Es verdad que sufrimos, nos sentimos muy mal, y eso duele ...
Cada persona, según su propio esquema de valores delante de la vida, de las relaciones y del mundo, decide cómo comportarse y cómo actuar. Así como también decidimos cómo pensar y, obviamente, eso puede influir en nuestros sentimientos.A veces, de forma totalmente inconsciente, entra en un ciclo vicioso, del cual no sabemos salir y donde cada vez más encontramos más sufrimiento e infelicidad.
Cuando las cosas no suceden como una persona espera, puede sufrir por ello. Al sufrir, puede bloquearse, paralizarse y lamentarse de todo va mal.
Y así, se sentirá víctima de todo lo que sucede. Sentirse así la convence de que no puede hacer nada, de que está todo perdido, que nada merece esfuerzo ...
Y es esa actitud que alimenta el sufrimiento y hace a la persona impotente. De esta forma, la situación puede seguir de manera indefinida, girando alrededor de él. Cada vez más de forma más profunda y con más angustia.
Puede ser verdad que las cosas no van bien, pero también es verdad que pueden cambiar.
Si seguimos haciendo lo mismo de siempre es probable que las mismas cosas de siempre continúen sucediendo.
Para dejar de sufrir, tengo que romper el círculo vicioso donde estoy, pues él mantiene el sufrimiento ...
Para dejar de sufrir, tengo que romper con pensamiento y actitudes derrotistas, sin esperanza y negativas, que me están impidiendo de moverme, y para buscar soluciones ...
Para dejar de sufrir, tengo la clave, cambiando todo lo que no funciona, buscando soluciones diferentes y más creativas ...
Para dejar de sufrir, tengo que proponer, tengo que querer y tengo que ejecutar ...
Para dejar de sufrir, tengo que aceptar la realidad que necesito vivir, siendo parte activa de ella, proponiendo soluciones, buscando nuevas salidas ...
Para parar de sufrir, tengo que salir de mi zona de confort, del conocido, el de siempre, el de siempre, pero no me gusta que me digan lo que pienso y lo que pienso es que no hay nada que hacer. un mundo diferente ...
Para dejar de sufrir, tengo que superar la pereza, caminar aunque yo no tenga fuerzas, quedarse de pie, salir a la calle, esforzarme y sacar fuerzas de donde parece que no hay más ...
Todas las las personas que han dejado de sufrir saben a lo que me estoy refiriendo. Todas ellas, un día, decidieron seguir un nuevo rumbo y descubrieron que, cuando dejaron de sufrir, comenzaron a vivir.
No deje de sufrir.