Olvidarse de algunas cosas es normal y sucede con todo el mundo, pero cuando entra en la madurez, el olvido puede tornarse un poco más presente.Sucede que, además del olvido en sí, y de la repercusión mayor o menor que tiene en nuestra vida diaria, hay también una preocupación lógica por las causas que ocasionan el olvido. El olvido, tan común y cotidiano, a pesar de ser una señal de buen funcionamiento de nuestra memoria, también puede hacernos sospechar que estamos desarrollando algún tipo de enfermedad mental, como por ejemplo el Alzheimer. En este artículo, analizaremos la diferencia entre el olvido normal, cotidiano (que no es síntoma de ninguna enfermedad grave, por el contrario) y la pérdida de memoria que aparece en las primeras etapas de algunas enfermedades mentales.
¿Por qué pierdo la memoria? Los olvidos son normalmente fruto de la vida cotidiana. Nuestra memoria trabaja siempre, pero también termina acomodándose a la rutina que domina nuestras vidas. En el momento en que la rutina cambia, los conocimientos nuevos hacen que los conocimientos más antiguos sean menos importantes para el cerebro.
La compra semanal es una buena prueba de ello: si cambiamos de productos e incorporamos nuevos, aquellos otros que generalmente compráramos antes son descartados por nuestra memoria a corto plazo. Y así, lo que generalmente sucede es que olvidamos los ingredientes que eran y siguen siendo esenciales.
No recordar una cara, un nombre, o comprar algo representa un olvido recurrente, pero
si olvido hacer toda la compra entonces es muy probable que podamos empezar a hablar de pérdida de memoria ...
La pérdida de memoria puede tener a su raíz en diferentes factores, por ejemplo: - Estrés agudo
- Depresión
- Menopausia
- Traumatismos craneos
- Abuso de drogas o alcohol
- Enfermedades como la hipertensión
- Colesterol elevado
- Problemas hepáticos
- Trastornos de la glándula ¿Cuándo debo empezar a preocuparme?
A continuación detallamos los síntomas que pueden ser motivo de atención:
• No ser capaz de resolver problemas o tomar decisiones que conseguimos antes. • Experimentar confusión sobre tiempo y lugar; si nuestro cerebro recurre a nuestra memoria a largo plazo y situaciones lejanas en el tiempo, en lugar de utilizar nuestra memoria a corto plazo (ejemplo característico es lo que una persona jubilada hace mucho tiempo que de repente comienza a vestir por la mañana para ir a trabajar).
• Cambiar bruscamente de temperamento y personalidad.
• No recordar nada de lugares o acciones realizadas hace poco. Especialmente si estas acciones requirieron una buena demanda de atención. Es normal que la ejecución de procedimientos automatizados, como conducir, crea lagunas en la memoria durante el período que estamos dirigiendo, porque, cognitivamente, estamos trabajando en otros asuntos.
• Mostrar problemas con nuevas palabras al escribir o leer. • Tener dificultad para realizar tareas con las que antes estábamos ampliamente familiarizados. • Si pierde o se siente confuso cuando se realizan cosas habituales o se transita por lugares cotidianos.
Memoria a corto plazo
Como puede deducir, el secreto para diferenciar el olvido, la pérdida de memoria y las enfermedades cognitivas degenerativas como el
Alzheimer, es la memoria a corto plazo.
Si observa que su cerebro utiliza su memoria a largo plazo para procesar información reciente, en lugar de tener como referencia lógica a la memoria a corto plazo, y continuar repitiendo este tipo de esquema, sin duda debe buscar a su médico.
Si hoy te olvidaste de comprar leche, basta hacer más ejercicio físico para oxigenar bien tu cerebro (al menos 3 minutos diarios) y también actividad que estimule la actividad cerebral, como lectura, jugar al ajedrez, resolver crucigramas, hacer cuentas mentales, etcétera
Pero trate de considerar una cosa extremadamente importante: si puede, intente disminuir el estrés de su vida cotidiana. Todos estos secretos le ayudarán a mantener su cerebro activo y su memoria fresca.
Entonces, ¿qué hacer?
Para resumir, hay ciertos olvidos que pueden ser catalogados como "normales" (por ejemplo, donde dejamos las llaves, un documento, etc.) y que pueden ser originados por el agito que tenemos por cuenta de las preocupaciones características, la distracción y el cansancio. Este tipo de olvido generalmente no tiene un carácter grave y, por fin, no debe ser motivo de preocupación. Por otro lado, hay otro tipo de situación que, sí, debemos observar con más atención y no dejar pasar. Si empezamos a notar que no somos capaces de recordar cuál fue el almuerzo del día anterior, el nombre del libro que acabamos de leer hace unos días, o si olvidamos completamente un compromiso importante que habíamos marcado hace tiempo, entonces, probablemente, llegó, la hora de realizar una consulta médica.
Es muy importante aclarar que
no todos los casos de pérdida de memoria implican que el Alzheimer o alguna otra enfermedad de la misma naturaleza se desarrollen.
Sin embargo, si empezamos a notar, con frecuencia, este tipo de síntomas en nosotros mismos o en un familiar, lo mejor es accionar a un especialista para determinar si estamos ante un proceso degenerativo en estado inicial o si, simplemente, se trata de una pérdida de memoria de la que podemos recuperarnos por medio de las terapias adecuadas.