Carta a nuestros padres

Ser padre y madre no debe ser tarea fácil. Son tantos dilemas, tanto para hacer y para aprender.

Esto sólo porque veo los sacrificios de los padres, incluso los míos. En el lado de la mujer: gran parte tiene el sueño de ser madre, pero nunca imaginamos de hecho qué cambios y dificultades, desde la aceptación del cambio del cuerpo, las noches sin dormir, y el amor incondicional que ya surge en el descubrimiento en el descubrimiento generar un pedacito suyo. El padre no pasa muy lejos de eso, es una euforia en saber que tendrá que ser responsable por otra persona, en querer siempre ser y dar lo mejor. El hombre trae mucha esa cuestión de querer representar la figura del héroe para sus hijos.

Madres que terminan "alejándose" del mercado de trabajo para acompañar más de cerca el desarrollo del bebé, o muchas que todavía asumen todos los papeles: ama de casa, madre, amiga, compañera y profesional.

No es para cualquiera, es necesaria mucha fuerza, pero ellas siempre dan un estilo, sin olvidar aún de dar todo el amor. El padre que duerme poco, que aprende a cambiar un pañal, que batalla mucho para tener éxito en sus tareas. Tenemos que valorar la dedicación de nuestros padres

¿Será que en el día a día, los hijos somos capaces de valorar tanta lucha, tanto amor?

¿Reconocemos el "trabajo" que damos a ellos? "Yo sé que cada vez que llamo a mi padre o hablo" madre necesito hablarle una cosa ", la cabeza de ellos debe imaginar tantas cosas, el corazón llega a entrar en descompaso porque ellos saben que la hija es puro agito y llena de las novedades, de los sueños más inimaginables.

Incluso ante tanta emoción fuerte, ellos nunca, jamás pensaron dar la espalda.

Los padres tienen esa manía, ¿no es así? De no desistir de los hijos. No es que concuerdan con todo, pero cuando hay una opinión diferente, siempre están dispuestos a ver de otra manera, y tal vez tratar de mostrar el mejor camino. En la gran mayoría de las veces ellos están seguros, saben cuando esa amistad no es confiable,

mismo lejos saben cuando los hijos estamos sufriendo, y sufren juntos, comparten nuestra felicidad, que para ellos es el doble, pues es mezclada con el, orgullo que sienten.

Padre y madre es una cosa loca, desbordan amor, sabiduría, no son perfectos, ni nosotros como hijos somos, pero ellos encajan exactamente en lo que necesitamos, incluso en los conflictos. Es así como maduramos, construimos nuestra personalidad. Yo no lo sé, pero debo todo lo que tengo y soy a mis padres

, ya pesar de los dolores de cabeza que he causado, sé que la satisfacción de la persona que me he vuelto es mucho mayor.

Abra a sus padres y diga, o mejor, muestre, cuán importantes y esenciales en su vida. Creo que ellos deberían ser eternos, pero como no lo son, aproveche mientras están aquí.