Hacer el bien sin mirar a quien

Me encanta a esas personas que me hacen sonreír con sinceridad por su sencillez y su bondad. Con sus gestos me curan el alma, me protegen, me elevan y me hacen evolucionar. Gracias a ellos cada día soy una persona mejor y eso no tiene precio.

En realidad, yo diría que la bondad es la mejor calidad de una persona. En nuestros ofrecimientos a los demás somos capaces de expresar y beber la mejor esencia de este mundo, la que merece la alegría y que nos hace sentir orgullosos de nuestra condición. Tenemos que reconocer que hay momentos en los que las dificultades nos saturan, y es difícil escuchar aquella voz interior que intenta guiarnos por el camino correcto. La bondad es una cadena de oro que enlaza a todos

Dicen que la bondad es la única inversión que nunca falla. Sembrar buenos actos desborda en un beneficio universal, pues hacemos florecer los corazones que tocamos con ella. En realidad, aunque no hagamos el bien esperando una recompensa, podemos estar seguros de que alguien algún día recibirá la misma moneda de cambio que hemos dado. En ese sentido, tenemos que evitar aquellas actitudes que justifican no mover ni un dedo por los demás pensando que "alguien va a ayudar".Recuerde que el mundo se hunde con la maldad y se eleva con la bondad.Dicho de otra manera,

la bondad es la expresión madura de la experiencia humana

que pone el énfasis en el beneficio mutuo. Es decir, el fiel reflejo de un corazón educado y emocionalmente inteligente que todos deseamos tener.Trate a los demás como usted quisiera ser tratado

No se trata de tener buenos pensamientos, sino de realizar buenas acciones que convierten esos deseos en realidad. De igual modo, trabajar en nuestra capacidad de ser generosos y amables nos ayuda a potenciar nuestra seguridad interior. Por otro lado, cabe destacar que detrás de ciertas sonrisas no se encuentra la felicidad en sí misma, sino la bondad de aquellas cosas que no contamos ni lloramos, y que, sin embargo, permanecen en nuestras vidas y en la parte más emocional de nuestro corazón .Así, nuestros actos son el reflejo de nuestra alma, pues constituyen nuestras miradas al mundo. Contribuimos a la belleza del mundo demostrando que la única muestra verdadera de superioridad es aquella en la que se aprecia el valor de ser bueno.

Compartir ¿Cómo podemos hacer el bien? La simplicidad, la bondad, la fe, el amor y la alegría son magníficas piedras para edificar la casa de la vida.Compartir

Puede ser que hacer el bien no sea siempre simple. Sin embargo, si paramos para pensar, la bondad no se encuentra en los grandes gestos, sino en los actos cotidianos, pues son aquellos que están en nuestras manos. La pregunta inevitable es: ¿cómo podemos cuidar de ese valor todos los días? Veamos a continuación. 1. Ilustre con su ejemplo

Enseñe el valor de ayudar a otros a aquellos que no saben cómo practicar la solidaridad y la bondad. La solidaridad consiste en dar lo que tenemos, no lo que nos sobra.

2. Cuide a los demás en los malos momentos Recuerde que contra las dificultades, nuestro mejor remedio es la risa y, junto a ella, la comprensión empática. Extender una mano amiga o escuchar pacientemente a los demás es la mejor manera de ayudar y hacer la vida más fácil para nuestros semejantes.

3. Alimente su sentido del humor

Cuide su sentido del humor. La vida es vivida de otra manera cuando damos importancia a la alegría y la sonrisa. Este es uno de los mejores recursos que la inteligencia emocional nos ofrece, pues a través de él damos de presente sabiduría y perspectiva a la vida de los que nos rodean.4. Recuerde que todos necesitamos a los demás para realizarnos

Todos somos seres imperfectos, por eso necesitamos la tolerancia y la bondad de otros para aceptar y garantizar nuestro bienestar, y para así hacer un mundo mejor.

5. Póngase firme frente a las injusticiasSalir en defensa de lo que está bien es una señal fiel de bondad. Como ya hablamos, esto tiene un efecto multiplicador, pues lo que hacemos determinará el comportamiento de nuestros semejantes.

Tenemos la garantía de que, aunque no consigamos ver la cosecha, las semillas que sembramos con cada acto de bondad equivalen a millones de sonrisas y toneladas de bienestar. Así, recordemos que la bondad es un arte de la que podemos beneficiarse con pequeños gestos de manera casi inmediata. La gratitud y la satisfacción de hacer el bien nos ayudan a crear vínculos afectivos duraderos y saludables, a través de los cuales obtendremos la mayor recompensa que existe: el enriquecimiento emocional.Compartir

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