La palabra clave de los dictadores emocionales es "Yo". Estas personas necesitan sentir que están totalmente al mando de cada situación, y cuando esto no es así, sienten una gran frustración e intolerancia. Por otro lado, parece no haber una predisposición para la formación de la personalidad autoritaria, en el sentido de que esto no es heredado, sino que se desarrolla a partir de ciertas normas sociales transmitidas por la familia y otros agentes sociales.
Considerando que las características de personalidad, por definición, son estables y consistentes a través de las situaciones, las personas autoritarias tenderán a mostrar este patrón de comportamiento con los que están bajo su influencia. Por ejemplo, quien es dominante con sus empleados, probablemente también lo será con su compañero e hijos, o con otras personas que percibe como vulnerables. Estas personas son fáciles de reconocer porque
dicen lo que piensan sin buscar las palabras correctas. Para ellas da en la misma herir a los demás y se justifican exaltando su sinceridad, que en verdad es autoridad moral disfrazada de honestidad. De hecho, no tienen mucho tiempo para las personas, ya que están mucho más interesadas en los resultados. Los dictadores emocionales no permiten que los demás castiguen con dureza los errores que cometen, considerándose víctimas de una ofensa si su voluntad no se hace. El autoengano y la autojustificación son las características principales que mantienen y fomentan este tipo de personalidades.
"Cada emoción tiene su lugar, pero no debe interferir con la actitud correcta."
-Susan Oakey-Baker-
Las emociones en los dictadores emocionales
El dictador es un déspota, da órdenes y espera que éstas sean cumplidas inmediatamente.
Da por cierto que su sistema no sólo es el mejor, pero también que es el único que tiene coherencia interior. Tiene una personalidad fuerte y es un gran controlador de los demás, es competitivo en todos los aspectos. Adora los elogios y las conversaciones banales, principalmente si están sobre él y sus cualidades.
Es agresivo y contundente cuando es contrariado , y siempre busca intimidar psicológicamente a los demás. Entiende que mostrar su poder es una forma de control y de advertencia.Con todas esas "cualidades" emocionales, no es de extrañar que finalmente acabe irritando a las personas que encuentra en su camino coaccionándolas con sus gritos, rabia y arrogancia.
Es de vital importancia que estas personas potencien su inteligencia emocional. De esta forma, podrán mejorar su capacidad de sentir, entender, controlar y modificar sus estados emocionales y comprender a los demás. "La inteligencia emocional representa el 80% del éxito en la vida."
- Daniel Goleman -
Tipos de dictadores emocionales
Dentro de los dictadores emocionales existen varios tipos. Hay quienes tienen como objetivo destruir la autoestima, crear dudas y disminuir a los demás para sentirse superiores. Otros usan el miedo para atemorizar y paralizar con el fin de transformarse en poderosos. También existen los que, por celos o envidia, manipulan estratégicamente hasta límites inesperados a fin de despojar al otro de sus recursos, criterios y estabilidad emocional. Exigir explicaciones sin cesar y demandan una confesión de excusas.
Los dictadores emocionales deben tener culpables para que sus emociones de frustración, rabia o ira tengan sentido.
Son personas que no saben empatizar con otras, ya que hacer un esfuerzo para intentar comprender a los demás o colocarse en el lugar del otro es muy difícil para ellas. Suelen enfocar en ellas mismas y en sus necesidades. Suelen tener expectativas muy rígidas de los demás y exigen ciertos principios y normas inflexibles que con frecuencia dan lugar a críticas destructivas. Identificarlos es importante para nuestro propio bienestar emocional, ya que
interactuar con ellos puede causar diferentes problemas sociales, familiares o sentimentales.
Si son personas cercanas a nosotros, tal vez podamos recomendarles la psicoterapia para superar la frustración, la ira y la rabia que las llevan a actuar de la forma en que actúan. El principio esencial del totalitarismo consiste en promulgar leyes que sean imposibles de obedecer. Compartir