Sofrer en silencio: esa costumbre tan nuestro

Nosotros sufrimos en silencio, nos escondimos en las circunvoluciones de nuestras conchas privadas para sufrir en la soledad, quietos, sin que nadie perciba. Aparentamos resignación y fingimos que nada sucede mientras que nuestras batallas internas se bloquean sin descanso ... Hasta que sucede, hasta que un día, sin ningún aviso, nos rompemos. Somos seres sociales, y sin embargo, elegimos sufrir en la soledad. Nosotros preferimos compartir las risas, los buenos momentos y nos agarramos a las rutinas de la vida cotidiana con aquellos que nos rodean, porque así conseguimos tener una sensación de control. Como si nada estuviera sucediendo, como si nada estuviera devorando nuestras entrañas emocionales. "Es necesario más coraje para enfrentar el sufrimiento que para morir".

- Marlene Dietrich -Los psicólogos y los psiquiatras saben muy bien que el trauma y el silencio casi siempre andan de la mano.

No es fácil decir lo que nos hiere, y esto es así por dos razones muy específicas: el miedo a ser juzgado y, por encima de todo, de mostrar nuestra vulnerabilidad. Porque en este mundo implacable triunfan las personalidades fuertes, personas que no se quejan y demuestran eficacia, optimismo y seguridad personal.
Todo esto nos lleva a creer que, actualmente, el sufrimiento todavía sigue siendo un estigma.

Algo que nos muestra una vez más porque hay tantas personas con depresión que permanecen sin tratamiento y porque los suicidios entre los jóvenes están alcanzando proporciones alarmantes. Vamos a reflexionar sobre eso. Razones por las que no debemos sufrir en silencio

Recientemente, un periódico conocido publicó la carta personal de una mujer que declaraba no aguantar más su vida. Ella había sido madre por tercera vez y se sentía incapaz de salir de la cama. Curiosamente, casi el 80% de los comentarios eran despectivos, bordeando los límites de la crueldad.

Ame un poco más y usted sufrirá menos ...

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La depresión post-parto o esta fase muy difícil que es el período post-parto permanece hasta hoy como un tabú. Si una mujer experimenta este trastorno de humor es castigada inmediatamente, porque lo que se espera de ella es que esté siempre 100% feliz y dispuesta. Por eso, muchas madres viven este episodio de las puertas adentro, de forma privada y temiendo las críticas de la sociedad. Lo mismo sucede con los adolescentes, niños y niñas que sufren bullying, pero permanecen en silencio, sin pedir ayuda, presos en su jaula de soledad y privacidad de sus habitaciones, el único lugar donde se sienten seguros. Es necesario y casi imperativo reaccionar antes de que sea demasiado tarde,

antes de que la voluntad se debilite y que nuestra realidad sea un poco más que un garabato sin sentido. 6 razones por las cuales debemos parar de sufrir en silencio

La primera razón para dejar de sufrir en silencio es tan simple como evidente: el sufrimiento se prolonga.No dar el primer paso para pedir ayuda va a intensificar el dolor aún más. Será como una sombra larga y sofocante que traga todo a su alrededor.

Los síntomas se volver más resistentes, dejamos de ser personas para transformarnos en reflejos del dolor, con síntomas más complejos y mucho más profundos. Los pensamientos negativos se intensificará . Nos quedamos atrapados en nuestra propia prisión.

Llegará un momento en que rechazaremos hasta los contactos sociales. Los abrazos, las caricias emocionales y las palabras amables perderán su significado original para nosotros: las veremos con desconfianza y las interpretaremos como amenazas.

  • Cuando postergamos la necesidad de pedir ayuda, el tratamiento posterior será mucho más complejo.Nosotros mismos perpetuamos el estigma. El hecho de no dar el primer paso, de negarse a buscar ayuda profesional o contar lo que le pasa a alguien de confianza, alimenta aún más la idea de que los traumas y el sufrimiento caminan al lado del silencio.
  • Por último, pero no menos importante, debemos tener en mente que el sufrimiento nos cambia, nos modela según su voluntad y nos transforma en otra persona. Dejamos de ser fieles a nosotros mismos, y eso es algo que nadie merece. Conectar para curar
  • El sufrimiento aísla, pero la conexión con nuestros semejante y con nosotros mismos es terapéutica y nos cura. Cuando compartimos nuestras vulnerabilidades y dolor con la persona adecuada o con un profesional cualificado, tenemos dos avances. El primero: paramos con el autómata. Nadie elige sufrir una depresión posparto. Nadie merece ser víctima de bullying, esclavo de un pasado traumático o de una infancia perdida. Nadie debe descuidarse a sí mismo hasta el punto de dejar de amarse.
  • "Cuando estés sufriendo, recuerda un momento feliz. Un solo pirilampo acaba con la oscuridad ".- Alejandro Jodorowsky -
  • El segundo es que alcanzaremos una catarsis emocional adecuada. Muchas personas llegan a la psicoterapia vestidas con la armadura de la rabia, escondiendo el ser frágil que vive dentro de ellas. La reconciliación y la conexión adecuada con su ambiente dejará caer poco a poco las cadenas del sufrimiento. Sin duda, es un proceso lento y laborioso, pero es algo que todos merecemos: parar de sufrir en silencio y tener a alguien que nos entienda y nos ayude. Refleja sobre eso,
  • sal de tu concha de soledad y permítate ser tú mismo sin miedo.