Sonríe por lo que un día te hizo llorar es un placer que no tiene precio

Su vida quedó marcada por muchos momentos, como aquellos en que usted sintió amargura o aquellos que le trajeron decepciones que usted no esperaba. Los momentos relacionados con las circunstancias, pero también con las personas, que fueron capaces de cambiar de relación en menos tiempo que el puntero de los segundos tarda en repetirse. Lo hicieron sin medir formas ni consecuencias, mientras buscamos tener todo el cuidado del mundo.

Personas que incluso aprovecharon sus momentos de reflexión para clavar pequeñas puñaladas por la espalda. Después fue usted quien tuvo que sufrir todos los daños, incluso tratando de minimizarlos, y la otra persona aprovechó este espacio de reflexión para acabar con todo. Fue usted quien tuvo que llevar la "rabia" de sentirse el idiota, de comprobar cómo al querer proteger a los dos, fue el único que salió herido.

Usted percibe que mientras deliberaba para causar el menor de los daños posibles, alguien "armó para usted". Sin el menor grado de decencia. Esto provoca ira y rencor e incluso puede hacerte sentir un estúpido.Compartir

Usted tiene todo el derecho de sentir esto. Puede perfectamente vivir con eso, pero no sabe cuándo pasará completamente. De repente, en un día precedido de tantos otros y sin darse cuenta, llega la hora esperada en que usted piensa: "Todavía que me libre, gracias a Dios".

Deténgase porque este es un momento "especial": adiós a la ira, que entre la indiferencia y que sea bienvenido el humor. Esta sonrisa de alivio al darse cuenta de lo que usted se libró es altamente valorado en la bolsa de su salud psicológica. Para saborearlo, antes usted tuvo que actuar de forma limpia, ser herido, y entonces tal vez guardar rencor durante un cierto tiempo.

Usted pasó por lo que era necesario, ese era el décimo de la lotería que usted jugó como cualquier persona que se atreve a jugar y también a perder. En esa sonrisa solitaria o acompañado está el mayor premio.

Nuestras decepciones en la vida, nuestros "detox" futuros

Administrar una decepción o una traición no es fácil. También no es fácil estar atrapado en una rotonda que siempre le lleva a las mismas discusiones. Prolongar un malestar por hábito, por piedad, es entrar en un ciclo de estrés sin fin. No hay nadie tóxico "per se"; eso es falso. Hay relaciones que son o que se transforman en eso. Identificarlos y acabar con ellos no es tarea fácil, sobre todo si usted pretende hacerlo como una persona madura. Nunca se siente frágil por haber intentado hacer las cosas bien y haber sido traicionado. En el futuro, usted sabrá cómo tomar un "jugo detox" sin haber intoxicado antes. Sabrá detectar las señales que no le interesan antes de que lleguen a perjudicarlo de verdad. Aprenderá a ir cerrando puertas sin hacer ruido y sin que nadie quede estampado en ellas. Además, aprenderá a reconocer que el resto del mundo tiene el mismo derecho de hacer lo mismo con usted.

CompartirQuerer hacer las cosas bien en la vida dice mucho de nosotros mismos.

Acabar con bodas de 40 años, amistades de infancia, o dejar su primera oportunidad profesional, que hace tiempo dejó de ser oportunidad para convertirse en castigo, son montañas difíciles de subir. Sin embargo, hay personas que no se dan ni el trabajo de hacerlo con cuidado y se colocan en la frente, traicionando de una forma vil, grosera y cobarde.

Nunca se siente ridículo por haber deseado hacer las cosas bien, por no jugar sucio. Usted sentirá ira, pero deje que fluya. Todas las decepciones se convertirán en un "detox" futuro. Al siguiente signo de desgaste, sin más rodeos. Llega de relaciones inocuas prolongadas. Usted no querrá hacer todo lo correcto para hacerlo de la mejor manera posible: indiferencia absoluta.

Después de la ira, la indiferencia. Por fin, la sonrisa

Lo que pase con la evolución de los demás no es problema suyo, pues hasta las personas más despiadadas pueden venir a tener suerte en la vida. Piense en donde usted está en relación a lo que usted quiere ser, y reconozca el valor de mantenerse en ese camino ante la tentación en que otros cayeron. Este, y no otro, es el mejor punto de referencia para que, a pesar de las decepciones, usted no abandone su sensibilidad en las despedidas que son necesarias.

No vamos a negar que

es un proceso duro desvincularse sucesivamente de ciertas personas y hábitos a lo largo de la vida. Usted puede encontrar que pierde su identidad y cada golpe parecerá un pozo sin fondo. No sabemos si en realidad estamos cambiando al bien o al mal hasta que un día cualquiera empezamos a recordar lo que nos mató emocionalmente de una manera diferente. De repente, en un momento, nos reconocemos como sobrevivientes. Compartir

No nos sentimos extraños con respecto a nosotros mismos. Miramos a nuestras manos, sentimos el peso de nuestras piernas y ganamos conciencia de nuestra presencia. Incluso sin pedir ayuda y sin que nadie nos ayude, continuamos de pie.Entendemos que en la ligereza del ser está toda nuestra potencialidad de estar presentes de verdad.

No necesitamos la visa de nadie. Dale en la misma ser perdedores a los ojos de los demás. Ya ganamos la batalla que sólo podría vencer de forma interna. Comenzamos a reír, solos o acompañados. Por encima de la rabia, sentimos ese orgullo de haber actuado de cara y en sintonía con la persona que somos. La sonrisa verdadera sólo se dibuja cuando te hace sentir en paz consigo mismo, aunque las circunstancias son difíciles y de existir el peligro de ser traicionado, como finalmente acabó sucediendo. Ahora, su sonrisa es ese eco porque, aunque un día alguien le decepcionó, usted no hizo lo mismo consigo.

Usted ya sabe cómo funciona el proceso y eso tiene mucho valor. Quien se ríe por último ríe mejor porque no se ríe de nadie. Contemple de lejos como los que causan mal se profundizan más, casi sin oxígeno, en la oscuridad que ellos mismos invocaron.