Despedir de las personas que más amamos no es fácil, y menos aún si es el caso de los hijos. Como padres, sabemos que en determinado momento ellos dejarán el nido vacío, pero aun creyendo estar preparados para enfrentar esta situación, cuando llega la hora todo cambia y nuestro propio mundo se desmorona.
Es normal sentir tristeza ante la partida de nuestros hijos. Fuimos responsables de ellos desde pequeños, les enseñamos casi todo lo que podríamos sobre la vida y estuvimos allí para ayudarlos y apoyarlos cuando fue necesario. Pero esto cambiará. Ahora tomarán cuenta de sus propias vidas, quedarán independientes.
"La meta es partir."
-Giusseppe Ungaretti-
Hay muchos padres que se niegan a asumir esta realidad y esto les causa graves conflictos con sus hijos. Aunque es difícil despedirse de ellos, ellos necesitan comprender que esta emancipación es importante y forma parte del ciclo de la vida. Cuando esto no sucede, nos encontramos con el síndrome del nido vacío.
Síndrome del nido vacío: cuando se despide duele
El síndrome del nido vacío es un sentimiento cargado de tristeza y de soledad. Los padres no son capaces de afrontar la partida de sus hijos y la ansiedad comienza a aparecer en sus vidas. Por más que se hayan sentido preparados para este momento, no estaban. Muchos, en su interior, se niegan a aceptar esta realidad.
Hoy en día esta situación viene aumentando. Los jóvenes tardan más en dejar el nido, algunos incluso nunca llegan a hacerlo. La situación económica o el confort de seguir viviendo con los padres hace que estos no tengan la necesidad de prepararse para una futura partida, creen que sus hijos estarán siempre con ellos.
Es verdad que si usted tiene más de un hijo esto puede ser un poco más fácil. Partirá uno, pero tal vez el otro quede. Sin embargo, si usted acaba de tener un descendiente, su partida será más dolorosa. Es su único hijo y usted no desea perderlo. El hecho mismo de salir de vacaciones lejos de ti durante una larga temporada ya te provoca un cierto temor.
Dejar partir es fácil cuando se mantuvo una relación sana entre padres e hijos.Compartir
También influye en el hecho de que los lazos pueden ser más o menos fuertes en la relación con los padres. Por ejemplo, si nos encontramos con una madre soltera que tuvo que criar a su hijo solo, probablemente ese vínculo será mucho más dependiente que si la situación hubiera sido diferente. En este caso, la mano se apoyó mucho en el hijo y no acepta llevar su vida separada de él.
Esta despedida no es una pérdida
Es difícil superar esta situación cuando los padres la ve de una forma tan dramática. Para ellos, el hecho de que los hijos quieran dejar el nido significa que los perderán, y no podrían estar más engañados. Simplemente harán sus vidas, al igual que lo hicieron. Construirá sus propias familias, pero seguirán estando allí.
Está claro que no es lo mismo ir a vivir en otro país que quedarse en una casa cercana a la de los padres. A pesar de eso, muchos son los padres que, si no tienen sus hijos dentro del hogar, sienten que los perdieron para siempre. Por eso, es importante cambiar la visión que se tiene sobre la acción de despedirse y no tratarla como un sinónimo de pérdida. Si usted está en una relación amorosa, será mucho más fácil superar esta situación. Ustedes podrán aprovechar esta oportunidad para viajar, enfocarse nuevamente en su relación como pareja y vivir experiencias que hasta entonces no se pudieron permitir. Muchos son los padres que se olvidan de cuidar de la pareja porque se enfocan excesivamente en los hijos.
Ahora esto puede cambiar. Si usted está solo y se apoya demasiado en su hijo, no corte sus alas ni lo haga sentirse culpable por irse de casa. Salga con sus amigos, hable con los demás, aproveche la vida, viaje, conozca gente nueva, pero deje que su hijo haga su vida. Recuerde que usted hizo lo mismo, y no es justo que ahora coloque barreras a las personas que más ama.
Aceptar la situación será muy importante para permitir una independencia sana. Compartir
Las circunstancias son muy diferentes, peronunca debemos sostener a nuestros propios hijos en casa.
Si el joven quiere irse, no intente colocar piedras en su camino o hacerlo sentirse mal. No es justo ni para ti, ni para él, y su relación puede deteriorarse a causa de esto. Despedir es difícil, pero es una ley de la vida. Temprano o tarde todos iremos a alzar vuelo para vivir nuevas experiencias, crecer y, en algunos casos, formar a nuestras propias familias. Despedir no es sinónimo de perder ni de abandonar, ni siquiera implica soledad. Despedir es avanzar, cambiar, transformarse y madurar.