Esa carta es para ti, mi próximo amor. Durante muchas noches me pregunto cómo usted sería. Su forma, sonrisa, gustos. Cosas bobas comparadas a lo más importante que es amar.
Pero no son superficialidades para mí. Nunca fueron. Reconocerte más allá del sentir es tan importante como. Saber de tus trucos, del sonido de su carcajada, de los autores que le gusta leer, de las canciones que te calientan, de las películas que te hicieron alimentar una nueva mirada al mundo.
Todo esto son potenciales descaminos para nuestro querer. Es de eso que tratan a los enteros, la oportunidad de experimentar esas experiencias a dos.
Tengo conciencia de la realidad. No sólo para imaginar esas cualidades, después de todo, nadie es perfecto. Sin embargo, defectos no me asustan.
Sé muy bien sobre no ser un pozo de virtudes. Acuerdo de mal humor si es muy temprano, mi alimentación no es de las más variadas y tengo poca paciencia para asuntos pequeños. Entonces no se sienta responsable o menor por posibles vértices.
De cierto que, de algún modo, con ambos queriendo, encontraremos una sintonía torcida y divertida para mantener el amor. Daremos muchas risas en el futuro, mientras tomamos un vino en el parque. Por cierto, ¿bebes? No es exactamente primordial, pero sería más interesante en algunos momentos si bebiera.
Sobre riquezas, no tengo y tampoco planeo muchas. Me gusta la simplicidad. Pero entiendo que es malo tener percances a la hora de pagar las cuentas. No puedo prometer, pero puedo ser sincero cuando escribo esforzarme para no molestar nuestro amor.
Espero que también comparta esta aventura. Porque a pesar de la comodidad tener grandes beneficios, es en los riesgos que encontramos motivos para impulsar el deseo de ser más. Quiero siempre ser más. Aceptar la inexistencia de los cambios es la declinación de cualquier espíritu. Y tendremos grandes días. Vivimos en largas conversaciones. Aprenderemos qué cariños agradan más al otro. Buscaremos esa complicidad cuando la mayoría de las relaciones buscan exigencias. Es claro que podremos tener desacuerdos, pero sé que el tiempo compartido será generoso para el diálogo, pues así resolveremos lagunas. Nada de recortar aristas para, después de discursos amenos, el egoísmo hacer morada. Porque el tipo de amor que imagino ser el más cercano al orgánico incluye oír, admirar y respetar los anhelos del otro.
No se trata de estar bien y equivocado. Los amores regidos por esta práctica dicen adiós.
En fin, estoy aquí, desnudo de aquel traje protector usado cuando no se quiere ser herido. No hay inmunidad para quien quiere sentir. O usted se siente o no se siente. Elegí el primer camino después de mucho tiempo permitiéndome una jornada sobre el autoconocimiento. Es importante, ¿sabes? Reservar algunos silencios para usted. Pero es hora, quiero crear nuevos e intensos instantes contigo, mi próximo amor.
Estoy esperando.
No tenga prisa
. Comprendo si el reloj no marca el mismo horario de llegada, pero transbordo sonrisas cuando me imagino nuestro horario de partida.
Con cariño, del corazón. Guillermo Moreira Jr.