Las emociones consideradas negativas normalmente siguen ciertas conductas o acciones orientadas a alejar ese estado emocional. Se trata de una estrategia que la gente usa bastante y que funciona muy bien a corto plazo, porque nos genera alivio y nos libra de los incómodos síntomas fisiológicos de las emociones.
El problema ocurre a largo plazo, cuando la solución es sólo una corrección rápida y paliativa ante la necesidad inmediata de deshacer del problema. Esas conductas son justamente las responsables de que el problema se mantenga a lo largo del tiempo, y cuando menos esperamos la frágil barrera que levantamos desmorona.
Algunos ejemplos de estas conductas pueden ser comer compulsivamente ante una crisis de ansiedad, llamar desesperadamente al compañero cuando tenemos un ataque de celos para estar seguros de dónde está, usar drogas o apostar grandes cantidades de dinero.
La tolerancia de las emociones
En la psicología, generalmente explicamos a los pacientes - y aseguramos que ellos entiendan perfectamente - que sus conductas, además de los pensamientos negativos, son los verdaderos responsables de la supervivencia del problema - sea en la superficie o en el interior - y que hasta usted no coloque un fin en ellos, el daño emocional difícilmente quedará integrado y el dolor o incomodidad será atenuado. Por regla general, las personas rechazan esta teoría porque es muy difícil para ellas tolerar la emoción, dejar pasar, sentir. Los síntomas a veces son tan desagradables que hacemos todo lo posible para no quedar mal, aunque seamos conscientes de que después podemos encontrarnos en una situación aún más delicada.
Por ejemplo, hay personas que, al enfrentarse a una situación problemática, se vuelven muy ansiosas porque su interpretación generalmente es muy exagerada y vista como terrible e insoportable, y por ello desconta todo en una actividad mega calórica. Es evidente que esta actividad no va a solucionar su problema. En realidad, va a terminar creando un nuevo problema si la persona se acostumbra a esa dinámica. Es decir,
tolerar una ansiedad intensa es más complicado que la opción alternativa de encontrar una solución rápida y poco evaluada
. De hecho, el patrón comportamental de comer contra la ansiedad en esas situaciones está tan establecido que, antes de percibir, la persona ya está asaltando la heladera o los armarios en busca de comida.
El ideal habría sido tener una conducta alternativa para lidiar con la ansiedad , como la respiración profunda, analizar bien el problema, buscar soluciones y alternativas, pensar de manera más racional y ejecutar la solución escogida, eso sí, sabiendo lidiar con la nuestra. la ansiedad.Algunas formas de encubrir las emociones
Todos nosotros en algún momento intentamos encubrir nuestras emociones para sufrir menos, aunque sea para obtener un alivio momentáneo. Aunque esto no se convierta en un hábito, aún así es muy problemático. Como comentamos anteriormente, muchas veces encontramos un problema aún mayor: el problema psicológico.Algunas maneras a través de las cuales intentamos encubrir nuestras emociones pueden ser:
La comida
La comida tiene un poder muy grande en las personas a causa del placer que proporciona, además de matar el hambre. Por otro lado, una compulsión alimentaria, sobre todo con alimentos dulces y calóricos, puede llevarnos a creer que nuestra ansiedad ha sido reducida
e incluso eliminada. Por eso, podemos tender a moderar nuestros estados emocionales con comida, algo que lógicamente puede traer consigo un grave trastorno alimentario.
Las drogas
Las drogas, así como la comida, también actúan en los centros de placer y de recompensa,
liberando dopamina en nuestro cerebro y haciendo que nos sintamos bien por un breve intervalo de tiempo. El tabaco, el hachís, el alcohol y el resto de las drogas funcionan como un atenuante emocional muy potente. Las personas con baja tolerancia a la frustración son más propensas a tener un problema con el vicio de las drogas.Jugadora compulsiva
Así como los anteriores, el juego compulsivo actúa como una recompensa, pues
aunque perdamos más dinero de lo que ganamos, la expectativa de ganar nos mantiene alerta y motivados, nos distrae de las preocupaciones y nos invade momentáneamente. Después, si perdemos, el problema puede ser aún mayor. Sedentarismo
Muy típico de estados depresivos.
Las personas, para no sufrir más y deshacerse del esfuerzo, "dejan de vivir", se vuelven inactivas, se quedan en casa, cancelan planes y, en el peor de los casos, hasta necesitan pedir dimisión del trabajo. Esta conducta también implica un peso secundario cargado por parte de familiares y amigos, como más atención y cuidados, lo que lleva a un aumento del esfuerzo.
Falta de asertividad Tener un comportamiento muy agresivo o ser muy sumiso y ceder en todo son dos comportamientos que podemos tener con los demás. Siendo agresivos exigimos que los demás hagan lo que queremos y, a corto plazo, tendemos a alcanzar nuestro objetivo; siendo pasivos nos liberamos del sentimiento de culpa que podríamos tener al defender nuestros derechos.
Comportamientos de seguridad
Mirar sordamente el celular del compañero, asegurarnos mil veces de que apagamos el gas o hacer innumerables exámenes médicos son comportamientos que también nos liberan de la ansiedad de que algo amenazador puede suceder, aunque no sean muy realistas.Hay otros comportamientos de seguridad como llevar una botella de agua con usted si ocurre un ataque de pánico, tener un aparato de presión siempre cerca o dar conferencias con un amuleto de la suerte.