No soy una princesa

No soy una princesa porque no uso zapatos de cristal, uso unos zapatos sucios de lodo por haber entrado en un charco sólo para disfrutar de mi libertad. La libertad que me da el derecho de hacer lo que quiero por placer, y no por pensar en lo que otros dirán.

No soy una princesa porque en materia de pelos en el invierno, soy más Chewbacca que Lea y vivo eso sin complejos. Los pelos, independientemente de lo que dicen, calientan, y si son negros hasta combinan con todo!

No soy una princesa porque me acuerdo con el pelo despeinado,con baba clavada en la cara, con el pijama manchado con mi menstruación y entendiendo que todo eso es normal. Además, dibujo "Picassos" en mi almohada porque no recuerdo sacar el maquillaje antes de acostarme en la cama.

Yo no soy una princesa porque no tengo ningún castillo, sacando el de la ropa sucia que se amontona en mi silla y que algún día podré conquistar. Soy una mujer, no modelo, ni de comportamiento ni de cómo cuidar de una casa, una familia o del cabello, porque ser mujer no nos da poderes para hacer todos los deberes de casa.

No soy una princesa, soy más valiosa

No soy una princesa ni un arma de seducción en masa, porque no soy un simple objeto sexual que está siempre disponible para dar placer a los demás.Mi vida no gira en torno al amor ni es sólo familia, tengo un trabajo y una vida más plena de lo que el mundo puede mostrar.No soy una princesa porque

vivo mi vida sexual con libertad sin esperar que llegue un príncipe para conquistarme. Esta libertad sexual no hace que sea fácil o una cualquiera, pero hace que viva mi sexualidad sin complejos ni sentimientos de culpa.Yo no soy una princesa, ni una manipuladora obsesionada por obtener algo a través de mi físico, para que los hombres no puedan negarme nada. Ellos no son tan simples como pensar en el sexo, así como yo no soy boba suficiente para pedir respeto y tratar de hacer que se curvan a mí debido a mi aspecto físico.

Yo no soy una princesa y las mujeres que me rodean tampoco lo son. Ellas son ingeniosas, camareras, jugadoras de fútbol o reporteros, son altas, bajas, rubias o morenas, son delgadas o obesas, pero desde luego no son princesas, no tienen sangre azul, sólo la sangre de la menstruación. Aquella roja y dolorosa con cambios de humor y espinas, que cuando atrasa nos asusta, y que cuando se va (llaman la menopausia) nos deja lastimadas.

Yo no soy una princesa porque no pertenezco a la realeza, pero soy una mujer real, y como todas las mujeres reales que me rodean, no necesito un príncipe encantado que cuida de mí, porque sabemos que los príncipes no existen, pues también son personas normales como nosotros.No eres un príncipe encantado

No soy una princesa ni eres un príncipe encantado, no tienes un caballo blanco ni tengo una falda de tul. Y así como sus amigos tienen sus diferencias, nosotros también tenemos las nuestras. Por eso no existe la receta perfecta para la seducción, te gusta una cosa pero a tus amigos les gusta la otra, y entre las mujeres también existe esa diferencia.Yo no soy una princesa, y como sucede contigo, no hay un libro de instrucciones para abrir mi corazón.No existe el arte de la seducción, e insistir con una mujer no es la mejor opción. La insistencia ante un 'no' es acoso, no hay delicadeza ni dulzura que valga ante un 'no', sólo respeto o una orden de alejamiento.

No soy una princesa, ni tú eres un príncipe encantado, ya esta altura espero que entienda que no soy una princesa, sino que soy igual a ti.

Las princesas son para los cuentos de hada, tú y yo para la vida.