El tiempo pasa y todo comienza a ser diferente de lo que era antes. La gente cambia, otras se van, los ambientes toman otras formas, el mundo se renueva y, allí en medio de todo, nos quedamos, tratando de equilibrarnos en esta cuerda floja que es la vida.
Tal vez por cuenta de ese exterior en constante cambio, siempre imprevisible, intentamos mantener las cosas en orden cerca de nosotros, como si necesitáramos alguna constancia en medio de esa vida que se rompe sin parar."Usted tiene que aprender a levantarse de la mesa cuando el amor ya no está siendo servido."
-Nina Simone-
Desafortunadamente, si nos arrestamos a cosas y personas, depositándoles toda carga de responsabilidad sobre nuestro equilibrio, necesitando que todo quede como y donde está, siempre, a pesar de todo, haya lo que haya, muy probablemente estaremos condenados a decepcionarnos fuertemente.
Habrá momentos en que todo lo que parecía correcto se desmorona y nada vuelve a ser como antes, ni nadie será como ya fue un día.
Para entonces sobrevivir tendremos que ir, tendremos que dejar ir, sean los momentos, sean las cosas, las personas, los sentimientos. Tendremos que percibir cuando no formamos más parte de ciertos lugares, cuando ya no necesiten de nosotros allí, cuando nuestra presencia no sea requerida, cuando nuestro amor no encuentre terreno afectivo al lado de quien huye a nuestra mirada.
Porque habrá ambientes que quedarán mejor sin nuestra presencia
, habrá personas que desean nuestra distancia, habrá vidas corriendo con tranquilidad lejos de nosotros.Aunque no sea fácil, habrá que alejarse de lo que y de quien ya camina lejos de la gente
En verdad, aunque lleve un tiempo, acabemos llegando a la conclusión de que todo lo que no nos requiere y todos que no nos llaman más no nos hará falta alguna, pues lo que no lleva reciprocidad no venga, no florece, nada ofrece ni añade.
Estaremos mejor lejos de lo que no nos recibía con verdad. Muchas veces, incluso, nuestro alejamiento será providencial para que nuestra ausencia traiga claridad en cuanto a la importancia que tenemos, haciendo que volvamos más fuertes junto a lo que era incierto y ya no es más. Como se ve, aunque relutemos mucho en desprendernos de algunas cosas y de ciertas personas que tenemos como imprescindibles, tomar la actitud de apartarnos de lo que ya desbordó hacia el lado equivocado, de lo que ahoga y apaga nuestra sonrisa, de quien mal nos percibe y poco importa, acabará por ahorrarnos de heridos y disgustos, pues así es como tomamos de vuelta nuestro amor propio, así es como sabremos valorarnos ante todo.Sofrer con las rupturas nos fortalece y pasa; sufrir sin tener coraje de salir de aquello que causa dolor nos disminuye y no tiene fin. La elección es sólo nuestra.