La mejor venganza es el olvido. La mejor venganza es no vengarse, sonreír al odio, sofocar la rabia y mostrar al otro que podemos ser felices. Porque no hay estrategia mejor que actuar con calma y sabiduría, seguir adelante con una mirada firme y un corazón tranquilo, sabiendo que hay pesos que no quieres llevar por mucho tiempo.
Confucio decía con gran sabiduría que, antes de comenzar la jornada de la venganza, debemos cavar dos sepulturas: la nuestra y la de nuestro adversario . La filosofía siempre nos ha proporcionado puntos de referencia para reflexionar sobre el acto de venganza y las consecuencias morales ligadas a esta práctica tan popular y al mismo tiempo tan atractiva. "Vengarse es humano, pero perdonar es divino".- Walter Scott -
Dijimos que la venganza es atractiva por un hecho muy específico. Estamos ante un tipo de comportamiento humano que siempre ha llamado nuestra atención, no podemos negarlo. En realidad, algo que los escritores y productores de cine saben muy bien es que la venganza nos fascina mucho. Algunas personas dicen hasta que funciona casi como un remedio: prescrito en pequeñas dosis alivia, pero el consumo en grandes cantidades puede matarnos.
Tenemos el excelente ejemplo literario de Edmond Dantés o el Conde de Monte Cristo. Este personaje inolvidable de Alejandro Dumas nos enseñó que
la mejor venganza es servida fría, sin prisa y perfectamente calculada
. Agatha Christie, por su parte, nos hizo participar en una trama compleja e igualmente violenta en "El caso de los diez negritos" para enseñarnos que los malos actos deben ser debidamente vengados. La venganza nos atrae y, muchas veces, hasta la justificamos. Sin embargo, ¿cuáles son los procesos psicológicos que existen detrás de ella?La venganza: un deseo muy humano La mayoría de nosotros, en algún momento de nuestras vidas, se sintió tan perjudicado, herido y ofendido, que la sombra de esa figura amarga y gris, pero casi siempre tentadora, pasó por nuestra mente: venganza. Nuestras brújulas morales se desvían algunos grados de su norte y se imaginan formas, caminos y situaciones para devolver el dolor que nos duele a la persona que nos ofendió.
Así, algo que debe quedar claro desde el principio y fue dicho por el psicólogo Gordon E. Finley, un gran experto en comportamiento criminal, es que
la venganza tiene poco que ver con la moralidad.
La venganza es un impulso, es la catarsis de la rabia y el odio. Citando como ejemplo las conclusiones del trabajo realizado por el Profesor Ernst Fehr de la Universidad de Zurich, podemos decir que más del 40% de las decisiones tomadas en el mundo de los negocios tienen como único objetivo "vengarse" de un competidor. Lo mismo ocurre con los actos criminales. Más de la mitad de ellos es cometido por el rencor acumulado en relación a alguien y por el deseo expreso de vengarse. Todo esto nos obliga a asumir que la mejor venganza no existe, porque además de los resultados obtenidos con ella, ocurre algo más perturbador, algo más revelador: nos convertimos en agresores y nos igualamos moralmente a la persona que causó el sufrimiento original.
La mejor venganza es no vengarse Podríamos justificar que la mejor venganza es la no venganza, porque eso es lo que el derecho moral y común dice, porque eso es lo que los preceptos religiosos, espirituales e incluso filosóficos que seguimos con frecuencia en enseñar. Sin embargo, analizaremos esta situación a través de una perspectiva puramente psicológica. ¿Alguna vez se ha preguntado qué está detrás de las personas que se vengan constantemente?
Características de las personas vengativas Detras de una persona que reacciona ante cualquier ofensa grande o pequeña de forma vengativa,
hay una mala gestión emocional y una incapacidad de autoconocimiento
(cuando alguien me ofende, yo suelto mi rabia y mi odio). Son personas que creen poseer una verdad absoluta y universal. Ellas son la ley y la justicia, son el ejemplo claro de lo que toda persona debería ser.
Ellos también
presentan un pensamiento dicotómico
- , o usted está conmigo o no está, las cosas están correctas o están equivocadas. Por lo general, tienen una empatía muy baja. No perdonan ni olvidan, viven presas a su pasado y al resentimiento.
- Como vimos, analizando a través de un enfoque psicológico y emocional, la venganza o el deseo de venganza no ofrece ningún beneficio. Este impulso, esa necesidad o la forma en que deseamos definirla, erosiona nuestra integridad y anula no sólo nuestra capacidad de juicio, sino que limita completamente la oportunidad de mejorar como personas para construir una realidad más tranquila y feliz.
- Podemos sentirnos atraídos por todo tipo de justicieros de las comedias o de las novelas al estilo de Edmond Dantés. Sin embargo, detrás de ellos, no hay nada más que sufrimiento y soledad. Por lo tanto, la mejor venganza siempre será no vengarse. O aún más, la mejor venganza es vivir bien y permitir que los demás nos vean felices.