Cargamos pesos de todos los lados. Pesos de otras personas, aunque no queramos. Arrastamos pesos psíquicos, espirituales y emocionales, del pasado, del presente, de nuestras emociones, frustraciones y decepciones.Los pesos están en nuestras manos y pies, pero, aún más, en nuestro espíritu
Pesos arraigados, dependientes, representando a las rusas mal resueltas de cuestiones variadas. Recordando dolores de cabeza nuevos y antiguos que nos hacen mal,
tortas en el estómago de rabia o amargura . Son de clasificación amplia: pueden ser desde una pelea que no se resolvió, hasta un sueño que murió. ¡Elija el suyo!Estos pesos no colaboran para seguir adelante; destruyen nuestra recta postura ante la vida, nos retrasan en los planos esforzados y cariñosamente delineados, y piden atención por el simple hecho de su naturaleza: pesada y densa.
Si mastica y no traga, se vuelve un peso!
Si no lo acepta y lo recomiendo, se vuelve un peso.
Se tete con el destino, se vuelve un peso!
Si no ha resuelto, se ha ahogado, ha sufrido y no ha digitado, se vuelve otro peso.
Si se siente dolorido y sangrado, más peso a cargar.
No los anhelamos, pero los cargamos por hábito; por reincidencia de ciertos comportamientos. A veces, incluso porque nos gusta la melancolía, de la compañía ácida de la angustia. O simplemente porque es de nuestra constitución espiritual. Obviamente existen cuestiones que forman parte de nosotros: muertes, pérdidas, fatalidades, enfermedades y tantos otros. Estos, inevitables, pero los demás, creados por nosotros, errores gigantes.
No haga esto con usted. Suelte los pesos desechables y nunca cargue los de los demás.
Desapegue como pueda
: vivió, pasó. ¿Ya se fué? Guarde sólo en su memoria selectiva. Le duele? ¡Ya dio! Usted ya posee los pesos inherentes a su condición humana, personalidad y estilo de vida. Quítate a los demás, suelta las barras de hierro que te atrapan al suelo. En tu lugar, crea alas que te lleven.Arreglar, empertijarse, y seguir nuevo en hoja, más independiente y libre. Los pesos reales, que queden, no serán tan densos si los desechables son reciclados.
El movimiento de su caminar será un inmenso peso a menos (o tantos otros menos), y
para cada ala que ponga en el lugar del peso desprendido de sí, se sentirá más cerca, cada vez más ligero, hacia niveles superiores, mucho más etéreos, en los cuales los pesos humanos son sólo pequeñas piedritas insignificantes.