Jill Churchill cree que no hay forma de ser una madre perfecta, pero hay un millón de maneras de ser una buena madre. Con esta delicada ternura, esta famosa escritora habla de las bellezas de la maternidad. Pero, ¿qué pasa cuando la madre realmente no tiene interés en ser madre? Puede aparecer el síndrome de la progenitora tóxica.
El tema de la maternidad hoy en día puede causar mucha incomodidad. Para muchas mujeres es la cosa más maravillosa que puede suceder en la vida. Para otras, es algo hermoso que genera fascinación. También hay aquellas que no quisieron quedarse embarazadas y dar a sus hijos para adopción o los abandonan. Y también existe un grupo de mujeres que se vieron abocadas por la maternidad por diversas circunstancias, pero que en la verdad, en lo más profundo de su ser, nunca quisieron procrear.
"La mano que balancea la cuna rige el mundo."
-Peter de Vries-
El síndrome de la progenitora tóxica
La psicóloga Olga Carmona considera que no es fácil conseguir entender que hay mujeres que no tienen el menor interés en tener hijos. Muchos de nosotros vivimos en sociedades donde no ser padres no es considerado una opción válida. Sin embargo, esta presión traerá consigo más mal que bien.
Justamente de esa presión citada surge la figura de la progenitora tóxica. En este grupo de mujeres están las que llegaron a la maternidad por motivos ajenos a su propia voluntad real e íntima. Una progenitora tóxica es aquella mujer que acaba de convertirse en madre por convenciones sociales o porque sigue un guión que parece estar proyectado de antemano. Un destino prefabricado por el entorno, que crea una inercia propicia para que se cumpla.
Consecuencias del síndrome de la progenitora tóxica
Como usted puede imaginar, las consecuencias de sufrir el síndrome de la progenitora tóxica no son nada agradables. No sólo eso, pero
además de afectar a la propia mujer, también perjudican a los hijos y luego el entorno más cercano. Entonces, es difícil que una madre tóxica no ame de forma incondicional a su hija o hijo. Para ella, haber sido madre está muy lejos de ser la cosa más bella que le sucedió. Sus descendientes pueden ser incluso rivales, obstáculos o incómodos. Hasta podrían proyectar en ellos sus deseos más íntimos, incluso en contra de las necesidades del niño.
Esta situación da lugar a una mujer que demuestra comportamientos narcisistas en muchas ocasiones. Cuando no asume el papel de madre, puede observar el mundo con un tono infantil, filtrando todo a través de su deseo y necesidades. Pero en el peor de los casos, la progenitora tóxica puede convertirse en una mujer muy amargada.
No tiene más remedio que ser testigo de cómo su mundo se aparta de sus verdaderas expectativas y deseos, lo que la hace profundamente infeliz. Los hijos de la progenitora tóxica sufren las consecuencias Es lógico pensar que, siguiendo a la propia madre,
los hijos serán los principales afectados por la creación tóxica.
Por eso, muchas veces acaban siendo el chivo expiatorio de su progenitora. El niño acaba por cargar la culpa de la infelicidad de la mujer que le dio a luz. Por eso pueden sufrir de infelicidad, manipulación, incomprensión, crítica, humillación e incluso un trato cruel. No hay nada más doloroso para un niño que no se siente querido y comprendido por sus padres. Pero este tipo de madre tóxica no siente gran empatía por su hijo, ya que su mundo es puramente egocéntrico. Además, es común que la progenitora tóxica destaque las fallas y los aspectos negativos de la personalidad del niño, especialmente los que más le incomodan ... El niño nunca estará a la altura y será criticada sin compasión. Incluso sus conquistas podrán verse con envidia.
El síndrome de la progenitora tóxica impregna todo Es lógico pensar que una madre tóxica acabará por impregnar con su infelicidad todo lo que existe a su alrededor. Entonces,
no es de extrañar que busquen anular a sus hijos
: siendo superprotetoras hasta el agotamiento o colocándose en el extremo opuesto y no dándole ningún tipo de apoyo. No es raro que una madre tóxica priorice una fachada de respeto a los intereses de su hijo. Por eso su exigencia para con sus hijos podría alcanzar niveles irracionales. Los niños necesitan ser moldes fieles de lo que son o sueñan con ser.También pueden usar la victimización y la enfermedad para usar la culpa del hijo y manipularlo de la forma que quieran. Incluso pueden invertir papeles y mostrar a sus hijos que son ellos quienes necesitan cuidar del bienestar de la madre, y no al revés.
"El porvenir de un hijo es siempre obra de su madre."
-Napleón Bonaparte- Desempeñando un papel no escogido, y aún más un papel que tiene una carga tan grande como el de ser madre, no es una tarea fácil. Recuerde que en el mundo existe un puñado de madres que no se han convertido en madres por voluntad propia o que se han decepcionado con la experiencia de la maternidad. Sin embargo, no todas llenaron de amargura sus vidas o las de sus hijos. De hecho, muchas de ellas supieron extraer lo mejor de la situación. Por eso las circunstancias, aunque influencien, no son definitivas; por eso siempre hay esperanza, y una intervención profesional puede ayudar tanto a ellas como a sus hijos.