Si hay un gesto que nos hace presentes es el abrazo. Si hay un gesto que nos puede reconfortar es alguien rodearnos con sus brazos y apretar con la fuerza que necesitamos. Porque los abrazos abren los poros de la piel y nos permiten mostrarnos vulnerables en un espacio protegido. Un ecosistema donde el peligro o el riesgo tiene la entrada prohibida y donde, por lo tanto, podemos librarnos de nuestras armaduras. Tan pesadas ...
Los abrazos permiten que los corazones se sincronicen, que la presión arterial disminuya y que la respiración se vuelva más lenta. Hay quien, incluso, consiga ver el mar cuando cierra los ojos, como si ese pequeño refugio fuese una concha que hace eco de su propia naturaleza.
La investigación del sistema nervioso, a través de técnicas de neuroimagen como la resonancia magnética funcional, permitió descubrir, por ejemplo, que los abrazos de personas que poco conocemos accionan el sistema límbico. Un sistema que está relacionado directamente con las emociones. De forma que este tipo de abrazo, además de reducir los niveles de estrés, estimula la creación de lazos de confianza con la persona que abrazamos y que casi no conocemos. "Si usted encuentra a una persona así, alguien que usted puede abrazar y con el que usted puede cerrar los ojos para todo el resto, usted puede considerarse muy afortunado. Aunque sólo dure un minuto, o un día. "
-Patrick Rothfuss-
¿Sabemos abrazar?
Las estadísticas dicen que cada vez hablamos más, pero nos tocamos cada vez menos.
Que tenemos más medios de comunicación pero menos oportunidades de trascender la palabra, sea escrita o hablada. Esto hace que seamos brutos, que incluso tengamos vergüenza o necesitamos tener un motivo para justificar el contacto. Recuerde que toda habilidad que no se practica, sobre todo si es social, pierde naturalidad.
Con los abrazos no es diferente. ¿Qué fuerza aplicar? ¿Dónde colocar las manos? No quiero molestar al otro. Es así que nace la ansiedad y el abrazo pierde todo su poder. Porque pensamos, no cerramos los ojos y simplemente lo hacemos. Nos sentimos extraños y extraños en un gesto que es natural. Por otro lado, es posible abrazar el cuerpo, pero también es posible dar un apretón de manos, apretar con suavidad la nuca o, si estamos de lado, pasar el brazo por la espalda del otro. Los niños abrazan a sus padres con sus piernas cuando suben en los hombros. "Usted no piensa en mí como yo en usted. No importa. Pero si usted también siente frío, podría acercarse y envolverme con los brazos. Sólo un poco. Con un nudo en la garganta, me acerqué, me senté a su lado y la abracé. -Qué bueno -dijo ella, más relajada. Es como si hasta ahora siempre hubiese frío. "
-Patrick Rothfuss-
Un abrazo vale mil consejos
Es tamaño el poder del abrazo que vale por mil consejos. Además, los abrazos siempre cargan la certeza del acierto porque rompen murallas y crean confianza.
Ellos permiten un descanso. Con los abrazos, de una forma simbólica, nos liberamos del peso de nuestra responsabilidad por un momento. Entonces, cuando los brazos se abren de nuevo, todo parece más ligero.
Esto es una cosa que con los consejos difícilmente sucede. Muchos no valen, otros ya sabemos que son la solución más indicada. No es necesario que nadie diga. Lo que nos falta es fuerza para poder poner en práctica esas medidas. Deseamos un lugar donde descansar antes de partir hacia la cumbre, al mismo tiempo que tenemos la sensación de que alguien nos cuidará y buscará los medios para ayudarnos si nos perdemos o se demora demasiado para volver. Hay abrazos que transmiten fuerza, otros que transmiten paz. Lo que siempre transmiten es cariño. Un cariño que, a su vez, hace más fuerte y sensible la piel de nuestro interior. Esa misma que todos nosotros ya arañamos alguna vez en un ataque de rabia. Esa que no descontamos en los demás o en algún objeto, sino en nosotros mismos, causando heridas profundas.
Tal vez llegue el día en que la tecnología posibilite abrazarnos con personas que están del otro lado del mundo. Sin embargo, actualmente no es posible.
Por eso las relaciones con las personas de nuestro entorno son tan importantes. Estos tienen un gran poder que los que están lejos no tienen, y es el poder de abrazarnos. "Un día, mientras escribía una carta, Otoko abrió el diccionario para consultar el ideograma" pensar ". Al mirar los otros significados (ansiar, ser incapaz de olvidar, estar triste) sintió que su corazón se encogía. Tuvo miedo de tocar el diccionario ... Allí estaba Oki. Numerosas palabras lo recordaban. Vincular todo lo que veía y oía con su amor equivalía a estar viva. La conciencia de su propio cuerpo era inseparable del recuerdo de aquel abrazo. "
-Yasunari Kawabata-