En un mundo desolado tal cual estamos viviendo, a veces me pregunto tímidamente: ¿Por qué esta tristeza incontenida en las expresiones que habitan mis ojos?
¿Por qué siento esa chispa ardiente, que como un cisco en mis vistas me desorientaba los sentidos?
Aquí, con mis botones, hago a mí esa pregunta cotidiana y en esa incansable búsqueda, desbravo algunas respuestas pretenosas ... Con lágrimas seguras en los ojos, permito alcanzar algunas nobles y rectilíneas conclusiones.
Pienso aquí, que esta tristeza llega sorpresivamente , exhalando al derredor todo lo que he vivido, pero que sobre todo habla sobre algo que no he vivido todavía.Son sobremanera, por los pasos lentos que están sometidos algunos tipos de animales, que tanto sufren en las manos inescrupulosas de un número significativo de individuos.
Es también la violencia que asombra las márgenes de ese lago ensangrentado llamado sociedad.
Es por los avances lentos que inutilizan personas en plena juventud en el embrión de matices cálidos en rostros suaves de personas que aguardan en las filas de hospitales su sentencia de vida o la sentencia de su pulsar, aproximándose a su muerte precoz ... El resto que no siempre transparencia es alegría, es vital contemplación de la naturaleza efímera que escurre por mis dedos sutilmente, cada vez que intento petrificar los segundos siempre intemporales que me llegan sin mayores alardes.
Es la vida que existe en mí que insiste en desbordar mi alma ...
Son todos los sueños que todavía tendré ...
Es por todo aquello que notoriamente teo en insistir en no ver, sólo para hacerme más feliz por numerosos segundos que brotarán hecho mariposas adornando mi centelleante cielo.En todo, por todo sufro, por todo enlgo, en una incansable marcha
que insiste en colocarme siempre hacia adelante. Y así proseguí firme y tierna en la esperanza de poder ver, en el niño que reside al lado, una extensión eterna de todo aquello que fielmente refleje a partir de lo que mantengo secretamente amalgamado dentro de mi segregado, virtuoso e indulgente corazón.
Permítame acrecentar Seguire tranquilamente manteniendo tiernas esperanzas de sobrevivir en un mundo tan amargo, pero que expresa sublimemente toda gloria comportada dentro de mí. Vivir es enaltecer los cielos que habitan dentro de cada uno de nosotros.
El niño que habita en mí sonríe feliz para el niño que habita dentro de lo más íntimo de usted ...