Todos los chantajistas tienen rasgos en común, "habilidades" que alimentan su conducta de manipulación o de extorsión. Se alimentan del miedo, de la culpa y de la obligación, para que la otra persona haga lo que desean . Así, dejan de ver a la otra persona como lo que es y pasan a verla como un mero instrumento que pueden manipular para conseguir lo que desean, no importa cómo esa persona pueda sentirse; es como si usáramos un martillo para clavar un clavo, ignoramos los sentimientos del martillo porque creemos que no los tiene. En el uso que hacen o intentan hacer de los demás, el miedo a menudo adquiere un papel de protagonista: desde el miedo a perder al otro hasta ser rechazado, dejar de tener poder o de cambiar.Pero casi siempre, se trata del "miedo a perder" (algo o alguien)
. Esto puede tener un origen antiguo en la infancia, por ejemplo, una suma de muchos traumas, angustias o problemas del pasado. También puede ser la respuesta automática, la reacción para no enfrentar la baja autoestima, la inseguridad, la falta de autoconfianza, etc. Cualquiera puede ser un chantajista, según especialistas, dependiendo especialmente del tipo de aprendizaje que hayan tenido y de su historial comunicativo.Algunos eventos pueden desencadenar este modo de actuar, como un divorcio, la pérdida de empleo, una enfermedad, etc.
Con eso, no queremos decir que todas las personas que se divorcian, que quedan desempleadas o enfermas sean o se convertirán en chantajistas o manipuladores emocionales, pero la verdad es que aumentan las posibilidades al existir un evento que pueda actuar como desencadenante. Podemos decir que cuando una persona empieza a ceder a un chantajista, empieza a perder. El precio a pagar puede ser muy caro. El problema es que no siempre percibimos lo que está sucediendo. Las personas que practican la extorsión hacen que la otra persona se sienta desequilibrada, avergonzada y principalmente culpable. El escarnio, la manipulación y la falta de acción facilitan que la víctima caiga en la emboscada.
Así, podemos empezar a dudar de la capacidad de mantener nuestras propias promesas, perdemos la confianza en nosotros mismos y los niveles de autoestima
van disminuyendo. Lo peor es que nos dejamos convencer por el chantaje emocional, perdiendo nuestra integridad, independencia, sueños, deseos, etc. Aunque un chantaje emocional no es considerado un abuso psico-físico violento, no por eso deja heridas menos profundas, muy al contrario. Cuando vivimos con una persona con estas características, daña lo más profundo de nuestro ser, algo que es más difícil de recuperar que algunos golpes físicos. ¿Cómo saber si estamos sufriendo chantaje emocional?
Para que el comportamiento del otro pueda ser llamado "chantaje emocional" es necesario que cuente con varios componentes. Al analizar los límites, es más simple saber si estamos en una situación de esta magnitud: 1 - La exigencia:
los chantajistas no siempre expresan claramente lo que quieren, pero permiten que el otro "adivine". Sin embargo, la ecuación no es tan simple, pues tanta importancia se da al tema que la otra persona no tiene elección, a no ser terminar cediendo o aceptando esa situación.
2 - La resistencia:
cuando alguien piensa de forma diferente del chantajista, él no se siente feliz, se irrita, hace que el otro cree ser responsable de su tristeza. Él se niega a pensar como su pareja, su amigo, su padre, etc. No acepta nada que sea diferente de como él quiere o de cómo él quisiera que fuera. 3 - La presión:
presiona todo el tiempo hasta que el otro cambia de opinión, reclama, discute, llora, grita, se irrita. La cuestión es que él "convence" al otro (no de la mejor manera) de que su punto de vista es el más cierto. Usa la culpa y la pena para continuar tu juego. 4 - La amenaza: si aún así no puede obtener lo que desea, se ve que sus deseos chocan con la negativa del otro, él comienza a "decir" cuáles pueden ser las consecuencias por esta decisión equivocada. La amenaza puede ser a través del dolor, de la miseria o aún de la muerte. Podría decir cuánto está sufriendo, que no puede vivir de esa manera, que es mejor separarse, etc. La obediencia:
como la otra persona no desea verlo mal ni separarse de él / ella, cede y acepta la propuesta, la idea, la opinión. Esto no significa que usted esté de acuerdo o que haya cambiado de opinión, pero simplemente lo hace para no crear más problemas y para que no sufra. Se sabe que si usted está empezando a ceder terreno, será muy difícil de recuperar. 6 - La reiteración:
si los cinco puntos anteriores vuelven a ocurrir más veces, es porque estamos con un gran problema. La presión, la pena, la culpa, o el artificio favorito no serán utilizados para ese tema, sino para otro. Es así que entra en un círculo vicioso, del cual no se puede escapar. Es fundamental prestar atención a la primera señal de alerta
, el primero "si me dejan me mato" o "no puedo vivir sin ti" para detectar chantaje emocional, porque después puede ser demasiado tarde.