Las personas conflictivas, exigentes y carentes de empatía crean ambientes tóxicos en los que la negatividad es contagiosa, incluso capaz de dejarnos enfermos. Es una realidad que reparamos de inmediato en muchos contextos familiares y profesionales, donde el aire parece viciado, donde el estrés es físico, el miedo es palpable y la infelicidad, un virus implacable. Los especialistas en ambiente de trabajo suelen diferenciar en cualquier empresa lo que se conoce como "ambiente tóxico frente al ambiente nutritivo". Curiosamente, es algo que es posible identificar casi instantáneamente. Es claro que existen variables estandarizadas que tienen como objetivo hacer esta medición de forma objetiva y rigurosa, sin embargo, a veces basta con caminar por una empresa para sentir la tensión, la incomodidad estructural y la presión que marca el rostro de los empleados y de los trabajadores diferentes departamentos.
"Algunas personas causan felicidad dondequiera que lleguen, otras la proporcionan cuando se van." -Oscar Wilde- Lo mismo ocurre a nivel familiar. El tipo de lenguaje utilizado, el tono e incluso la actitud de cada uno de sus protagonistas destila esa complejidad emocional que se impregna en el ambiente y en toda la dinámica familiar. Los ambientes tóxicos existen y trascienden a sus propios inquilinos hasta el punto de pasar a terceros, porque el clima de un ambiente está compuesto de sentimientos adversos, de incertidumbres
, de un idioma agresivo y de un estrés sistémico del cual es muy difícil si defender. A continuación, proponemos que profundice sus conocimientos sobre este tema.
El imperio de la infelicidad en los ambientes tóxicos Sabemos que el término "personas tóxicas" está de moda. Sin embargo, tenemos que tener cuidado a la hora de utilizarlo, pues muchas veces podemos abusar de él. A veces, detrás de esta etiqueta puede existir, de hecho, alguien que está pasando por una depresión, un trastorno de ansiedad o cualquier problema clínico. Es necesario tener cautela, prudencia y sensibilidad al tratar el tema. Por otro lado, algo que ciertamente es muy claro es el clima que se crea alrededor de esas otras personalidades caracterizadas por conflictos, abusos y la completa falta de empatía o de proximidadcon aquellos que forman parte de su día a día.
Hace algunos años la revista Fortune, acostumbrada a establecer rankings, creó una lista de las mejores empresas del mundo para trabajar. No utilizó el salario ni los beneficios de estas empresas como variables para hacer esta evaluación. Lo que se analizó fue el nivel de satisfacción de los empleados. Curiosamente, algo que percibieron en el estudio es que
gran parte de las empresas tienen en el ADN de su estructura el virus de la toxicidad
, y además, es algo sistémico y crónico.
A veces no es suficiente sustituir a los gerentes. La propia estructura y la política de ciertas empresas crearon un ambiente crónico basado en el control, donde alcanzar los objetivos era más importante que el bienestar de los empleados, y en la cultura de la cabeza baja, donde es mejor callar y asumir para poder mantener el empleo. Poco a poco, el imperio de la infelicidad, del miedo y la incertidumbre crece en las mentes de todo el capital humano de esos ambientes tóxicos, limitando una verdadera productividad, la innovación, la creatividad y, sobre todo, la salud. La necesidad de construir ambientes "nutritivos"
A lo largo de nuestra vida, encontraremos personas conflictivas en cualquier lugar. Sin embargo, algo que tenemos claro es que no siempre podremos crear distancia, no siempre es tan fácil romper el vínculo y alejarse con al menos dos ciudades de distancia, para cultivar un silencio sano y la seguridad de no ver a esa persona. Algunas veces ese núcleo conflictivo está en nuestra propia casa o en nuestro trabajo, esos ambientes tóxicos de los cuales no podemos salir."El neumático más deteriorado del coche es lo que hace más ruido."-Espuso Hace algunos años, ya la curiosidad, surgió en el mercado de trabajo la figura del "director de la felicidad o coaching del bienestar". Se trata de una persona formada y especializada en el tema que tendría como objetivo crear un ambiente de confianza y de comunicación adecuado, donde sus funcionarios se sintieran verdaderamente felices y valorados. Aunque algo tan básico asegura sin duda la productividad de la propia empresa, es un aspecto que no solemos ver con frecuencia. Al menos por ahora.
Tenemos que intentar cambiar políticas, mentalidades y perspectivas. En realidad, no hablamos sólo de mejorar los ambientes de trabajo, hablamos también de la necesidad de implementar nuevas dinámicas en las escuelas: el primer contexto donde se forman las generaciones futuras. Los ambientes nutritivos son identificados por tener un sentido de permanencia, donde se defiende el respeto y la dignidad personal, donde se favorece la creatividad, el crecimiento personal y una empatía auténtica, próxima y palpable.
Seamos entonces los arquitectos de escenarios más humanos , comenzando sin duda por aquellos que tenemos más cerca, aquellos donde nos desarrollamos todos los días. Es una tarea que ciertamente vale la pena.