Hay personas que tienen la costumbre de valorar la vida, las conquistas y las decisiones de los demás. Esto sucede a pesar de que nadie le pidió opinión, y sus comentarios suelen albergar intenciones no muy buenas.
Incluso sabiendo que esto sucede y puede diferenciar las críticas mal intencionadas de los buenos comentarios, no es muy fácil evitar que de alguna forma nos afecten. Cuando la crítica y el desprecio son continuos, eso "duele" nuestra autoestima.
Normalmente las personas que se meten en la vida ajena son las que tienen mayores conflictos emocionales en sus propias vidas, pues suelen cabalgar entre la baja autoestima, el rechazo y sus dificultades.Compartir
En este sentido, hay momentos en que podemos ayudarles a ser conscientes de que están cometiendo muchos errores al meterse en la vida de los demás, pero otras veces hay que apartarse para poder proteger nuestra propia salud emocional.
Lo que otras personas piensan de usted es la realidad de ellos, y no su
Probablemente, en algún momento, las opiniones y los juicios de los demás han hecho que usted cuestione su realidad. Tal vez usted pensó que vivía con los ojos cerrados y que en realidad no era nada consciente de la imagen que proyectaba dentro y fuera de sí mismo.
Sin embargo, no todo es malo, pues podemos utilizar este tipo de dudas para reafirmar. Recuerde que los demás pueden conocer su nombre, pero no su historia, no vivieron en su piel, ni calzaron sus zapatos.
Considere que si usted mismo tiene la sensación de desconocer a veces, los otros no pueden haber llegado a un lugar donde usted ha estado. Por lo tanto, sea consciente de que sus palabras sólo obedecen a una realidad ilusoria que su mente creó. No esperes que los demás comprendan su viaje, especialmente si nunca han tenido que recorrer su camino.
CompartirPase los juicios ajenos por sus propios filtros
"El joven discípulo de un sabio filósofo llega a casa y le dice:
- Maestro, un amigo estuvo hablando del señor con malevolencia ...
- ¡Espera! Interrumpe el filosofo. - ¿Has pasado por los tres filtros lo que me va a contar?
- Los tres filtros? Preguntó a su discípulo.
Sí, el primero es el de la verdad. Usted está seguro de lo que tiene que decirme es absolutamente cierto?
- No, sólo he escuchado a algunos vecinos comentar.
- Seguro que debe haber usado el segundo filtro, que es el de la bondad. ¿Qué quieres decirme, es bueno para alguien?
- No, en realidad no. Al contrario ...
- ¡Ah, tira! El último filtro es el de la necesidad. ¿Es necesario que yo sepa eso que tanto le inquieta?
- A la verdad, no.
- Entonces - dijo el sabio sonriendo - si no es verdad, ni bueno, ni necesario, es mejor sepultarlo en el olvido. '
Somos nosotros quienes damos validez a las palabras y actitudes de los demás. Por eso, es importante que filtremos la información que realmente es constructiva y que la separemos de la que es destructiva. Así, pasando los filtros de la verdad, de la bondad y de la necesidad, quedaremos con aquello que merezca verdaderamente la alegría y no la pena. Sólo cuando dejamos de vivir conforme a lo que otros esperan o piensan de nosotros, conseguimos sentirnos bien.
Rodee de gente buena
Rodee de aquellas personas que suman y evite aquellas que se sustraen. No permita que lo anule con críticas, comentarios o opiniones que no tienen el fin de ayudarle. Deshágase de aquellas palabras que tienen la intención de anular sus capacidades o de truncar sus sueños y aspiraciones.
Acérquese a aquellas personas de mirada sincera, pues son las que comprender y respetar a quien usted es y lo que usted siente. Las personas en las que usted puede apoyarse son aquellas que le ofrecen una paz sin ruido, sin distorsiones y sin segundas intenciones.
En resumen, procure desconsiderar la ironía malévola
y trabaje para construir un lugar en su mundo que esté lejos del chantaje emocional, de la destrucción y de la toxicidad que caracterizan a ciertas personas y ambientes.
No olvides que las personas más infelices en este mundo son aquellas que se preocupan demasiado de lo que otros piensan. Compartir