una vez que adquirimos la enseñanza de un error, procuramos no repetirlo. En este sentido, parece bastante simple observar el error si nosotros mismos lo cometemos. Pero,
y si los errores vienen de otra persona? La vida es limitada y no tenemos mucho tiempo para errar muchas veces. De esta forma, ¿por qué no mirar los errores que los demás cometen para entonces evitarlos? Ya no es sólo una cuestión de tiempo, es que haciendo esto también evitaremos sufrir las consecuencias negativas del error. Repetimos los errores con los que no hemos aprendido
Desde que nacemos empezamos a percibir que errar es una forma de acertar a mediano y largo plazo.
En los primeros años fallamos constantemente, pero poco a poco vamos cosechando los frutos de esos errores, con un sabor más intenso y duradero. A medida que nos quedamos más viejos las consecuencias se vuelven más complicadas, lo que no significa que el procedimiento sea totalmente invalidado. Estas consecuencias también están ligadas al lado positivo que podemos sacar de las circunstancias. Esto es, los errores con las consecuencias más negativas suelen ser los que tienen el mayor poder transformador.
En este sentido, no olvidemos que el propio proceso de asumir las consecuencias puede ser un gran aprendizaje. "Los errores -dice con énfasis- también me cuentan. No los apago ni de mi memoria ni de mi vida. Y nunca culpo a los demás por ellos. " -Andrzej Sapkowski-
Aprendimos a guardar las malas experiencias juntas en el cajón que tiene la etiqueta de" no repetir ". Sin embargo, estas estrategias erróneas a veces escapan de ese cajón por suerte: el hecho de no haber funcionado en ciertas circunstancias no significa que no funcionen en otras. Tal vez a los 18 años no estemos preparados para montar nuestra propia empresa, pero con 30 tal vez sí. En el camino habremos cosechado experiencia y aprendido con los aciertos y los errores que nuestros jefes cometieron.
Mantenerse atento es un arma de seguridad
Alguien dijo alguna vez que
las personas se agrupan en tres grandes grupos
: uno que asimila sus errores, otro que más allá de sus aprende con los de los otros, y aquel grupo que no no hace ni una cosa ni otra. Es bueno pertenecer al segundo grupo, principalmente porque eso reduce la probabilidad de caer en un pozo para comprobar que allí estamos. Manténgase atento ante lo que sucede a nuestro alrededor es un arma de seguridad para esquivar las heridas evitables. "Porque todos somos lo que nos ha hecho caer en el engaño, y el vínculo del error es a veces más fuerte que cualquier otro."-Belén Gopegui-
Los demás nos enseñan sobre acontecimientos reales sin la necesidad de tener que experimentarlos, personalmente. De una visión externa, somos capaces de llegar a ellos con empatía y humildad, sin juzgar ni criticar. De la misma manera podemos hacerlo con sensatez y con cautela, incluso imaginando las posibles consecuencias que podrían haber nacido de la realización de otras opciones.
Siempre hay cosas nuevas para aprender
Pero, ¿qué otras razones existen para mirar el comportamiento de los demás? Tal vez la más importante de todas sea el hecho de que siempre hay algo nuevo para aprender. En este sentido, la vida es una oportunidad de aprendizaje constante. Una oportunidad que forma parte del presente de la vida. Además, más allá del placer que implica y que sólo algunos han encontrado, es una actitud pragmática e inteligente. Tal vez no elimine todas las espinas del camino, pero con ella localizaremos varios y podremos esquivarlos.
"Deberíamos dedicarnos a desapegar de gran parte de lo que se aprendió y aprender lo que no nos enseñaron."
-Ronald Laing-
Por eso es fundamental pertenecer al grupo de los sabios que aprovechan todo de bueno que la vida nos ha preparado . Vivir como quien no considera ni sus errores, ni los de los demás, no es vivir de una forma inteligente.