Nadie necesita saber cuán felices son los que debemos ser agradecidos por ofrecernos un amor verdadero, que siempre nos sanará y nos provocará sonrisas espontáneas, aquellos que siempre estarán de la mano con nosotros, haga lluvia o haga sol.En tiempos de felicidad estampada en las vitrinas y de selfies esparcidas por las redes sociales, la impresión que tenemos es de una sociedad feliz y alegre, positiva, apasionada y apasionante.
Somos todos bien resueltos, bien amados . Las amistades son verdaderas, los hijos son perfectos, la comida es maravillosa, veinticuatro horas al día - al menos en los perfiles virtuales.Lógicamente, las redes sociales no deben servir a lamentaciones y quejas, ni a indirectas desagradables, pues allí estamos para divertirnos e higienizar nuestra mente, huyendo un poco a la estafa de nuestro cotidiano apresurado y atribulado. Muchos confunden la red virtual con un diario íntimo
, colocando aquello que debería ser resuelto junto a un terapeuta, aquello que no interesa a nadie. Por otro lado,hay quien exagere en la felicidad estampada en las fotos y en los posts
, exponiéndose en demasía, como si la propia vida fuese una película del interés de todos. Aunque cada uno usa sus perfiles de la forma en que entiende, hay que tener cuidado para que no exagerar en el compartir de todo lo que sucede, de todo paso dado, incluso resguardándose de gente que huye los perfiles en busca de casas sin nadie para asaltar o de blancos de secuestros. Como todo en la vida, hay que tener cautela y equilibrio en la forma en que lidiamos con el mundo a nuestro alrededor, en la forma en que nos relacionamos con las personas que conviven con nosotros. No conocemos a nadie tan a fondo que podamos abrirnos totalmente, incluso exponiéndonos en nuestras debilidades, ya que muchos no perderán la oportunidad de usarlo contra nosotros cuando les sea interesante.De la misma manera, gritar a los cuatro vientos una vida rosada, maravillosa y perfecta, como si todo diera bien en su vida, probablemente atraerá la envidia ajena. Aunque el mal no nos alcanza cuando tenemos el bien en nuestros corazones, hay personas que usan medios que jamás imaginamos para perjudicarnos, por lo tanto, cuanto menos saben de nuestras vidas, mejor será.
La mejor manera de ser feliz Al final de cuentas,la mejor forma de ser feliz es compartir lo que sentimos con las personas que nos ama con sinceridad
, con aquellos que siempre estarán de la mano con nosotros, haga lluvia o haga sol . Porque la felicidad no se alimenta de platea, sino de amor que va y vuelve cada vez más fuerte, cada vez más amor.