados, traen consigo una cierta melancolía."-Anatole France-

También no se trata de transformar por completo nuestra personalidad.
Lo que se debería buscar, en verdad, es como amenizar aquellos aspectos que nos causan malestar.

Aunque cambiar no sea fácil, si colocamos ese propósito en un contexto realista, se hace posible. También es importante eliminar algunos factores que actúan como obstáculo, obstaculizando nuestro cambio. Hemos enumerado algunos de ellos a continuación. Cambiar no es fácil cuando no hay retorno Muchas veces somos conscientes de que determinada conducta no es apropiada. Por ejemplo, reaccionar impulsivamente, fumar o ser muy sedentario. En ese caso, somos conscientes, pero no la tomamos en consideración.

Por eso, cambiar no es fácil.

Una buena manera de motivar el cambio es dejando plenamente visibles las consecuencias de las conductas incorrectas. Vamos a analizar un ejemplo: La gente sabe que deben lavarse las manos antes de comer. Sin embargo, muchas no lo hacen. Si se aplicaba un colorante que permitiría ver las bacterias, seguramente lavaran las manos siempre. Es algo del tipo que debemos hacer. Pensar en los efectos de nuestra conducta negativa. Hacer una lista y revisarla con cierta periodicidad. No suspender la búsqueda de nuevos efectos nocivos de este comportamiento. En resumen, encarar completamente las consecuencias de esos aspectos que deseamos cambiar.

Falta de motivación o de apoyo Por más negativa que sea una conducta, si la conservamos es porque nos trae algún beneficio.

El problema es que generalmente el beneficio ocurre a corto plazo, mientras que las consecuencias negativas se reciben a medio y largo plazo. Por eso es tan fácil que nuestra motivación ignore lo que nos perjudica de esa conducta.

Así, en muchas situaciones necesitamos motivación y apoyo para mantener firme la voluntad de cambiar.

Por eso es positivo contar para las personas más cercanas a nuestro objetivo. Pedirles que nos ayuden a recordar la importancia de nuestro cambio. No para que nos presionen, sino para que nos animen. También es positivo practicar la automotriz. El viejo truco de recompensar siempre funciona. Darnos un regalo siempre que cumplamos una meta. Reconocer el esfuerzo. Cambiar no es fácil, pero pocas cosas proporcionan tanta satisfacción como conseguir cambiar.

Identificación de disparadores y alternativas Todos tenemos rutinas que a veces dificultan el cambio; se asocian a la conducta que queremos modificar. Es la propia rutina que nos induce a volver a practicar el comportamiento negativo habitual.

Por ejemplo, a veces nos proponemos hacer una hora de ejercicio todas las mañanas, pero tenemos el hábito de acostarse muy tarde. Luego de cara ya estamos dificultando la realización de nuestro propósito.

Hay casos en los que los "gatillos" de las conductas negativas son más sutiles.

Por ejemplo, dejamos el desorden por todos lados. Esto obstaculiza a las personas con las que convivimos. Es una fuente de conflicto y da inicio a peleas intensas. Al mismo tiempo, somos desordenados porque tenemos algún nivel de ansiedad y siempre parece que no tenemos tiempo. En este último ejemplo, el "gatillo" de fondo es esa sensación de urgencia. Ella nos lleva a pensar que no tenemos dos minutos para poner las cosas en su debido lugar. En ese y en otros casos, lo importante es identificar el problema y las posibles alternativas de solución. ¿Cómo podría ser eliminada esta ansiedad? ¿Cómo sería posible ser más organizado sin sentir que se está "perdiendo" un tiempo importante?

Cambiar no es fácil. Principalmente porque siempre tenemos que enfrentarnos a una resistencia, sea consciente o inconsciente. Tal vez no queramos porque no evaluamos los beneficios de modificar nuestra conducta. O también porque somos víctimas de una programación mental muy rígida, o no encontramos conductas alternativas para sustituir las que deben ser modificadas.

Nada garantiza que vamos a tener éxito, pero si trabajamos nuestra conciencia, vamos a aumentar las posibilidades de conseguir hacer el cambio que en el fondo queremos.